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"JungKook ha tenido un accidente con la moto"

Aquella frase se había quedado grabada en mi cabeza, repitiéndose continuamente como un disco rayado. Mi corazón bombeaba fuertemente la sangre, como si fuera a salirse de mi pecho.

El aire lo tenía contenido en mis pulmones, mientras que mi cuerpo se había quedado completamente paralizado. Mis globos oculares parecían salirse de sus órbitas, sintiendo un frío recorrer todo mi cuerpo.

Las manos comenzaron a fallarme debido a mi inquieto pulso, por ello me costaba sujetar el móvil.

No, aquello no era real.

— __________, ¿sigues ahí? — preguntó Tae.

— ¿Dónde está? — cuestioné yo con una voz temblorosa.

— Em...

— ¡HE DICHO! ¡¿DÓNDE ESTÁ?! — grité con desesperación.

Escuché un suspiro de su parte, se le escuchaba nervioso y agitado.
— Ahora mismo se lo está llevando una ambulancia
al hospital... el que hay pasando
el puente del río Han. — explicó.

— Bien, voy para allí. — respondí de inmediato.

— ¿Qué? ___________... esper-...

Lo dejé con la palabra en la boca, finalizando la llamada.

Mordiendo mis uñas con cierto nerviosísmo me adentré nuevamente en la sala de actos. Me acerqué a nuestra mesa, sentándome al lado de Soobin.

Miré hacia la mesa en donde se supondría que debería estar sentado el señor Jeon, sin embargo ya no estaba allí. Seguramente también había recibido una llamada y por ello se había marchado.

— Soobin... — susurré para que nadie nos escuchara.

Este metía repetidas veces cucharadas de pastel en su boca, sin prestar atención alguna a las palabras de un futuro inversor para la empresa, quien estaba subido en el escenario.

Este de inmediato me miró.

— ¿Ocurre algo? — dejó el cubierto y me prestó atención. — estás pálida, ¿te encuentras bien? — posó su mirada en mi barriga, pensando que era algo relacionado con el embarazo.

— Necesito salir de aquí... — dije entredientes.

Él me miró sin entender, sin embargo, en vez de preguntarme el motivo del por qué, solo asintió con su cabeza para girarse a ver a los adultos, quienes tenían sus miradas sobre el hombre que estaba hablando.

— Am... padre... n-no... no me encuentro muy bien. — dijo Soobin llevando la mano a su frente y la otra rodeando su abdomen. Entrecerraba sus ojos y forzaba sus cejas fingiendo un malestar.

Todos de inmediato posaron sus miradas en él.

— Oh, cariño. — dijo su madre preocupada acercándose y colocando su mano en la frente del moreno.

— ¿Puedo salir a tomar el aire? — habló con una débil voz.

Sus padres asintieron.

— Si te encuentras peor, si quieres puedes irte, la ceremonia ya ha acabado. — hablaba la señora Choi con cierta dulcura hacia él.

— Hija, acompáñale. — dijo mi padre mirándome fijamente, asentí levemente y me puse en pie. — si os vais, confío en que la dejes en casa.

Soobin asintió, y nos pusimos en pie para caminar hacia la salida después de depedirnos de unas cuantas personas, quienes no paraban de preguntar el por qué nos íbamos.

ᴛʜᴇ ꜰᴀᴋᴇ ʟᴏᴠᴇ 𝐨𝐟 𝐚 𝐛𝐚𝐝 𝐛𝐨𝐲 || ᴊᴋ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora