GABRIEL

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Nos golpeó una ráfaga de aire lanzándonos lejos del claro dónde íbamos a buscar refugio. Junto con nosotros árboles, rocas y montículos de tierra se miraban en todas las direcciones. Sin medir mi fuerza tome a Asa del brazo sintiendo que  lo fracture pero creo que por la adrenalina del momento no sintió dolor.

Sin caer al suelo lo tomé entre mis brazos protegiéndolo de todo lo que pudiese golpearlo, pero no fue suficiente con el calor que se expandió quemando todo a su paso. Los gritos de dolor del pequeño entre mis brazos me angustiaron de una forma que no creía que fuera posible.

Gruñí por lo bajo al sentir como parte de mi piel se freia con el calor sin pensar si podíamos salir vivos de esto.

El respirar se hacía imposible pero fue de lo único que me podía preocupar —esconde tu cara— logré gritar entre los ruidos que se escuchaban a nuestro alrededor.

Esto era peor que el infierno.

Con todas las vueltas que nos dimos y los golpes de escombros por lo que haya pasado toqué suelo entre polvo, muerte y desesperación.

No podía quedarme tranquilo sin primero comprobar que el pequeño se encontraba bien, pero todo el daño que tenía debido al golpe del aire seguido por el calor no me dejaba moverme.

"¡Mierda! ¡mierda! ¡mierda! ¿Qué pasó?" solo podía pensar simulando mi voz alta y tratar de mantenerme consciente por si venía la ayuda, por si algún carro pasaba cerca de nosotros, o por si tenía suerte y alguien nos recogía.

"No sonaron las alarmas" mi mente no dejaba de revivir el momento.

"Asa, respóndeme" no podía lograr moverme, no sentía al pequeño entre mis brazos y eso no ayudaba. No podía mirar nada más que puntos negros y polvo por todos lados.

Mi vista no enfocaba.

En mis oídos solo se escuchaba ese maldito silbido.

Mi cuerpo no responde.

Los segundos eran claves para saber si mi pequeño estaba a mi lado, si lo había soltado en algún momento, o si quiera estaba vivo. Ningún humano sobreviviría a eso.

"¡Lucifer!" pensaba para que viniera ayudarme, o para que me pudiese encerrar antes de que desate alguna tormenta, o para que me mate si no encontraba a mi pequeño con vida.

Necesitaba a Asa a mi lado. Tenía que encontrarlo.

Me di por vencido a los segundos, ya no me quedaba nada más que sucumbir aquí y tratar de buscar a Asa en la otra vida, en el infierno junto a Lucifer o pensar en alguna otra manera. Ya no me quedaba fuerza cuando vi la una luz azulina acercándose a nosotros.

—¡Aqu... —mi voz trataba de salir y el dolor que desagarraba mi garganta fue suficiente para saber que segui aquí.

Trate de moverme, trate que alguna parte de mi cuerpo respondiera. Tenía que hacerlo. No podía perecer en medio de la nada sin agotar todas las oportunidades que aún tenía por seguir respirando.

"¡Vamos Kail! Todo el mundo te ha llamado demonio, es hora de comprobarlo" me gritaba una y otra vez para poder moverme o emitir algún sonido.

—¡Aquí! —desgarre mis cuerdas sintiendo como el dolor punzante atravesaba mi cuello.

La luz se hizo más intensa después de llamar con la fuerza que me quedaba y pude removerme en mi sitio. El zumbido en mis oídos iba pasando. Los espasmos musculares me hacían ver que aún estaba completo pero no en buenas condiciones. Seguía boca arriba, mi espalda pegada al piso con el polvo a todo mi alrededor. Aún no podía ver nada.

Ni tan Demonio {Completa} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora