Pasaron meses cuando todo se volvió normal, yo cumpliendo los dieciséis y ella pasando los dieciocho, nadie se había acercado a nosotros por la leyenda del demonio de ojos rojos, sabían que un par de humanos vivían cerca del demonio, pero nadie sabía que yo era el mismo de la leyenda.
Siempre cerca de mi cumpleaños la luna roja acechaba el ocaso del día, trataba de no salir de casa y Amelia se encargaba de encerrar a los animales que habíamos conseguido para vivir. Una caravana pasó por el lugar mencionándole del miedo a vivir sola en un lugar tan desolado a lo que respondió que no estaba sola, que su esposo había salido a cazar ya que la cabra era para la leche. Tuve por un momento miedo de que no le creyeran, pero el hombre siguió su camino y Amelia entró a casa.
Esa noche comimos en completa paz, tomamos jugo de manzana fermentada como hacía mi madre, sabíamos lo suficiente para mantenernos con vida sin morir de hambre, aprendimos carpintería de un anciano con el que cambiamos pan por queso.
Sabía desde el momento en que la vi, cuando conectamos nuestras miradas que quería algo más de ella, algo más de solo estar a su lado, algo carnal me tiraba, sentía como mi cuerpo se alborotaba al más mínimo roce y cuando me besó, supe lo que era, supe que quería saciar mi sed, ¿pero de qué? ¿Qué tenía ella que pudiese desesperarme tanto? ¿Qué pasaba cuando estaba cerca de ella?
Lentamente fui tomando su cuello, acariciando con mi mano libre su espalda, el beso pasó de suaves toques a mordiscos más demandantes y no tan solo en la boca, mejillas, labios acariciando con mi lengua pequeñas porciones de su piel para hacer más placentera la sensación, luego el cuello hasta llegar al lóbulo de su oreja y con el roce de mis dientes soltó un gemido bajo que hizo que me detuviera de lo que estaba haciendo. La solté y subí mis manos en señal que no haría nada, solo sonrió y se acercó a mí, "nunca ha estado con una mujer, ¿cierto?" solo pude negar con la cabeza y ella sonrió, "sí usted me permite, yo quisiera estar a su lado, pero de otra forma" su voz baja me endulzaba, me atraía sin pensar en nada, y su cercanía hacia que solo me moviera por instinto.
Ya a mi lado ella me besa nuevamente, mis manos no saben si tocarla o tomarla con fuerza para pegarla a mí, para fundirme con ella. Me toma para guiarme, para que pueda ¿complacerla? No sabía a lo que llegaríamos ni cómo hacerlo, pero entendí otra cosa, que el cuerpo también puede tener sus necesidades.
Tomó mis manos y las acomodo en su cintura, "no tenga miedo de tocar" decía encima de mis labios. Me tense y trate de contenerme, le podía hacer daño con la fuerza que había desarrollado, pero al parecer a ella no le importaba.
Sus manos comenzaron a sacar la túnica que vestía y mi pecho quedó al descubierto, no pude entender la mirada que me dedico en ese momento. Sus manos dibujaron todas mis cicatrices que con el tiempo solo quedan marcas, mis músculos reaccionaban donde tocaba y comencé a sentirme como si la fiebre atacara, mi entrepierna comenzó a doler y a arder, Amelia se dio cuenta del bulto que estaba creciendo en mis medias y por encima de la prenda una de sus manos la rozaba con delicadeza, solo gemí al contacto.
Comencé a besarla, ella ya no guiaba mis manos al tocarla, era yo quien quería más de ella, quería verla por completo. En algún momento desabroche sus ropas, su pecho quedó fuera y por instinto comencé a besar sus pezones rozados. Sus gemidos hicieron que la presionara más contra mí, se acomodó encima del bulto de mi entrepierna y sus caderas se movieron lentamente, escalofríos subían y bajaban por mi columna y ya me estaba desesperando. Sus manos bajaron hasta mi pelvis y tomaron mi miembro presionándolo con suavidad, entre la descarga de sensaciones me di cuenta que también temblaba pero no quería parar. Bajó mis medias dejando al descubierto mis genitales, tomó una de mis manos y la metió debajo de su falda, tocando su... en realidad no sé, pero se sentía que estaba húmeda.
"Necesito que mueva sus dedos, como le estoy enseñando" dice pegada a mí, su respiración entrecortada agudiza mis sentidos, a cada momento que pasa más y más mojada se siente su entrepierna. Me besa demandando hasta el aire que mis pulmones contienen, es una experiencia exquisita entre gemidos y sudor junto al calor de la chimenea. Se detiene un momento para respirar, tomar impulso, seguir con este juego de volverme loco, sube su falda y puedo ver esos muslos contorneados que me inspiran a tomarlos, se ríe y mantiene a merced de mis toques desesperados, se sienta encima de mi miembro con su humedad mojando donde toca.
Cada roce, cada caricia, cada gestor y gemido se vuelve más intenso. Con una de sus calientes manos toma mi erección con la presión justa para hacerme gruñir, bajo sus piernas para introducir mi miembro en su intimidad, sus movimientos son lentos, sus músculos me aprietan y succionan para que me aferre a ella, las sensaciones se disparan mientras sube y baja con el movimiento de sus caderas y mi autocontrol está llegando al límite. Siento cómo se tensan todos los músculos de mi cuerpo y mi vientre bajo tiene pequeñas contracciones. Sus gemidos cada vez más altos no me dejan mantener la calma y todo se está volviendo difícil de soportar.
Tomo su cintura y le hago moverse ahora a mi ritmo, más que subir o bajar encima de mí, quiero que solo se mueva para estar dentro de ella por completo. Con los movimientos circulares que hace no puedo más con esto, es un todo, lo mojada que está encima de mí, sus gemidos, sus acciones, su semblante, hasta el calor que emana, ¡absolutamente todo!
Casi involuntario gruño por lo bajo cuando mi miembro se contrae y la llena de mí, ella con dos movimientos más gime mojándome y rindiéndose por todo lo que pasó. Yo la sostengo entre mis brazos y la acuno sin que se separe. Trata de levantarse sin antes besarme castamente con una sonrisa cálida "gracias por estar siempre cuidándome" dice con voz cansada "siempre quise hacer esto con usted, unir mi vida a la suya" antes de salir quedando sentado sin pensar, sin actuar, solo tratando de regular mi respiración y con los ojos dilatados.
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Hola!
Ya que mi querido prota es un demonio, mínimo empezar con una escena para mayores, me costo un poco escribirla porque nunca he estado en la mente o en el cuerpo de un hombre mientras practicamos el sexo, pero espero que sea muy parecido a la realidad jajajajaja
Puede que mis comentarios en esta historia cambien, pero debo meterme en el personaje y esto... hay que reconocerlo ¡Me Encanta! :D
Espero que lo disfruten porque estos son los capítulos para poner en práctica la frase "un demonio no nace, se hace con la vida que le tocó".
No porque sea una demonio las dejare de amar, al contrario, las quiero besar a todas, incluso a los que me leen y no comentan ni nada, los que andan de curiosos.
Espero ver las estrellitas en las notificaciones para formar mi universo.
XOXOXOXOXOXOXO!!!
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Ni tan Demonio {Completa}
Fantasy«Mi desgracia no es consecuencia de mi manera de pensar, sino de la de los demás». El Marqués de Sade. Nací después de un gran suceso y tocado por la mano de Lucifer, después me enamore de una persona tocada por un ángel. Me la arrebataron, me lasti...