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Habia iniciado la aventura, ella habia conocido nuevas cosas y personas, cada una hermosa y especial.

Su viaje ahora la habia llevado a el bosque de Lorien, hogar de la Elfa mas hermosa, La Reyna Galadriel y su esposo el Rey Celeborn.

Ahora mismo estaban por conversar con ellos, cosa que le hacia sentir una extraña sensación a Gîlthiel.

—Mis Señores —revenciaron el anciano mago y la elfa.

—La brisa ha soplado con fuerza y los a traido en esta dirección, es un honor que se hayan detenido en nuestro reino —exclamó el rey.

—Sin embargo, me apañe una sensación al mirar esos ojos de su acompañante, me llena la sensación de familiaridad, ¿La conozco joven elfa? —preguntó la Dama.

—Con todo respeto pero, No. Sería algo imposible pues mi vida inició en el bosque de Fangorn —contestó mirandola sin mostrar algun sentimiento.

—Hay algo en mi que decea llenarte de preguntas, pues solo así habré saciado esta punzante agonia por aclarar mis dudas. Ven conmigo —.

Dicho esto giró suave y elegante para empezar a caminar por un pasillo, el mismo por el cual se conducian a ese salón, ese donde atienden a los recién llegados. Es como un salón del trono.

Gîlthiel apresuró sus pasos para subir los pequeños escalones y seguirla, su mirada viajó al Rey al cual pasó no sin antes hacerle una reverencia.

La luz del lugar le llenaba de alegría, un lugar tan hermoso, tan encantador, tan lleno de magia y sensaciones gratas.

—Dama de fangorn —habló la Reina— entonces eso significa que no conoces nada sobre los tuyos.

—Solo conozco lenguaje humano y lengua Ent, hasta cierto punto. Aunque supongo que jamás dominaré la esencia y gracia de los mios, pues para hacerlo debería haber crecido entre ellos —contestó, apretó los labios un tanto incómoda.

—Tu espíritu es fuerte, tu corazón anhela conocer todo lo que te ha sido privado en estos años —exclamó, la habia llevado a una habitación en lo alto, de la cual abrió las puertas— deceas ser una guerrera, ¿No es así?.

—Deceo ser capaz de tener la fuerza para enfrentarme a este mundo por mi misma, deseó cruzar por toda la tierra con la valentía de que podré librar mi vida de los peligros —contestó— Entonces, sí, deceo ser una guerrera como ninguna otra.

—Me recuerdas a mi a esa edad —caminó hacia una armadura en el salón— anhelaba ser parte de la guardia del Reino del bosque verde pues ahí era mi hogar, tenia una elfa como compañera que coincidía en los mismos deceos —deslizó sus dedos en el pecho de la armadura— y tras años en la lucha por lograrlo, finalmente llegamos a la primera misión. Auxiliar al Reino de Lorien de un ataque. Ahí conocí a mi esposo —

La mirada de ambas elfas se encontraba clavada en la armadura, la mayor recordaba y la menor imaginaba.

—Luego de aquello y tras el pasar de los meses mi esposo me pidió en matrimonio, en unión. Esta armadura fue un regalo de ella, el dia en que me casé —suspiró— un año después ella se casó y de ello nació su primera pequeña. Pero un mes mas tarde solo se despidió de mí y tomó su camino. Nunca mas volví a saber de ella.

—Lo lamento —susurró Gîlthiel, hasta ella habia sentido dolor por el relato.

Gîlthiel caminó hacia otro sitio y miró una espada.

—Mi madre y padre vivieron en ese bosque —exclamó llamando la atención de la Reina. Caminó hacia los escalones del pasillo y se sentó ahí, la Reina imitó su acción olvidando en ese momento que ella era una Reina—  Cuando yo era pequeña, ambos fueron desterrados del Reino pero las razones las desconozco, se que ambos murieron el los lindes de fangorn a manos de trasgos. Yo fui dejada en un árbol y desde entonces viví con los Ents. Elithmer mi madre y Franion mi padre pidieron al Ent, que me recordará siempre que me aman y amaron.

Silencio, por unos segundos.

—¿Eres mi sobrina? —.

Gîlthiel volteo a mirarla confundida. La Dama veía a la nada.

—Si tu madre se llamaba así, entonces es de quien te hablé —.

Gîlthiel no dijo nada pues por la sorpresa sus palabras habian desaparecido de su mente.

—Quédate aquí en Lothlorien, conviertete en parte de esta familia, se que no me verás con el amor que le hubieses tenido a tu madre. Pero mi intención es darte ese calor de madre, mi esposo, estoy segura que será feliz de darte cariño como a una hija —exclamó con suavidad siguiendo el trazo de los deceos de su corazón.

—¿Eso haría feliz a mis padres?, ¿Saber que tendré el calor de una familia, algo que ellos no pudieron darme? —preguntó sintiendo su garganta doler y sus ojos picar.

—Mira tu misma esta noche las estrellas y si su luz te trae paz, entonces sabras que haces lo correcto —.

Gîlthiel suspiró, pero habia tomado la decisión de quedarse, ser aprendiz de la Reina le traería mucho conocimiento y estar en esa familia apaciguaría la tristeza de sentirse sin amor.

Finalmente asintió mirando los azules ojos de la Dama Galadriel.

|°…

—Buen día le den los Valar —saludó la joven tras la puerta.

Gîlthiel estaba ya abriendo la puerta, la joven le reverenció y Gîlthiel lo hizo igual.

Esa singular reverencia elfica, la mano sobre tu corazón y una leve inclinación con su cabeza.

Al observarla mejor pudo ver lo que sostenía en sus manos, una tela blanca semi celeste.

—Mi señora Galadriel me envía a auxiliarla en lo que necesite, mi nombre es Genîn —exclamó.

—Adelante joven Genîn —le invitó a pasar a la habitación, la joven elfa negó.

—Es hora de darse un baño —dicho esto se volteó y caminó.

Gîlthiel se sentó en una butaca y miró las botas blancas cerca del lecho. Estaba segura que no volveria a usarlas.

— Venid princesa —escuchó el llamado de la joven.

Gîlthiel caminó hacía afuera y la siguió, estaba muy callada y seria, no estaba enojada simplemente no tenia animos de nada y normalmente esa era su expresión.

Tras un largo tiempo caminando, en el bosque finalmente se encontraron frente a una especie de cueva iluminada por las mismas luces en Lothlorien. Tenia una hermosa entrada con bellas flores azules y un caminó hacia el interior donde reposaba tranquilamente el agua cristalina.

—Aquí puede limpiarse tranquilamente, le dejaré sola y la esperaré por allá. —señalo la joven antes de dejar lo que cargaba en sus manos sobre la roca, luego se retiró.

Hyellen.

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