RECONCILIACIÓN

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Luego de minutos caminando con mi pequeña en los brazos, esta reacciona golpeando mi pecho para poner distancia entre nosotros bajándose de golpe. Aún con los ojos aguados trato de mantenerse en pie, su cuerpo temblaba tratando de comprender todo lo que pasó dentro de aquella habitación. Cuando trate de tomar su mano, colapso.

-¡No te me acerques!

-Mai...

-¡No me llames así!

-Déjame explicártelo.

-¡Tenía quince años!

-Y yo no podía soportar estar sin ti.

-¡A mi no me importaba que tuvieras ese aspecto!

-Pero a los demás sí.

-¡Pero no somos los demás!

-Le dije a Gabriel que me convirtiera en esto -toco mi pecho.

-¿Y no pensaste en qué sentiría yo? -grita deshaciéndose de la frustración-, ¡¿Qué más hicieron?!

-Nada, te lo explico en mi casa...

-No -me corta-, ¡No quiero estar cerca de ti!

-Amaia.

-No, Kail, no -y el primer sollozo se cruza en su decisión de querer hablar.

En mi pecho las sensaciones están al mil, mi pulso se acelera y mis manos solo la quieren tocarla. En mi garganta se alojó un nudo que no me dejaba hablar, en realidad, no quiero hacerlo.

Y allí estamos, solo a un metro de distancia, solos en la calle en medio de la noche alejados del bar. Lejos de la gente. Lejos de nuestros deseos.

-Vamos -susurré cerca de ella sin tocarla-. Mai...

-No me digas así.

-Déjame explicarte, fue una decisión que salió mal.

-¿No me pudiste comentar al menos? ¿Sabes cuantos años estuve extrañándote? ¿Sabes cómo dolió perderte? ¿Puedes llegar a comprender mi sufrimiento? Yo sabía que si llegabas a morir te perdía, no sería capaz de encontrarte en otra vida como yo he podido buscarte a ti.

>>Cuando me dejaste, vino Gabriel y me dijo que las cosas se complicaron y que no volverías a ser el mismo, que tu cuerpo había resistido pero había cambiado de... de... ¡Arg! -patea una bolsa que está en el callejón.

-¿Gabriel? ¿Qué te dijo?

-Que habías muerto -otro sollozo-, que podría ver tu cuerpo pero que no me reconocerías, que tu alma se había perdido en algún lugar y que nadie te iba a encontrar. Lo corrobore cuando te vi en aquella habitación y me tuve que presentar de nuevo, ya no era Mai -hablaba tan rápido tratando de todo lo que ella sentía que no pude estar lejos.

>>Por eso tomé la decisión de seguir con mi vida y fue así que con Héctor comenzamos una relación. No podía perdonarte por haberme dejado atrás...

En un segundo estaba a un metro de ella mirándola, al otro la tenía entre mis brazos mientras luchaba para escapar de mi agarre. Grito, forcejeo, lloro hasta que se tranquilizó mientras mis brazos apresaban su cuerpo y mi cara la enterraba en el espacio entre su cuello y su hombro al escucharla sollozar.

No la soltaría pero tampoco iba hacer algo que la hiciera sentir incómoda.

-¿Vamos a mi casa?

-No.

-De acuerdo -suspiré-. Conozco un lugar.

Escapamos de ese callejón, dejamos atrás todo lo referente al pasado sin saber que lo hacíamos.

Ni tan Demonio {Completa} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora