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Mil gracias a AanaBecerra por la mágica portada

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Cuentan las historias, que en este bosque no habia vida, solo inmensos árboles, árboles vivientes, árboles que saben hablar, que pueden caminar.

A los cuales los elfos les enseñaron a hablar, les dieron vida.

Mi nombre.

Mi nombre es Gîlthiel, he pasado veinte años aquí en Fangorn, ¿Porqué?. Algo tiene preparado el destino para mi y por eso estoy aquí. No conozco a los elfos que me dieron la vida. No se sobre ellos.

Me encuentro sentada en una roca ahora mismo, escuchando con atención lo que se susurran o comunican los árboles pues estan en reunión.

La última mujer Ent sucumbió hace un par de días, su raza esta en peligro, se están muriendo.

Ellos saben, que es tiempo.

El tiempo de ensueño ha llegado, deben descansar. Lastimosamente sus descanso no será un par de horas, serán años.

—¿Que?, ¿Que pasará conmigo? —.

El voltea suavemente hacia mi tendiendome una manzana entre sus ramas.

—Estamos ahora debatiendo, no lo se —.

—Manzana —acaricie suavemente lo bonita que se veia, tan bonita que no me daban ganas ni de comerla— Manzana, si me debo ir, quiero ir a el sitio del que tu vienes.

Sé perfectamente que las manzanas vienen de Edoras, el hogar de los caballeros Jinetes.

—No te quedes mirandola, come, es un regalo de un amigo —no se que expresión mostré— No me mires así jovencita, ¿Te gustaría conocer a su emisor?.

—Será un verdadero honor conocerlo, ¿Donde está? —.

—Fangorn es muy grande, debe estar por ahí —volteó de nuevo a lo que se encontraban charlando.

Espere, solo podía contar las hojas que se les caían para poder distraerme. Finalmente cada uno empezó a retirarse.

—Vamos, ya lo he encontrado —.

—¿Y sobre lo otro?, ¿Que harán?, ¿Después de todo si van a descansar? —.

—Es tiempo —.

Lancé la manzana al aire por entre unas ramas de un árbol, corrí y pase hábilmente por todas las rugosidades y ramas del árbol y la atrapé.

Asi fue nuestro camino hacia el este, yo practicando una extraña carrera entre los árboles. Golpeando de vez en cuando en las ramas por lo cual en Ent reía.

Una vez mas y una mano atrapó la bella manzana.

—Mithrandir —el lider Ent reverenció. Por lo cual también lo hice.

—Que bello día para volver, Hola querida Gîlthiel —.

Sonreí, pero el abrió sus brazos como las aves extienden sus alas. ¿Que quería?.

—Espera que lo abraces —aclaró el Ent.

—De acuerdo —me acerqué y me rodeó con sus brazos mientras reía.

—Supongo que ya lo has de saber, sabio portador de la luz —.

Me alejé y el anciano me devolvió la bella manzana.

—La aves susurran los detalles de este bosque —.

—Gîlthiel vuelve al arrollo por favor —.

—Desde luego, ha sido un verdadero honor conocerlo Mithrandir —.

—Igualmente —.

Me encantaba, mirar el agua, esa que corría por entre las rocas y reposaba en un terreno ondeado.

Se movía con tranquilidad, refrejaba el cielo y las nubes.

Solía pensar en que algún dia me saldrían alas y estaría en paz sobre ellas. Que viviría ahí.

Una hoja verde, hermosa, se desprendió y en su camino al piso de deslizó en mi mejilla. Sentí una gran paz.

—Ella no podrá quedarse aquí —.

—Por ello estoy aquí, en Lorien estará bien —exclamó el mago— buscaré convertirla en una gran guerrera, la mantendré a salvo.

Voltee, lo tuve presente siempre. Debo irme. Su rostro me indicó el momento en que debía acercarme, eso hice.

—Hasta aquí puedo instruirte, ya debo descansar, has aprendido cuanto debes en este bosque. Nuevas cosas te esperan, ve a por ellas —.

Suspiré. Sentía un vacio formandose en mi estómago.

—Fangorn siempre esperará a su joven elfa, tu sabras si volver o no —.

—Gracias —.

Sujete sus ramas, mano.

—Una última razón, verdad, debes conocer. Tus padres murieron aquí, frente a mi, el luchando por la vida de tu madre y la tuya, pero los trasgos acabaron con ambos, excepto con la pequeña a la cual dejaron sobre las ramas de un árbol. Ambos venian de muy lejos con la esperanza de compartir contigo su vida. Pero solo me pidieron que te hiciera saber lo mucho que te amaron. Pertenecían a el pueblo del Rey Oropher en el bosque verde, según el relato de tu madre, ambos habian sido desterrados por causas erróneas.

Habia algo sobre mis mejillas y no me gustaba, sentía un dolor en la garganta y mis ojos estaban mojados.

Deseé que no fuese verdad. Pero tras el pasó de los minutos, solo me quedó aceptarlo.

|°…

No hizo falta una despedida formal, simplemente grabé mi nombre en las rocas salientes del arrollo.

Gîlthiel, Dama de Fangorn.

Eso último lo añadió Mithrandir.

—Elithmer y Fhranion —exclamó de nuevo Bárbol— esos nombres portaban tus padres —sonreí.

—Gracias, por todo. Esto no es un Adiós, es un hasta pronto —.

—Buen viaje, te deseo lo mejor, Ojalá encuentres la felicidad —.

—La traeré para que la conozcas. Lo prometo —.

Asintió, voltee y mis pasos siguieron a los del mago.

Una nueva aventura me espera. Los valar sean conmigo.

Hyellen

ELVESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora