-Vamos a cenar ¿nos acompañaras? –dice Asa cuando paso por su lado.
-No gracias.
Ha pasado un tiempo y ya tengo que marcharme, necesito emprender mi viaje a Hiroshima pues las noticias cada vez son menos alentadoras y eso hace que mi humor no sea el mejor. Tampoco me ha ayudado mucho el hecho de que Haru venga casi a diario a visitar a Asa al templo, me molesta de una forma exagerada, jamás pensé que sería alguien tan obsesivo cuando se tratase de la persona a quien amo.
Con Asa las cosas no están mejor, solo hemos mantenidos las lecciones de idioma y desde que me escucho hablar francés también quiere que le enseñe. Pero no hay nada más, todo esto ya me está desesperando y llevando al límite de mis reacciones.
También hace una semana que desapareció de mi vista, Satoshi no me deja entrar a verlo, al parecer no se siente cómodo con lo que pasó hace días atrás.
-¡No me toques más! –grita después de tomar su cintura.
-Solo te sostuve –casi se cae del pequeño desnivel limpiando la casa.
-Siempre haces que me sienta incómodo, ¡no quiero que te me acerques! –me mira furioso y es un mar de sentimientos, no sé qué habrá pasado, pero desde que volvió del mercado esta mañana no quiere ni que lo mire.
Se despega furioso de mi lado y desaparece de mi vista.
Todas las noches me escapo al claro del bosque para respirar, concentrarme en la tranquilidad que me entrega este lugar y no volverme loco, en las vidas anteriores de Amelia nada nunca había sido tan complicado, era simple, siempre podía abrazarla, besarla sin que nada me importase. Demostrarle y entregarle todo lo que pensaba que era correcto.
Ahora es otra historia.
Asa-chan escapa de mí, tiene miedo de que lo toque, se esconde cuando estamos en público y desvía los temas y la mirada cuando trato de entablar una conversación. Sé que en mi pecho puedo sentir las verdaderas intenciones de todo lo que pasa por su pequeño cuerpo, pero no puedo encontrar el lugar preciso para declararle todo, explicarle que no solo es él, sino que es su alma la que me cautiva, la esencia de su personalidad, como me cuida en las noches cuando las pesadillas toman el control, cuando me despierta en la mañana o me cura las manos cada vez que me lastimo con los leños.
Lo delicado de su pensar, los sentimientos que se le dibujan en su semblante, es un todo de lo que significa él, no solo porque tiene el alma de Amelia, sino porque se ha encargado de hacer que las cosas que pensaba sobre el amor, hayan evolucionado, las llevo a un nivel que no conocía. Destruyo todos los muros de género, de lugar, todo lo que se supone que es normal solo con su sonrisa y la delicadeza de su mirada.
A la mañana siguiente estábamos desayunando solo con Satoshi.
-Tengo que marcharme la semana que viene –digo terminando el arroz.
-Kail-san, si es lo mejor para tu camino, es tu deber emprender el viaje –su voz la recordaré por siempre.
-Gracias por tus enseñanzas en este corto tiempo.
-Es un honor tener un gran estudiante.
-Fue un honor tener un gran maestro –una reverencia de respeto nace de mi parte.
-No te preocupes -toma su taza y mira los árboles -todo esta listo.
-Pero aún no junta el valor.
Los días que siguieron me dedique a trazar rutas, a buscar información sobre cómo llegar a Hiroshima. Pregunte en el pueblo a los militares que se alojaban cuáles eran las mejores vías, mis probabilidades de tener éxito en el menor tiempo eran esenciales para no encontrarme con un desastre.
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Ni tan Demonio {Completa}
Fantasy«Mi desgracia no es consecuencia de mi manera de pensar, sino de la de los demás». El Marqués de Sade. Nací después de un gran suceso y tocado por la mano de Lucifer, después me enamore de una persona tocada por un ángel. Me la arrebataron, me lasti...