VAMOS

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ADVERTENCIA: ESTE CAPÍTULO PUEDE CONTENER ESCENAS EXPLICITAS DE SEXO HOMOSEXUAL, SI NO TE GUSTA ESTE CONTENIDO, SUGIERO QUE NO LEAS ESTA ACTUALIZACIÓN.

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—¿Por qué no estás durmiendo? —mientras se frota los ojos suelta una mueca de dolor.

—No puedo —acaricio su mejilla.

—Estás despierto hace horas, ya es de madrugada.

—Eso no es problema —sonrio —hace tiempo que no me sentía tan a gusto, además no ha pasado tanto tiempo.

Solo sonríe, me siento feliz de este momento, pero me gustaría un poco más—. ¿Puedo hacer algo? —llama mi atención con su voz baja, a veces su mente es algo que no sé leer por el poco tiempo que hemos compartido, pero sus facciones tampoco me dan una pista de lo que necesita.

—Puedes hacer lo que quieras —le doy un beso —pero no me hagas levantarme aún.

—¿Qué tiene de malo? Yo me levanto de madrugada —mi rostro se deforma, es un mapa; soy responsable con mis obligaciones, pero levantarme antes que salga el sol, ¡eso es un sacrilegio! ¿O no? No hay placer más culpable que el quedarse acostado haciendo nada. Y ahora más que tengo su compañía.

Pero el ojiazul tiene otros planes. 

Se acerca lentamente y junta sus labios con los míos. Lo miro extrañado y mantengo a mis ansias a raya, esperare otra señal para aguantar el deseo que esta acumulado desde años atrás, puesto que no he tenido su calor cerca de mi piel.

No quiero excederme y sentirme mal después por los dolores, menos si es su primera vez en esta vida. No quiero ser el origen de sus traumas.

Luz verde me dio cuando se relamió su labio inferior y no apartó los ojos en ningún momento reflejando deseo, su semblante provocaba a cada célula de mi cuerpo. Comenzó a besarme nuevamente con sus mejillas sonrojadas, mis brazos lo acunaron para pegarlo completamente y la sorpresa en sus ojos me hizo gracia.

—Déjame ayudarte —su boca pegada a mi oído emitió un susurro y un escalofrío recorrió mi espinazo.

Sus manos tocaron mi pecho y lo recorrieron, dibujo mis músculos y observe por donde pasaba sus dedos. En un movimiento suave se agachó a besar mis pectorales y bajó hasta mi ombligo. Me embriago la lujuria al verlo, tan calmo recorriendo los centímetros de mi piel tostada.

Su tacto caliente me llevó al límite cuando acarició mi miembro que no estaba erecto del todo. Tembló cuando bajó mis pantalones liberándome —Dime si te duele —dijo con voz baja cuando comenzó a masturbarme con suaves movimientos y torpes. ¿Dolerme? Más me molestaba que yo no lo pudiese tocar de igual manera cuando se encontraba entre mis piernas.

Un hormigueo comenzó a tomar control de mi espalda, tanto tiempo sin masturbarme o tener sexo, que eyacularía en cualquier momento y si no tomo el control.

Sostengo sus manos con delicadeza, me mira con su cara ruborizada y sus ojos brillantes. Tiro de él dejándolo encima de mí, con mi mano libre levanto su cara y lo beso frenéticamente. Chupo sus labios, muerdo el inferior, sigo besando su cuello mientras masajeo un pezón de su pecho a lo que reacciona con un gemido bajo que estremece mis deseos.

Sin separarme, nos volteo. Su espalda está en el colchón mientras su pecho sube y baja. Mis manos toman sus brazos, los dibujo, los detallo, los acaricio y suavemente los tomo por encima de su cabeza, atrapandolo con una de mis manos.

Ni tan Demonio {Completa} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora