Capitulo 35.

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—¿Me estás diciendo que Leanne puede volver a estar con nosotros?— Preguntó Ron en voz baja mientras se llenaba la boca de comida.
—Así es, pero no es tan fácil como suena, por eso necesitamos ayuda de Dumbledore.— Los tres miraron al director, quien comía con delicadeza mientras hablaba con Snape.
—Ojalá funcione.— Harry susurro y luego vio hacia la mesa de enfrente, viendo cómo Draco apenas tocaba la comida y solo miraba a sus dos amigos con mala cara.
   Luego de la rica cena, los tres esperaron a que los estudiantes fueran a sus salas comunes, para así poder hablar con tranquilidad con Albus. Hermione estaba lista para dar un discurso cortés, mientras que Harry y Ron habían entendido muy poco lo que tenían que decir, así que decidieron en quedarse callados y solo hablar para confirmar que quieren a Leanne de vuelta con ellos.
  Quince minutos pasaron y Dumbledore los guió a su despacho, el sabía que se trataba de algo sobre Leanne, así que prefirió que sea algo más privado a que se entere medio Hogwarts.
—¿Y bien? soy todo oídos.— Albus se sentó en su escritorio y espero a que alguno de los tres estudiantes que estaban sentados frente a él, dijeran algo.
—Bueno, lamento que hagamos esto a su espalda, bueno no es a su espalda, pero nos dijeron que no podíamos hacer nada.— Hermione aclaró su garganta y continuó: —Pero encontré un libro y me dio respuestas para traer a Leanne de vuelta con nosotros. Pero solo necesitamos ayuda de un mago excelente, y pensamos en ti..—
—Eso me halaga bastante, señorita Granger.— Hermione se ruborizó y Ron la miró ocultando la risa. —Necesito que me cuente que es lo que han hecho, si es que quieren contar.—
—Encontré la manera para comunicarme con ella, y...nos contesto.— Hermione metió su mano dentro de su capa y saco un pedazo de pergamino. —Acá está la prueba.— Apoyo la carta sobre la mesa y Dumbledore la leyó con sus lentes de medialuna apoyados en la punta de su gran nariz.
   Albus terminó de leer la pequeña carta que Leanne les había mandado, y levanto ambas cejas, mostrando su sonrisa de siempre, que nunca se iría aunque estuviese enojado. Harry, mientras tanto, sentía que su frente le dolía más de lo normal, no sabe si era por los nervios, o por su.. Cicatriz.
—Me temo que arriesgaron demasiado usando magia avanzada.— Dumbledore los miro a los tres y Hermione se sintió, por primera vez, asustada de su comportamiento. —Pero debo decir, que están en lo correcto. Y también hice algunas cosas a sus espaldas, estuve averiguando bastante y descubrí cosas.—
—¿Cómo qué?— Ron estaba esperanzado de que puedan traer a su amiga de vuelta, tanto, que se había olvidado de sus modales frente al director.
—Es obvio que Leanne cambio de Realidad, pero ella pertenece a aquí. Corre riesgo estando del otro lado, es magia lo que ella usó y lo hizo perfecto.— Albus se levantó y Hermione miró a los chicos con cara de asombro.
—Quiere decir que, ¿Leanne pertenece a Hogwarts? ¿Pertenece a nosotros? ¿No es muggle?— Harry se emocionó tanto, que hasta se paró al frente de Dumbledore.
—No es Muggle, ni tampoco es que nos pertenece. Ella tiene una cualidad que las personas de donde es, no las tienen. Por lo tanto, ella pertenece al mundo de la magia, a esta realidad.— El director aclaró la voz y luego comenzó a caminar por todo el despacho. —Señorita Granger, ¿que es lo que van a hacer?—
—Bien, solo hay que mhmm.— Hermione pensó en si decirle o no, pero Dumbledore estaba de acuerdo así que no lo dudó. Tragó saliva y se paró:—Teletransportarnos, y se puede hacer como nos desaparecemos, pero nosotros aún no tenemos esa licencia, no tenemos edad, pero usted sí.—
—¡Eso era lo de la magia avanzada! ¡Ahora entiendo!— Ron miró a Hermione y Harry soltó una risa.
