LOS GREMIOS

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Ya han pasado tres meses desde que estoy en la directiva del grupo Jack. He logrado convencer a la mayoría que las acciones tomadas anteriormente nos llevaran solo a la ruina, que debemos tener otras medidas para ganar los derechos de los trabajadores, sin permitirnos bajas en el intento de persuadir a la burguesía.

La mayoría de las personas también estuvieron de acuerdo con las ideas, cuando Pasha y Vitya dieron a conocer sus experiencias con la realeza Rusa, entendieron que lo mejor era pelear diplomáticamente y no con armas. 

Los más escépticos aún tenían dudas con las medidas y eso de juntarse en grupo no les llamaba la atención. Como todo en la vida habían polos opuestos, ellos proponen ataques directos con las mínimas armas que tenemos, aun no entienden que el dinero compra más que varios rifles y que en una guerra los ricos siempre ganan.

"Sino tienes conocimiento de cómo se mueven las grandes masas de personas ignorantes, no tienes nada en este mundo para combatir el poder" escuchaba en mi cabeza todo lo que decía la señorita Lewin aquella noche que estuve en su departamento. Mientras debatían sobre si llevar a cabo el plan más pacífico. 

—Debemos ser más agresivos con las medidas —dice uno de los matones de Nicole, la señorita Lewin.

—¡No!, debemos ser determinados, atraer a más personas para que podamos convertir esto en un movimiento, tienen que comprender que sin ustedes los burgueses no moverán ni la mitad de su producción, no son nada sin la clase trabajadora —digo enfatizando en la idea del paro del trabajo y las protestas.

—¡No! —dice Nicole que está al mando de la reunión— todas las actividades que has propuesto son demasiado utópicas —dice pensando en un ataque y sonriendo de manera maliciosa. A veces siento que le da lo mismo cambiar algo, solo esta disfrutando del poder.

—¿Y cuántos hombres quieres perder? —Digo desafiándola— te recuerdo que solo en el taller que trabajamos ya se están fabricando bombas.

—Todas las personas que sean necesarias —sus ojos verdes brillan debajo de los focos— no tengo miedo que maten a cien personas.

"Dejo a mis hijos tomar las decisiones porque quiero que sean libres, tengo claro que las consecuencias no siempre son lo que deseo, yo los cree" pienso Lucifer, ¿qué haría en una situación así? 

—Se nota que no entiendes el alcance de estas armas —escupo mientras me adueño de la pizarra— esto será el perímetro de un ataque con las armas que tenemos —dibujo un círculo— y esto es el alcance de la bomba —hago un cuadrado bien marcado de todo lo que hicimos como plano.

—Eso es mucho jefa, morirán miles —dice el mismo hombre que se estaba oponiendo.

—Para lograr un objetivo debemos hacer sacrificios —dice más determinada.

"Kail, las personas no comprenden lo maravillosa que es esta vida. No tienen ni la menor idea de lo que es este tesoro, por eso traen dolor. Yo tampoco lo comprendía pues pensé que mi vida era puro sufrimiento. Pero llegaste a llenarme de amor. ¿Cómo quieres que no esté agradecida?"  El recuerdo de Beth se cruza en mi mente como si esta mañana me hubiera despertado a su lado.

Tengo que defender lo que pienso, no matare a personas inocentes.

—Sacrificios inútiles a mí parecer —cortó en seco— me incluiste en este grupo para prevenir estas acciones innecesarias.

—Lo sé, pero también tenemos que contar con estas pérdidas.

—¿Estarás tú en las primeras filas?

—¿Y qué importa si estoy yo? —esto ya se volvió en una guerra de ideales más que una acción conjunta.

—¡Olvídalo! Solo llevémoslo a votación —en estas paredes todo se llevaba a votación, todas las decisiones importantes eran asignadas al consejo, esta vez tengo que creer que ellos me ayudaran en hacerla ver su error.

Ni tan Demonio {Completa} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora