Los tres se fueron corriendo a la sala común, estaban temblando de emoción y no dejaban de sonreír, ni de mirarse.
Se sentaron los cuatro al rededor del fuego, Hermione y Leanne al lado, y enfrente estaban Ron y Harry, el cual no le quitaba la mirada de arriba, y sentía ese cosquilleo tan famoso llamado "Mariposas"
—¡Cuéntenme todo!, quiero saber cómo es que me encontraron. Dumbledore me dijo que fue a buscarme por ustedes.— Leanne entrelazo el brazo con Hermione y ella le sonrió.
—Bueno, estaba claro que de brazos cruzados no nos íbamos a quedar. ¿No?— Ron se apresuró a contestar y Leanne soltó una pequeña risa.
—Estuve todo el tiempo en la biblioteca, lo único que hice fue buscar respuestas. ¡Y LO OBTUVE!— Hermione festejó y los cuatro rieron.
—¿Ellos dos no te ayudaron?— Señaló a Harry y a Ron.
—Teniamos la mente en otro lado..— Ron miró a Harry y este asintió.
—Creo que es tiempo de que vea a Draco. Además, me matarán si estoy en la sala común de Gryffindor. ¿No creen?— Leanne se levantó y los tres la acompañaron hacia el cuadro de la Dama Gorda.
—Nos vemos en la cena, tenemos que contarte muchas cosas.— Hermione le dejo un besito en la mejilla y Harry saludó con la mano sonriendo. Ron, miraba a su amigo, intentando no reírse.
Leanne desapareció entre las escaleras y Harry volvió a agarrarse la frente. Su cicatriz le dolía tanto que previa que su cabeza explotaría en cualquier momento.
—¡HARRY!— Hermione lo tomo del brazo y Harry lo único que hizo fue mirarla.
—Está de vuelta, volvió.— Harry susurro mientras Hermione y Ron se miraban con la misma mirada de preocupación.
Leanne dijo la contraseña de su sala común y entró. Los estudiantes la miraban sorprendidos, algunos hablaban entre ellos, y otros simplemente la ignoraban.
Continuó su camino y se encontró con Goyle, el cual abrazó.
—¿Y Draco? Creo que ya es hora de que me vea.— Soltó una risa y Goyle trató de acompañar la risa.
—No lo sé, pero hey, esté donde esté, sabe de tu regreso y está más que contento.—
—Con eso no me alcanza, creí que vendría a verme..— Leanne frunció el ceño.
—Tal vez lo esté haciendo, quizás anda por los pasillos. ¡VE A BUSCARLO!— Goyle trató de arreglarlo pero Leanne ya estaba dándole media vuelta y yéndose a su habitación.
Si bien Draco ya sabía que ella estaba de regreso, su tarea era evitar encontrársela lo más que pueda, aunque le duela más que a nadie en el planeta. Pero ese era su deber y no tenía otra opción, porque quizás la otra opción no era una salida.
A la hora de la cena, Leanne fue junto a Cedric y Luna, quienes le contaban cómo habían sido estos días, que no habían asistido a clase y que todo se había tornado muy gris.
—¡Leanne!— Mcgonagall se acercó a ella y le dio un mini abrazo. —Un gusto tenerte de nuevo, señorita Wallas.—
—El gusto es mía profesora.— Leanne le regalo una sonrisa y se sentó en la mesa de slytherin, aun sin ver a Draco.
—¿Crees que este enfermo?— Le susurró a un compañero de Slytherin.
—Lo he visto hoy, todos los días. No se porque ahora no está aquí.— Le respondió y continuó comiendo.
Se dio media vuelta y vio que ninguno de los tres estaban en la mesa de Gryffindor. Así que optó por comer lo más rápido posible, para luego dirigirse a la sala común de ellos, o al menos tratar de hacerlo.
Salió corriendo y en el vestíbulo se encontró con Neville, el cual le sonrió de oreja a oreja.
—¡Neville! necesito tu ayuda. AHORA.—
Neville le dio la contraseña y entro a escondidas a la sala común. Y ahí los vio, los tres estaban dormidos, Harry y Ron sobre una mesa, y Hermione en el sofá.
Leanne con su varita trajo tres mantas, una se la puso a Hermione y otra a Ron. Pero cuando quiso hacerlo con Harry, abrió los ojos y se acomodó los anteojos.
—Dios Harry, me diste un susto.— Leanne llevó su mano hacia su pecho y habló en vos baja.
—Lo siento.— Harry sonrió y le hizo una seña para que vayan hacia al lado de la fogata.
—¿Que se quedaron haciendo? ¿Por que todos estaban así?—
—Te lo explicaremos mañana cuando ellos estén despiertos. Ahora, Leanne, ¿Recuerdas que te dijimos que había que contarte muchas cosas?— Leanne Asintió. —Bueno, mi tarea es hablarte de una.—
—Suéltalo Harry, soy toda oídos.— Se sentó derecha frente a él, Harry sentía muchos nervios al tenerla tan cerca.
—Es sobre Draco.—
—¡Al fin alguien tiene respuestas! aún no lo he visto.— Leanne revoleo los ojos y Harry sintió pánico. Quizás la destrozaría esto o quizás no, pero no quería ser el culpable. Aún así, era su deber decírselo.
—Si, bueno, Draco ha estado muy distante de nosotros, no como cuando estabas vos acá. Es decir, volvió a tomar la misma actitud de antes.— Trago nervioso y Leanne siguió con su misma mirada. —Y cuando lo veíamos, estaba algo tenso, no sabemos que trama.—
—¿Tramar...? Harry, creo que estás soñando. Draco está enfermo, es lo más seguro, me lo dijo Crabbe.— Leanne sonrió aliviada y le acaricio el brazo a Harry, el casi vomita todo lo que comió en sus catorce años.
—Está bien, no sabemos que sucede, así que si te dijeron eso, quizás esté enfermo.— Se paró algo brusco. —Creo que es hora de que vayas a dormir, te pueden encontrar aquí.—
Leanne dejo un beso sobre su mejilla y salió por el retrato, para irse a su sala común, la que quedaba en la otra punta de la de Gryffindor.
Harry sentía que le ardía la cabeza. El dolor a veces era mortal, pero ahora cargaba con el peso de Leanne. Ella ya estaba con ellos y en algún momento se enteraría de los sentimientos por el.
En la mañana siguiente, ya era la hora de la partida por navidad. Leanne había sido invitada a isara la con los Weasley, lo mismo Harry y Hermione. Los tres aceptaron, así que empacaron todo y se fueron al tren con todos los Weasley.
Se sentaron en el mismo compartimiento los cuatro, y nadie hablaba. Tenían mucho sueño, pero era más el miedo que tenían que sueño, aunque aún Leanne no sabía que es lo que pasaba. Pero Hermione, Ron y Harry ya habían descubierto la verdad de Draco.
—¡Que caras!, no escuché ni un "Gracias" por haberlos tratado como mis hijos.— Leanne soltó una risa.
—Ni tampoco al papa.— Ron susurro mirando a Harry, y este le dio un codazo. Ron ya sabía que Harry estaba despierto, por eso lo del papá.
—Leanne, Gracias, te amo, te amo.— Hermione la despeino y Leanne se la devolvió.
—Es increíble, aún no he visto a Draco y ya es mi segundo día. Creo que me está evitando. ¡No lo i en el tren!—
Los tres se miraron y guardaron silencio. No sabían si se lo tenían que decir, o debían esperar. A lo mejor la señora Weasley tenía las respuestas correctas, y quizás ella se lo podía decir.
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¿Puro sueño?
FanfictionAcompaña a Leanne Wallas, a su nueva vida en Hogwarts, con amores, aprendizajes y amistades nuevas. ¿Todo es real?