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Con lentitud fui abriendo mis ojos haciendo que las imágenes fueran algo borrosas.

No podía percibir con facilidad en donde me encontraba.

Parpadeé varias veces hasta que me acostumbré a la luz y logré enfocar mi vista.

Percibí un techo blanco el cual reconocí al instante, era mi habitación.

Me elevé para sentarme y mirar a mi alrededor.

¿Qué ha pasado?

¿Cuánto tiempo llevo durmiendo? 

Miré mi móvil descansando sobre la mesilla de noche junto con dos botes de medicamentos.

Miré la hora, eran las once de la noche.

Entonces el pomo de la puerta fue tomado por alguien abriéndola, mi padre se adentra en el cuarto.

— Al fin despiertas. — mira su reloj de pulsera.

— ¿Qué ha pasado? — pregunté confundida tocando mi frente, mi cabeza daba algo de vueltas.

— Te has desmayado, hemos tenido que posponer la sesión para la semana que viene, todo por tu espectáculo. — su semblante era serio en todo momento, como siempre.

¿Qué? ¿no había sido un sueño?

— Habla, no me mientas más en la cara.

Estaba molesta, solo tenerlo delante me ponía enferma.

— No me ocultes las cosas, no soy idiota. ¿Para qué querías esa sesión? ¿qué compromiso? ¿qué boda?

Hablaba a medida que iba recuperando la memoria.

Soltó un suspiro para luego sentarse en mi cama.

— He negociado con el padre de JungKook.

Cierto, el padre de JungKook a parte de ser el director es empresario al igual que mi padre.

— ¿Y? — hablé indiferente.

— Cariño. — dijo cínico. — Eres una mujer, es imposible que seas la heredera de mi empresa.

Mundo machista, un maldito techo de cristal me evitaba ascender.

— Lo sé. Seré la secretaria del CEO pero, aún queda mucho tiempo para que te jubiles.

— Sí, pero hay que ir tomando las decisiones ahora... — se puso en pie. — Alguien debe llevar adelante mi empresa y ese sería tu futuro marido.

Ya veo por donde va todo esto y no me gusta.

— ¿JungKook es mi prometido? — estaba vez me levanté de la cama.

Por favor, dime que no.

— Bien, veo que entiendes. — sonríe. — El año siguiente terminas la universidad, por lo que estaría bien que estuvieras ya casada antes de ello.

Claro que no, soy demasiado joven.

Este se cree que puede hacer lo que quiera conmigo, llevo años bajo sus órdenes y ¿ahora me hace esto?

Aunque tarde o temprano sabía que esto pasaría.

— Tienes razón, aún no me jubilaré pero... — toma aire. — Para ello ya estarías casada y no... habría tanto lío que digamos.

— Eres un imbécil. — solté.

No tardó en acercarse y soltarme una bofetada, golpe que resonó.

— Ni se te ocurra alzarme el tono de voz, yo no soy ninguno de tus amigos como para que me hables así. — manifestó molesto.

Se dirige a la puerta.

ᴛʜᴇ ꜰᴀᴋᴇ ʟᴏᴠᴇ 𝐨𝐟 𝐚 𝐛𝐚𝐝 𝐛𝐨𝐲 || ᴊᴋ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora