ELVES

☘️Capitulo veintiuno ☘️

Habían estado persiguiendo el rastro del grupo de Uruks durante tres días sin comer, sin beber, sin descansar. Aragorn increíblemente podía seguirles el rastro muy fácilmente

-Aprietan el paso -Aragorn estaba escuchando sobre una roca, Gîlthiel solo lo veía- habrán captado nuestro olor, de prisa - se levantó de nuevo para correr.

-Animo Gimli - hablo Legolas al enano el cual venía al último, llegó junto a Gîlthiel y continuaron corriendo.

Un paso tras otro y no había ningún rastro de los hobbits, hasta que Arangorn encontró algo que les dio esperanza, una de las hojas de Lorien las cuales pertenecian a los hobbits

-Las hojas de Lorien no caen sin razón -hablo el con aquella hoja en su mano.

-Podrian seguir con vida - le contesto Legolas

-A menos de un día de nosotros, vamos -respondio Aragorn y sin esperar más continuo corriendo.

Legolas miro a Gîlthiel, la joven no se veía cansada aunque si lo estaba, escucharon un golpe y volteron, el pobre enano se había caído.

-Animo Gimli estamos ganando terreno - ánimo el elfo y junto a Gîlthiel corrieron de nuevo

-Soy un legado a campo traviesa, los enanos somos veloces en el hielo, muy peligrosos en las distancias cortas- respondió el enano

Al cruzar por entre unas rocas se dieron cuenta que habían llegado a Rohan, Gîlthiel jamás había corrido tanto en su vida que por momentos sentía que iba a desmayarse, Aragorn se detuvo un momento para decir algo que Gîlthiel no escucho ya que ella se adelanto junto a Legolas.

-Legolas que ven tus ojos de elfo -pregunto Aragorn,

-El rumbo vira rumbo a Nor-este, llevan a los hobbits a Isengard - contesto el.

-Saruman -dijo Arangorn.

No había descansó y solo cruzaban palabras por momentos, seguían corriendo con la viva esperanza de alcanzar a los hobbits.

-Corren como si escaparan de los latigazos de su amo -dijo Legolas mientras corrían.

Gîlthiel se detuvo un momento, respiró hondo y continuo corriendo, las horas pasaban muy rápido, tanto así que les alcanzó la noche, pero no detuvieron su marcha, hora tras hora entre paso y paso la esperanza de Gîlthiel crecía más.

-El sol se alza rojo, se a vertido sangre está noche - dijo Legolas al amanecer.

Eran pequeñas las palabras que se decían, mientras corrían y sin contemplación del tiempo vieron el sol posicionarse cerca de sus cabezas, Aragorn se detuvo para ver unas huellas pero el relinchar de un caballo los alertó y se ocultaron tras unas rocas, una gran cantidad de jinetes pasaron junto a ellos, al ver la bandera que ondeaba en sus lanzas salieron del escondite.

-Jinetes de Rohan que nuevas tienen de la marca -grito Aragorn para que escucharan.

Los jinetes giraron y empezaron a volver, se acercaron y empezaron a girar al rededor de ellos, cuando se detuvieron en un perfecto círculo apuntaron a todos con sus lanzas.

-Que asuntos traen a un enano, dos elfos y un hombre a la marca, explicaos -hablo uno de los jinetes

-Dadme vuestro nombre caballero y os daré el mio -dijo Gimli, aquel jinete se bajó de su caballo y se acercó.

-Enano te rebanaria la cabeza si se alzará un poco más del suelo -dijo molestó el jinete.

-Estarias muerto antes de tocarlo -respondio Legolas, apuntando al jinete con una flecha.

Los caballeros alzaron más sus lanzas en dirección a el, Aragorn le obligó a bajar su flecha pero Legolas no quiero su expresión de molestia había aquel jinete.

-Soy Aragorn hijo de Arathorn, el es Gimli hijo de Gloin, el es Legolas del Reino de los bosques y ella es Gîlthiel del Reino de Lorien, somos amigos de Rohan y de Theóden tu rey -respondio cortésmente Aragorn

-Theóden no distingue ya amigo, ni enemigo -dijo el jinete, miro fugazmente a la joven Gîlthiel y quitó su casco- ni siquiera a los de su sangre

Entonces Gîlthiel supo quien era, Eomer sobrino del rey Theóden, cuando Elí viajaba a Rohan le llevaba uno que otro libro que hablaba acerca de los caballos y los jinetes, por ahí había visto un dibujo de el.

- Saruman a envenenado la mente del rey y reclama la soberanía de estas tierras, mi compañía son los leales a Rohan y por eso sufrimos destierro; el mago blanco es ladino, baga aquí y allá según cuentan, como un anciano encapuchado y por doquier sus espías escapan a muestras redes -termino de hablar Eomer mientras veía mal a Legolas

-No somos espias, seguímos a una partida de Uruk Hai por el llano rumbo este, tienen cautivos a dos amigos nuestros - hablo Aragorn

-Los Uruk Hai ya no existen, los abatimos durante la noche.

-Pero habían dos hobbits, no encontraste a los hobbits con ellos -pregunto el enano.

-Son muy pequeños, como niños a nuestros ojos -aclaro Aragorn

-No quedó alma con vida, apilamos los cadáveres y los quemamos - dijo Eomer y señaló el lugar.

-Muertos -pregunto Gilmi, Eomer bajo la mirada y asintio.

-Lo lamento -dijo Eomer y levantó la mirada para ver a Gîlthiel está miro muy triste a Legolas, pero Eomer quien no había dejado de mirarla, se sintió mal y entonces silvo -Hasufeld, Arod -dijo el y dos hermosos caballos se acercaron a ellos, uno de pelaje blanco y uno de pelaje café -que estos caballos les traigan mejor suerte que a sus antiguos amos -miro a todos y se detuvo viendo a Gîlthiel- Adios -se puso el casco y subió a su caballo- busquen a sus amigos pero renuncien a toda esperanza, está abandonando estás tierras, rumbo al norte -grito

Empezó a andar en su caballo, todos los demás jinetes se fueron tras el, cuando todos se fueron, Legolas monto sobre el caballo blanco y Aragorn sobré el otro, Gîlthiel ayudó a Gimli a subir tras Legolas, pero Legolas la miro con los ojos entrecerrados, el elfo esperaba a que ella subiera con el.

Ella monto tras Aragorn y cabalgaron hasta los cadáveres de los Uruks, buscaron desesperados pero no había más que un pedazo de sus cinto, Aragorn grito frustrado y triste

-Les hemos fallado - hablo el enano, Gîlthiel, se dio la vuelta tratando de no llorar.

Hasta que escucho la voz de Aragorn al parecer encontró rastro de los hobbits, el cual los guío hasta el bosque, Fangorn

-Fangorn, que locura los a llevado a entrar ahí - dijo Gimli

-Mi hogar -susurro Gîlthiel pero Legolas la escucho.

-Que -pregunto viendola, Gîlthiel solo se apresuró y entro en el bosque-A donde vas detente

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