Capítulo cincuenta y cuatro

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Su pulso estaba acelerado, sentía la adrenalina corriendo por sus venas, sus pies, armas y cuerpo se movían hábilmente.

La de cabello naranja logró clavar su daga en el hombro izquierdo de la joven esposa de Legolas.

-¿Sabes¿, yo fui la primera mujer en estar en brazos de Legolas, la primera en la intimidad -Gîlthiel se hecho a reir ante el absurdo comentario de la joven. En sus sueños quizá pasó.

Claramente no era cierto, ¿Porqué?, simple, cuando ese acto sucede es luego de la union material frente a todos, si un elfo incumple sus tradiciones y lo hace sin ningun tipo de unión como la antes mencionada, no puede estar con nadie más. Jamás. Sin embargo decidió hacerla enojar y hablarle con la verdad.

-Bien, que bueno, espero que atesores ese momento, ¿por que sabes que? -arrancó la daga de su hombro y se enderezó sonriendo con altaneria- no tendrás ningún otro momento así con el, sin embargo, yo lo tengo conmigo -llevó sus dedos a su barbilla y fingió estar pensativa- para siempre -sonrió de lado, al instante la pelinaranja apretó la empuñadura de su espada con rabia- talvez puedas haber sido la primera, pero yo seré la última, la que estará entre sus brazos cada noche por el resto de nuestras vidas.

Iâni atacó pero fue sorprendida por su propia daga la cual le hirió levemente el antebrazo. Retrocedió y empezó atacar de nuevo.

-No soy desentendida, yo si conozco las leyes, tradiciones y maldiciones que caen sobre la comunidad elfica -exclamó Gîlthiel esquivando la espada de su mediaprima.

Iâni no respondió y dio un paso atrás, miró con terror la figura que se encontraba tras la joven estrella.

-Se que es mentira que entre Legolas y tu hubo unión -concluyó la princesa.

-Lo confirmo -escuchó la voz de su esposo tras ella entonces volteó levemente sin bajar la guardia.

Sus ojos azules resplandecían en un celeste claro, sus dedos sostenian una flecha tensada en su arco apuntando en dirección a la oponente de su esposa.

Iâni sonrió y se dejó caer de espaldas y Gîlthiel se dirigió con cautela a mirar hacia abajo del árbol pero entonces escuchó a su esposo gemir adolorido.

Aterrorizada volteó y lo sujetó antes que este caera del árbol. Miró la flecha que atravezaba a su esposo clavada desde la espalda y su brillante punta resaltando en su abdomen. Se dejó caer suavemente en la rama sujetando el cuerpo de su esposo al cual recargó en sus piernas.

La sangre salía pero era poca, Legolas tomó la flecha entre sus manos e intentó sacarla siendo detenido por las manos de su esposa.

-Basta te harás más daño -pidió y Legolas la miró a los ojos, no entendía por que se sentía tan debil.

-Mi amor -exclamó, cerró los ojos y apretó los labios reteniendo un quejido- estoy sintiéndome cada vez peor, dejame sacarla.

-Lo aré yo -exclamó ella y Legolas asintió.

Tocó la afilada punta con su dedo indice y se pinchó, al instante sintió un hormigueo recorrerle el cuerpo, su piel se puso roja y piqueteaba, dolia.

Entonces lo supo, estaba envenenada.

Legolas la miró y acarició su mejilla, Gîlthiel sentía miedo, ¿Cómo sacaría el veneno?.

-Se fuerte mi amor -exclamó ella y sujetó la flecha, Legolas se quejó suavemente.

Apretó los dientes cuando Gîlthiel quebró la punta de la flecha, entonces la mano de su esposa rodeó su abdomen y se deslizó hasta el otro extremo de la flecha, en su espalda.

Se mordió el labio inferior intentando no gritar. Una vez eso salió Gîlthiel lo lanzó lejos y se abalanzó a abrazar por sobre los hombros a su esposo mientras depositaba besos en su frente.

-Levanta tu camisa -pidió y el la miró extrañado- debo sacarte ese veneno.

Legolas llevo su mano hacia su camisa pero no la levantó, Gîlthiel al ver esta acción lo hizo ella misma y dejó a Legolas suavemente sobre la rama.

-Te dolerá, pero es necesario, no permitiré que empeores -Gîlthiel se inclinó y llevo sus labios a la herida e hizo una pequeña succión.

Su boca se lleno de sangre la cual escupió y luego repitió la acción. Luego de unos minutos Legolas sujetó el cabello de la joven cuando sintió que ya era suficiente. Se sentía debil aun pero ya no seguía empeorando.

-Naêni -habló y esta lo miró, llevó su dedo a la comisura de sus labios y limpió- vamos, los demas están en la batalla.

-No, tu debes descansar, quédate aquí voy a por mi caballo -dijo ella y trató se incorporarse pero Legolas sujetó su mano impidiendolo.

-Trae athelas, con eso estaré bien -pidió- porfavor.

Gîlthiel asintió y bajó del árbol, caminó hacia todos lados buscando la planta entre la hierba pero le era dificil.

Al cabo de unos minutos sus ojos encontraron su objetivo, sujetó la suficiente y con su daga corto desde cerca de la raíz.

Volvió con pasos rapidos hacia donde estaba Legolas pero lo vio bajando del árbol, tenia una cara adolorida pero no se veía tan mal. Una vez en el suelo se acercó a ella y la besó desprevenidamente.

-Encontré esto -habló luego de unos segundos.

-Estoy bien, ¿Si?, vamos -empezó a caminar.

Sus piernas flaquearon y calló de brocas en la hierba.

-¡Legolas! -ella corrió hacia el y lo ayudó a recostarse- Irnîn me, eres tan testarudo.

El sonrió.

-Te amo, Hewuell Lawuen, Gîlthiel princesa de Lorien, Estrella madre de mis hijos -exclamó mientras la acariciaba.

-Tambien te amo -exclamó y empezó a refregar la hierba en sus manos.

Su cuerpo se tensó y llenó de pánico cuando sintió el cuerpo de Legolas relajarse, volteó a mirarlo.

Irnîn me! -exclamó y lo movió, estaba poniéndose frío- Irnîn me despierta.

Legolas había cerrado ya, los ojos.

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