Terremoto Turquesa ~ (Pimp Flaco y tú)

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Narra Flaco:

- Kinder: despierta Dani! Despierta joder! -me gritaba una y otra vez Teo hasta que me desperté, molesto, le grité y le contesté:
- Flaco: QUÉ QUIERES? -le chillé, me tiró una mirada muy amenazante y entonces, me di cuenta de que estábamos pasando por unas turbulencias- q-qué cojones es esto? -pregunté refiriéndome a las turbulencias, él se alzó de hombros
- Kinder: no lo sé, pero no es normal que hayan ahora a mitad de viaje, la azafata dice que todo está bien y que no nos pongamos nerviosos, que nos quedemos en nuestros sitios con los cinturones y ya, pero no me fío -dije señalando a la azafata que daba vueltas por todo el avión
- Flaco: o-osea que... ¿Vamos a morir? Eso es lo que dices, ¿No? -me empecé a imaginar miles de situaciones en mi cabeza y, es que soy muy hipocondríaco y me monto mis historias muy pronto, me estaban entrando ganas de vomitar y me faltaba el aire, me estaba entrando ansiedad, Teo lo notó y llamó rápidamente a la azafata. Ésta vino lo antes que pudo y me atendió, me llevó al baño me echó agua en la nuca y cara, y por último, me dio una bolsa para poder hacer ejercicios y recobrar el aire que me faltaba.

Volví al asiento donde Teo y yo estábamos y me senté, muy despacio, para no marearme, vomitar o cualquier cosa peor. Las turbulencias por un momento habían disminuido, pero ahora habían empeorado y eran más fuertes, estaba asustado, a la azafata también se le veía asustada.

- Kinder: estás mejor?
- Flaco: quiero bajarme Teo -dije negando con la cabeza, él me lo dijo "nos vamos mañana u otro día?" Y yo, sabiendo que algo iba a pasar porque tenía un presentimiento, elegí venirnos hoy, todo por ver a una chica que no me ama, que me odia, que está con otra persona y que no me quiere ni ver. El amor es muy injusto- tengo miedo -me acarició la cabeza y habló:
- Kinder: estoy aquí contigo, no tienes que preocuparte por nada porque, mientras esté yo, voy a intentar protegerte siempre -acepté y las turbulencias volvieron a disminuir.

Narra Kinder:

- Azafata: atención, por favor! Hemos pasado por unas turbulencias un poco bastas, no se preocupen, todo está bajo control y ya no se aproximan más inconvenientes, así que, relájense de nuevo y sigan disfrutando su vuelo, disculpamos las molestias, gracias -dijo por el micrófono y la gente empezó a relajarse, Dani se alegró mucho y me abrazó, después de eso hablamos un poco y se volvió a dormir, aún así yo no estaba muy seguro, me extrañaba que de repente salieran las turbulencias en medio camino y ahora de repente también se vayan, no tiene sentido.

Aún así, me puse los cascos y empecé a escuchar música por Spotify.

Acabé durmiendome yo también y después de varias horas llegamos a España, esta vez fue Dani quien me despertó a mí:

- Flaco: venga vamos, que hemos llegado sanos y salvos -dijo riendo, asentí y reímos juntos, cogimos nuestro equipaje y salimos del avión. Teníamos el coche aparcado donde la otra vez y, por suerte no le había pasado nada.

Abrimos el coche para dejar las maletas y todo lo que llevábamos, cerramos de nuevo el coche y, como eran las 21:05 de la noche, fuimos a un hotel andando que se encontraba un poco lejos pero sin problemas llegamos a él.

Pedimos una habitación de 2 camas para pasar la noche e irnos por la mañana y sin problema la adquirimos.

- Flaco: pf, estoy reventado eh -dijo Dani tirándose en una de las camas
- Kinder: normal... Yo también estoy reventado, necesitamos un descanso Dani, aunque parezca que no, hemos trabajado muchísimo y eso tampoco es bueno -se quedó pensando y asintió, a los minutos cayó en un sueño profundo el cual nadie podría despertarle y eso, era señal de que Dani ya había llegado a su tope, ya no podía dar más de sí mismo, necesitábamos parar esta rutina, sino acabaremos mal, ya sea física o psicológicamente.

Me acosté yo también en mi cama y tardé un poco en coger el sueño, pero al final me acabé durmiendo.

• al día siguiente •

Nos despertamos bastante tarde, yo a las 13:15, pero cuando yo me desperté Flaco sin seguía duemiendo. Tuve que despertarlo para ir a comer directamente y entonces, abandonar el hotel y volver a casa después de tanto tiempo.

Entre malas caras y gruñidos (algo habitual en Dani cuando le jodias el sueño) conseguí que se levantara de la cama y fuimos a comer al restaurante que tenía el hotel. No nos esmeramos mucho, pedimos lo más ligero, ya que recién despiertos no nos entraba mucha comida y cuando terminamos volvimos a la habitación para recoger todas las maletas y mochila que llevábamos.

Bajamos por las escaleras hasta llegar al mostrador, pagamos y salimos del edificio. Dani y yo nos miramos orgullosos, habíamos sido capaces de abandonar los nervios y sacamos la sonrisa más grande que le pudiéramos regalar al mundo. Andamos hasta llegar al coche, que seguía intacto, dejamos el equipaje en el maletero y Dani emprendió a arrancar el motor y conducir hasta casa.

Nadie sabía que hoy volvíamos de Argentina, no quisimos avisar a nadie, no por nada en especial, simplemente no queríamos agobiarnos nada más llegar.

15 minutos después, Dani aparcó y no me lo podía creer, por fin habíamos llegado a casa, me sentía tan bien, sentir que iba a estar en mi lugar nuevamente. Viajar está muy bien, pero a mí no me gusta salir mucho de casa y menos socializar con la gente, me ha sido duro estos últimos meses estando allí en Argentina.

Entramos al piso y estaba tal y como lo dejamos, la única diferencia, era que Dora no estaba, así que decidí que mientras Dani ordenaba las maletas, yo iba a casa de Sofía a por ella, a él le pareció bien porque no quería hablar con ella.