—Pero, en Hogwarts no se puede desaparecer, ¿no? es contra las reglas. Hermione nos lo repitió muchas veces.— Harry rompió el silencio y Dumbledore asintió.
—De hecho, lo es, pero lo es solamente para las personas cuales no tienen esa cualidad de desaparecerse. Lo cual tendría el derecho de hacerlo yo mismo.— Dumbledore volvió a sentarse, tomo un poco de líquido que había en la copa. —¿Leanne sabe?—
—Nos pidió que le contemos todo por un pergamino, creo que será más fácil que usted lo haga.— Hermione se paro junto a la puerta y les hizo una seña a los chicos para que la acompañaran.
—Muy bien, lo pensaré y si mi respuesta es que sí, se los diré. Pero ahora, es hora de descansar, buenas noches.— Los chicos se despidieron y salieron del despacho de Dumbledore.
   En el camino a la sala común de Gryffindor no hablaron nada, los tres estaban demasiado cansados como para festejar, pero estaban seguros de que al otro día estarían todo el día sin parar. Harry, quien se acababa de dar cuenta que tenía sentimientos por Leanne, no veía la hora de contarle lo que sentía. Ron, por otro lado, quería que volviera antes de navidad, para que vaya con ellos a la madriguera.
  Hermione no daba más de felicidad, al acostarse, no podía no sonreír. Su mejor amiga podía estar de regreso nuevamente con ella, compartiendo lo que hicieron los otros tres años, juntas, como siempre.
   Draco ya tenía casi todo listo, no dormía en las noches porque tenía miles de cosas en la cabeza. Sabía lo que se venía, sabía que Leanne regresaría y que no sería la única persona que lo haría. Él estaría metido en los dos regresos, y sabía que tendría que alejarse de uno para que no lo mataran, y ya tenía la respuesta.
—¿La irás a buscar?— Crabbe se asomo y Draco se dio media vuelta, acomodándose el traje negro.
—No, no lo haré. Usare esto para otra cosa que no te interesa, y tampoco me interesa contarte.— Draco tapó lo que había preparado y salió de la sala común, dirigiéndose a dormir.
   A la mañana siguiente Harry, Ron y Hermione no paraban de sonreír, al menos Ron y Hermione no la forzaban, Harry no daba más del dolor de la cicatriz, tanto que trataba de no agarrarse la cabeza.
  Se sentaron a desayunar y Dumbledore les guiño el ojo, para luego asentir con la cabeza. Eso significaba de que ya le había mandado un pergamino a Leanne y que iría a buscarla a su casa lo más antes posible.
—Ahora todo tiene sentido.— Hermione revolvía sus cereales y no paraba de sonreír. —¿Recuerdan lo que ella nos dijo? Nos contó su historia, y ahí nos decía que no pertenecía a allí, ¡todo concuerda!—
—Wow, esto es muy loco, en unos días la tendremos a Leanne aquí, ¡De nuevo! ¿no es loco? digo, menos mal que llega para Navidad, mamá estará contenta.— Ron no dejaba de hablar, y no noto que Harry sonreía mirando su plato.
—Y parece que alguien más estará contento con su regreso.— Hermione lo pateo por debajo de la mesa y el levantó la mirada.
—¿Tu...? ¿yo? sí, obvio, si es mi mejor amiga.— Dijo Harry mintiendo.
—No soy tonta Harry, sé que te gusta, se te nota desde el primer día que la viste. Apenas regresa, ¡ve por ella! estoy segura de que algo debe sentir por ti.—
—¿Cómo lo sabes?— Harry levanto una caída y Ron frunció el ceño.
—¿Que como lo sabe? Harry, es su mejor amiga, ella sabe cosas que nosotros dos n..— Ron intento seguir pero rápidamente vió que en la mesa de profesores, ya no estaba el director.

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