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-No, por ahora ella y yo hemos estado conversando y hasta que la colonia no este completa no podemos irnos -dice el príncipe.
Habia pasado un año y diez meses desde su boda y recientemente el rey Thraundil les habia preguntado sobre sus partida al bosque de Ithilien y este habia respondido de esa manera pues en realidad no tenian elfos suficientes además las construcciones apenas estaban iniciando como para decir que la colonia estaba lista.
Y no es que ambos tuvieran prisa ya que Hewuell le había tomado mucho cariño al rey y al reino entero, mientras ella vagaba en sus pensamientos alguien se acercó a todos ellos e hizo reverencia.
-Majestades -habló Orión- hemos regresado de dar nuestro recorrido diario por el bosque, en efecto el bosque esta mejorando pero encontramos algo que seguramente desearán ver.
Los esposos se miran confundidos entre si al igual que al Rey quien inmediatamente se incorpora de su trono.
-Prepara a la guardia, partiremos entonces -ordenó el rey.
-Como ordene su majestad -respondió Orión y al instante reverenció para luego alejarse.
...
Sobre sus caballos correspondientes yacian los jovenes esposos, adelantandose o retrasandose al rey por momentos, finalmente el capitán de la guardia alzó la mano indicando al grupo detenerse.
-Ahí -señalo un hermoso y frondoso árbol del ahora recuperado bosque- es un escrito pero decidimos no leerlo hasta que usted estuviese presente alteza.
-Gracias Orión -respondió el rey para luego desender de su actual reno.
-Dispersense y protejan el perimetro -ordenó el capitán.
A los segundos entre los arboles ahora vivos ambos jovenes aparecen para luego detener sus risa al ver aquel árbol singular al resto.
Habian pasado dos años desde la destrucción del anillo unico y un año desde que el reino realizó un ritual usado por los antepasados para sanación del bosque luego de haberlo liberado de las plagas.
-¿Que sucede alteza? -pregunta Gîlthiel.
-Parece que nuestro antiguo concilio dejó algo pendiente en decirnos y esta ahí arriba -contestó mirando hacia lo mas alto del frondoso árbol.
Legolas colocó sus manos sobre las verdes lianas en aquel árbol para sostenerse con fuerza y luego pasar frente a ellos elevandose así en el aire y callendo de pie sobre una de las ramas.
