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Días.

Viajamos días por las praderas de Rohan. Cruzamos el extenso paisaje sin detenernos. La fortaleza del anciano a mi lado era mas que fuerte, no sé mostró cansado hasta haber llegado a Minas Tirith.

El descanso no fue largo cuando el señor ya no estaba, paseaba buscando a alguien.

-Gîlthiel, buen dia te den los valar -.

Sonreí.

-Gracias, igualmente -.

-Nuestro viaje a sido en vano, el no está aquí. Pero ve busca ropa con la señora costurera -me tendió unas monedas relucientes.

Reí, no las aceptaría.

-No seas testaruda, tomalas -.

Entendí mi mano y las depositó ahí.
Camine hacia afuera tranquilamente.

|°...

Amé la manera en que me atendió la señora. Sus cabellos blancos como la nieve y su piel suave y arrugada no le era impedimento para tejer, bordar y coser. Creó algo especial para mi, eso estaba usando ahora.

Un vestido de tela elfica. Bajo el tenia una tela blanca que rodeaba mis piernas a perfección. Le acompañaban unas botas color blanco y sobre mis brazos la tela del vestido me cubría.

Habia peinado mi cabello y lo habia cortado un poco. Dicen que el cabello elfico vale mucho en el mercado de los humanos. Ese fue mi regalo en agradecimiento

-Princesa, eso pareces -halago el mago- Vamos. Lorien espera.

Se acercó y paso sobre mis hombros una tela color negra, elevó algo sobre mi cabeza y la cubrió. Una capa.

Al salir de la posada cerré los ojos, lo blanco de las calles me hacia cerrarlos. Caminé.

Escuchaba voces. Trataba de averiguar a quien pertenecia cada una pero no pude encontrar a sus dueños. Un fuerte golpe me exaltó, un mazo de hierro golpeaba un material teñido en rojo y naranja.

Miré una vez más lo que pasaba a mi lado para luego dejarlo atrás. Carretas, personas ocupadas.

Jinetes y soldados patrullando por las calles. Se veian tan seguros y valientes.

-Kedlio espera Gîlthiel, no te retrases -.

-Disculpe Mithrandir -.

Descendimos hasta el primer piso, habian carretas con canastas dentro. De ellas tiraban caballos color café.

-Venid Mithrandir, dentro de esta carreta irais con la dama -.

Señaló una con un pequeño techo de tela. Habian dos señores dentro y un joven muy guapo. Por alguna razón me miró unos segundos y sonrió mirando al piso.

-Subid -.

-Gracias Kedlio, tanta bondad os será recompensada -agradeció Mithrandir.

|°...

Tras cinco días de viaje. Sentada o dormida. Mire hacia atrás, estabamos cruzando Rohan. El sol se ocultaba al oeste.

Cruzé por entre ellos a gatas, Mithrandir se rió al igual que los señores.

Me senté mirando hacia allí, descubría reciente que me encantan las vistas en estos sitios.

Una manzana golpeó mi cabeza y calló sobre mi vestido. El joven me miraba preocupado. Al parecer se la habian lanzado a el y no pudo atraparla.

-Quedesela -exclamó uno de los señores.

-Gracias -.

-Ten, esta vez si atrapala -.

El sonrió, era muy guapo.

Pasé la noche en vela, mirando las estrellas, sintiendo cabalgar a los caballos.

Pero en un abrir y cerrar de ojos la mañana nos alcanzó. Y con ella un suave tacto sobre mi mano. El bello joven tomó mi mano.

-Mithrandir le habla -.

Sonreí, no era necesario tomar mi mano para decirmelo o para despertarme.

-No te aproveches -le golpeó un señor con su bastón en la cabeza.

Reí y el joven acarició la zona lastimada.

-¿Quieres hacer el juego de la manzana con este muchacho? -preguntó Mithrandir.

Lo miré y asentí.

-¿Que es eso del juego de la manzana? -.

-La señorita lanza la manzana entre los árboles y a la vez corre en sus ramas para atraparla -.

Se rieron, era un juego estúpido pero a mi me ayudaba a ser ágil.

-No hay árboles Mithrandir -.

Miró a su alrededor y elevó los hombros.

-Bueno, juega con el. Se muere de aburrimiento -.

-Por Eru, se muere por compartir con ella -se rió un señor.

El joven bajó la mirada avergonzado y sacudió al anciano.

-Basta Aldazar, te lanzare de la carreta -.

Los señores rieron una vez más y se hundieron en una conversación sobre la mercadería que transportaban.

Miré hacia atrás rápidamente. Al volver la vista a el. Tenia un pan en sus manos, me lo estaba entregando.

-Rohan, oh Rohan -recitó el joven- abrigaste nuestro camino, la gracia y abundancia se a tu tierra. Endêl cârem phofdâen.

Mire con atención sus ojos. Cafés claro, bonitos.

-¿Que lengua es esa? -pregunté.

-Elfico -.

-Rumdaem quenen vaegren -recite con voz gruesa. Imite a mi cuidador

-¿Entico? -asentí- ¿Donde lo aprendió, es aprendiz de la reina blanca? -negué.

-Viví entre ellos -.

-No existen colonias elficas en Fangorn -.

-Estaba ahí por causa del destino -.

El no dijo nada más sobre eso.

-Soy Elí -.

-Gîlthiel -.

El sonrió y quitó el gorro de su capa. Tenia bellas orejas picudas, imité su acción y tras ver que éramos iguales. Nos dedicamos a mirar el paisaje que abandonabamos.

-Bienvenida a la aventura, bienvenida a el Reino de los elfos -.

Hyellen ✶

ELVESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora