capitulo sesenta y dos

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Doscientos años
después

-Mira su rostro mi amor -exclamó feliz el principe mirando la carita de su bebé en brazos, otra niña hermosa.

-Bienvenida Thraiana -besó su frentesita, la pequeña movió las manitas y sus piesitos.

-Ione -entró su hija al lado de su esposo.

-Aixa, Eldarion pasen -.

Aixa sonrió mirando a la bebé en brazos de su madre.

-Mira mi niña, ella es Thraiana, sus hermanita -Gîlthiel intento reír mientras lloraba pero de felicidad.

Ambos habian conseguido pasar una preciosa vida en esos doscientos años, en paz y con amor. Habían logrado concebir una pequeña hermosa igual que su hija mayor y su hijo.

-Madre -asomó la cabeza por la puerta Aldaron.

-Ven hijo -le llamó- ven a conocer a tu hermanita.

Ambos elfos rieron mirando quien entraba con el. Kelel hija de Elí.

Quien entró junto con ellos.

-Mi querida hermanita -Aldaron besó su frente.

La miró. Su bello y pequeño cabello rubio parecido al de el y su padre. Aixa la elevó en brazos y la niña rió feliz.

-Hermana -saludó Elí a Gîlthiel.

-Hermano -.

|°...

La comunidad de Ithilien se encontraba sentada sobre el pasto, esperando.

Las flores frente a ellos bailaban con la suave brisa, tenian nuevos lideres y nuevos reinos.

Enenmon, gobernado por el príncipe y ahora Rey Aldaron.

Gondor, gobernado por Eldarion y su esposa, la preciosa princesa Aixa.

Eryn Lasgalen estaba vacío pues el Rey Thraundil partió a valinor dos años después de que su nuera volviera.

Estaban en calma, hasta que escucharon los soniditos de la niña. Abrieron los ojos para ver a sus Reyes salir de la cabaña frente a ellos. Vivian con humildad, tratando bien a su naturaleza, esa que les proporcionaba el pan de cada día.

-Ella es Thraiana Lawuen -la presentó a gran voz el príncipe Legolas- mi hija.

Las voces y murmullos se escucharon para luego alzarse una voz.

¡Larga vida a la princesa Thraiana!.

Luego todo fue silencio, Legolas volteó extrañado hacia su pueblo donde tras ellos se alzaba una hermosa luz.

Mientras mas se acercaba, mas se consumia su luz. Y entonces apareció, una bella elfa de cabellos rubios y ojos azules, portaba un collar con una hoja de diamante.

-¿Madre? -exclamó Legolas asombrado.

Gîlthiel la miró, es bellísima, ahora sabia de donde heredó la belleza su esposo.

-Hijo mío -habló ella y Legolas dejó a la pequeña en brazos de su esposa para luego apresurarse a abrazar a su madre- mi niño, estas tan grande.

El pueblo se postró ante ella, era su muestra de respeto a la bella Reina.

Las leyendas eran ciertas, era mas que hermosa. La pequeña lloró en brazos de Gîlthiel y esta beso suave sus mejillas, haciendola reir al hacerle cosquillas con su nariz en su pancita.

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