FRACTURA

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Seis meses en paz...

Había mantenido la compostura y seguido las promesas al pie de la letra, no me acerque a Amaia y trate de hacer mi vida, salí con Tatiana en algunas ocasiones y con la ayuda de Thomas el rincón de Mit se convirtió en uno de los lugares de moda. que por las tardes era café y en las noches era un bar. Eso duró hasta hoy.

Todo marchaba bien y nadie se interponía entre mi paciencia y mi instinto asesino, hasta hoy cuando a Héctor se le ocurrió contactarla después de meses que Amaia lloró solo para decirle lo mucho que la ama y que jamás debió abandonarla.

<<Su estado de idiota le daño hasta el cerebro>> pienso, al tiempo en que Keila me cuenta que se juntarán en el mismo bar de siempre para conversar, cosa que Amaia acepto sin problemas. Coincidente era el bar de Mit.

Para mi existen dos alternativas, plan A, dejar que todo fluya y que ella como adulta que es tome sus decisiones. Plan B, vengarme antes que la vea.

—¡Hola Mit! ¿Cómo están las cosas por allá? —el ambiente por teléfono se escuchaba de lo más normal y de alguna manera mi pequeño socio se convirtió en el mejor amigo de Amaia antes de que me diera cuenta—, hacedme un favor, sé que Amaia se juntará en tu bar con el imbécil ese, ¿puedes reservar una mesa?

—¡Amigo! ¿Te gusta el peligro? —Dice mientras ríe, él sabe que estoy profundamente enamorado de su amiga sin conocer los detalles, se me ocurrió soltarlo una tarde que babeaba por ella— parece que saliste un poco acosador con el tema del enamoramiento.

—¡Tranquilo Mit! Solo iré a mirar.

—Siempre te lo digo, si quieres te la presento —pone su voz gatuna—, si ella te rechaza puedo consolarte.

—Sabes que no necesito presentación, nos conocemos hace mucho tiempo.

—Lo sé, hombre. Solo lo digo porque en el radar de ella no estas.

—Siempre hay oportunidades —me atrevo a decir—, sabes que me gusta manejar mis asuntos y créeme, aunque me rechacen a la primera lo seguiré intentando.

—Eso se llama locura —ríe—. Solo te puedo decir que te prepares para lo peor, Amaia prepara algo que probablemente no te gustará —dice cortando la llamada antes de que pueda preguntar algo.

Tenía todo listo para la hora que me habían dicho, Keila trató de darme toda la información pero también guardó todo lo que pudo por ser amiga de Amaia. No me importa cómo serán las cosas y lo que hiciera mientras estuviera bien, solo me quiero asegurar de que no saldrá lastimada de nuevo aunque ella no me quiera dar una oportunidad.

Me preparo para salir, Thomas me deja las llaves de la moto y dice que es lo mejor para pasar desapercibido ya que el casco me tapa la cara.

Al poco andar me detengo y observo como una bella figura toda desconcentrada va caminando por el lugar. Sabía que Amaia venía regularmente a este bar, por eso decidí hacerme socio del dueño. Resultó que Mit era el chico de la cafetería con el que salí un par de veces y ahora también se convirtió en un gran amigo.

Me asuste al ver cómo se tropieza pensando en que llegaría al suelo pero en una maniobra nada convencional recupera el equilibrio, después mira a todos lados sin notar mi presencia y sigue su camino. Acelere la moto hasta llegar a su lado, ojala que no me reconozca tan pronto.

—¡Perdón! ¿Acaso nos conocemos? Me acerqué pensando en eso —digo llamando su atención.

—Tu voz se me hace familiar —sus ojos me inspeccionan tratando de recordar algo, como si viera a un fantasma del pasado pero el casco no la deja.

Ni tan Demonio {Completa} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora