LULLABY

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Nos demoramos meses en reconstruir unas pocas casas para las personas que lograron sobrevivir esa noche. Algunas semanas en enterrar todos los cuerpos que encontramos. Días en poder dormir de nuevo. Horas para calmar los llantos de las personas que miraban con tristeza y melancolía las humaredas que salían de aquí o allá. Minutos para que Asa terminara de curar mis manos.

En segundos me sentí aliviado de tener al pequeño entero y con vida.

Los primero días de agosto llegaron entre hambre y oscuridades, las noches de luna roja rogaba que Lucifer estuviera en algún lugar ayudando a los menos afortunados a tener una muerte digna, me imaginaba que el infierno estaría a tope en poco tiempo si esto seguía y se iba de las manos de los que lideraban tan estúpido conflicto.

Asa por su parte, siempre estaba cantando la misma canción que al parecer a nadie le molestaba en lo absoluto, era como si calmara los corazones de todas las personas que estaban a su alrededor. Era como una luz que entregaba esperanza a todos y se apiadaba de los menos afortunados, los ayudaba en cuanto podía con una sonrisa en el rostro.

"Yurikago no uta o

Kanariya ga utau yo

Nenneko Nenneko

Nenneko yo

Yurikago no ue ni

Biwa no mi ga yureru yo

Nenneko Nenneko

Nenneko yo..."

Me llamaba la atención lo dulce que salía la melodía cuando él la cantaba, estaba cargada de emoción, atraía la paz al escucharlo. Creo que si hubiera tenido su voz a mi lado, los tiempos anteriores estarían marcados con menos muertes. Pero los acontecimientos ya se habían dibujado así.

—Disculpen, ando en busca de Kail-san —llegó un pequeño hombre al grupo.

—Soy yo —digo llegando hasta él, cuando todos a mi alrededor están poniendo atención.

Me gustaba la relación que se había entablado con todas las personas aquí, todos eran muy colaboradores, pero en momento así, protegían a cualquiera sin importar si es una mosca la que estaba volando cerca de aquí.

—Asa, llévate a los niños por favor, estaré bien —solo asiente pues sabe de quién se trata— espero que esta escena no lo haya incomodado —me dirijo al hombre.

—No se preocupe, entiendo que los niños quieran proteger a todos; son los tiempos y las circunstancias que nos llevan a actuar a tales extremos.

—Estoy seguro que será por un corto tiempo.

—Son niños, espero que crezcan felices a pesar de los eventos para que puedan ser adultos de bien.

— ¿En qué lo puedo ayudar? —cambio de tema.

—Me envía Matsumoto-san para decirle que la embarcación que lo puede llevar al continente saldrá en tres días. Solo puede llevar al chico y una mochila por persona.

—Gracias, ¿señor?

—Perdón por no presentarme, soy Ito-san —dijo el hombre haciendo una reverencia— asistente de Matsumoto-san.

—Un gusto, dígale a Matsumoto-san que siempre estaré agradecido.

Matsumoto-san era pariente de Inaba <<mi antiguo jefe que espero que siga con vida>>. Lo conocí la semana pasada cuando en el embarcadero andaba buscando comida para los chicos del pueblo, teníamos solo vegetales, pero gracias a mi experiencia pude cambiar algunos trabajos manuales por algo más que brotes.

Ni tan Demonio {Completa} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora