Capitulo 23.

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Me quede dormida sobre el techo, y desperté en la tarde, pero en la oficina de Dumbledore.
Mire a mi al rededor y estaban todos los profesores, no faltaba ni uno, yo los miré y noté que mis ojos estaban muy hinchados, tenía en mano la cadenita de mi madre. Y en la otra mano, la carta de mis padres.
—Veo que tus padres tomaron el atrevimiento de despedirse primeros.— Rompió el silencio Dumbledore y yo lo miré, con lagrimas cayendo sobre mis mejillas.
—Ellos lo sabían pero me lo ocultaron. ¿Por que?— Hable entre llanto y Mcgonagall se acercó a dejarme leves caricias sobre mi cabello, con una mirada de tristeza.
—Aquí también lo sabemos, Leanne, pero me temo que ya es momento de contartelo y que lo sepas.— Dijo Snape y Lupin se acercó a mí, seco mis lagrimas y el apretó sus labios para no llorar.
—Te lo contaremos, pero prométenos que a tus amigos no les dirás. No te creerán o.. será mucho más difícil la despedida.— Dijo Lupin y yo asenti mientras me secaba las lagrimas.
    Lupin y los demás profesores me contaron la verdad. Mi corazón ya no existía, mi cuerpo era pura agua y mis ojos puras lagrimas. Salte a abrazar a Lupin, no lo solté por minutos, el echo a todos y acepto el abrazo, dejando caricias en mi espalda, repitiendo un "Todo pasara, pequeña, todo pasara." susurrado.
   Volví a la sala común y Draco me miró y pudo notar toda la tristeza en mi rostro, el salto a abrazarme y yo lo hice. "Por favor, jamás me sueltes y te olvides de mí." Le susurré en el odio y el me se alejo, sosteniéndome de las manos.
—¿Por que lo haría? eso jamás sucederá.— Volvió a abrazarme y yo me agarre más fuerte. Quien sabe cuando, ya no estaría en sus brazos y no tendría sus palabras dedicadas a mí.
  Me fui a dormir, y a la mañana siguiente desperté y creí que lo mejor era pasar todo el tiempo que pueda con mis amigos, disfrutar cada momento, eso es lo que debía hacer.

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