Capítulo cuarenta y ocho

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-Madre mia, la pequeña es el retrato de Legolas -dijo Eomer cargando a la bebé.

El elfo hizo una de sus particulares muecas, viendose como el padre mas orgulloso y hermoso de toda la tierra media.

-Eómer -le llamó Eówyn y elevó levemente los brazos para mostrarle la carita del pequeño también parecido a el.

La carcajada de Eómer resonó fuerte causando así el llanto de la bebe en sus brazos.

-Por favor Eómer solo estas celoso por la hermosura de mis hijos -respondió Legolas con altaneria.

-Pff, ni que te envidiara por tener orejas picudas -respondió y balanceó sus brazos tratando de calmar a la pequeña.

-Eh, esa es mi frase -se escuchó una voz gruesa de alguien pequeño.

-Gimli -dijo sin interés el jinete.

-Orejas picudas -saludó pero luego se dirigió rápidamente hacia la princesa Eówyn la cual estaba sentada en un banquillo cargando al pequeño- hmm, que desastre, hubiese preferido que se parecieran a Gîlthiel, ella me agrada más.

-Que milagro que estes dentro del salón y no dentro de uno de nuestros calabozos -le recriminó Legolas cruzandose de brazos.

El enano fruncio el ceño y luego sonrio divertido al igual que Legolas, seguido de ellos se saludaron con un medio abrazo rápido.

-Mi Amigo, ¿Donde esta vuestra esposa? -preguntó el enano.

-Ella... -una charola golpeo el piso rompiendo todo lo que sobre ella estaba.

Legolas miró a su joven esposa la cual estaba parada junto a la entrada del salón, sus manos estaban quietas, como si aun estuviese sosteniendo algo, sus ojos no miraban a nadie en específico, miraba mas allá del agujero llamado ventana tallada en la dura roca.

-¿Gîlthiel? -aquel pequeño miro a la joven logrando asi hacerla reaccionar- ¿Que sucede?.

-No es -se acuclillo y empezó a recoger los vidrios- Nada Pipin.

-Esta bien, deje eso yo lo recojo -le respondió el hobbit.

Legolas quien miraba por la ventana en busca de lo que su esposa habia visto. Fruncio el ceño, habia un olor extraño en el aire.

Sintió una mano deslizarse por su brazo y seguido de ello al mirar sobre su hombro vio a su esposa.

-No fue nada -dijo ella tratando de ser convincente.

Legolas relamio sus labios y entre cerro los ojos mientras dirigía su mirada hacia afuera, claramente no le había convencido.

|°...

-¿Que diga que? -el pequeño hobbit miro confundido a su amigo.

-Que aceptes que tenía razón -sonrió- Merry.

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