—¿Decías..?— Hermione frunció el ceño mientras lo miraba.
—Dumbledore, ¡ya fue por Leanne!— Ron le pegó en el brazo a Harry y le hizo una señal con la cabeza a Hermione para que ambos miraran a la mesa. Definitivamente Dumbledore ya no estaba con ellos.
Los tres terminaron de comer lo más rápido posible y fueron directamente hacia el despacho de Dumbledore, pero algo les decía que ya se había ido, que sólo tenían que esperar.
—Ahora dudo, ¿creen que haya que decirle a Draco?— Hermione se cruzó de brazos y se sentó en el suelo, Harry hizo lo mismo.
—Pues, no lo ví interesado en su regreso, creo que no debemos decirle nada y esperar a que la vea.— Ron saco de su bolsillo un dulce y comenzó a comerlo.
Draco luego de comer, intentó arreglar lo que había estado intentando hace días. Pero se dio cuenta de que algo andaba mal, y que no era por su culpa.
—¡Maldición!— Se quejó mientras pateaba un sofá y se sentaba.
—¿No lograste repararlo?— Goyle se sentó a su lado y lo miraba fijamente.
—No, pero siento que ese Potter, la sangre sucia y el pobretón andan en algo. No los veo tristes hace semanas, y anda de aquí para allá.— Rascó su barbilla y negó con la cabeza. —Leanne debe estar de regreso, y tengo que intentar que no vea a Potter primero.—
—¿No crees que es demasiado? Draco, ya es suficiente y creo que deberías ir con ellos en busca de Leanne. Es tu novia y es su amiga, a ella le hubiese gustado que la hayan buscado todos juntos.— Goyle se paró y se llevó una mirada desafiante de Draco.
—¿Ahora quien te crees que eres para decirme que hacer? No necesito juntarme con ellos para traerla de vuelta. Además, como te dije, Potter querrá sacármela.— Se paró frente a su amigo y el retrocedió unos pasos.
—¿Cuando le dirás a Leanne la verdad?— Goyle se cruzó de brazos.
—¿Verdad de qué? ¿De que tengo que alejarme de ella? lo sabrá cuando vuelva, y no necesito de tus sarmones.— Draco se dio media vuelta y se perdió por las escaleras.
Dumbledore, junto a la profesora mcgonagall, estaban en su despacho, tratando de lograr encontrase con Leanne, en otra realidad muy pero muy distinta.
—¿Estas seguro, Albus? creo que es muy peligroso.— Mcgonagall lo fulmino con la mirada más preocupada que Dumbledore pudo llegar a ver.
—Tranquila Minerva, si hay algo de lo que estuve muy seguro en mi vida, es de esto. Leanne pertenece a esta realidad, y no puede continuar viviendo de la manera que lo hace.— Aún con su sonrisa de siempre, agarró su varita dio unos toques y desapareció en ese despacho.
Leanne estaba sola en su casa, como de costumbre. En ese momento se encontraba leyendo y tomando un poco de agua natural en su sala de estar, pensando mucho en lo que había vivido en Hogwarts.
—Debería olvidarme de Hogwarts, fue solo un sueño y no me recuerdan.— Leanne cerró su libro y se frotó los ojos.
—No hay nadie que no te recuerde, Wallas.— Dumbledore entró por la puerta principal y Leanne abrió los ojos como plato, sin hacer ningún ruido. —Estoy aqui por ellos.—
—¿Dumbl....? ¿Direct..?— Leanne no podía terminar ni una sola palabra. Su corazón latía con fuerza y temblaba, era incapaz de levantarse de esa silla.
—Tomate el tiempo que necesites, Leanne, pero, ¿podría servirme un poco de agua?— El director vio cómo la menor asentía. —Gracias.— Con delicadeza se acercó a la pequeña cocina y se sirvió un poco de agua, tomando de esta de una manera bastante lenta.
—¿Cómo es que usted está aquí? es imposible.— Leanne, que se logró parar, fue directamente a ponerse frente a él.
—Hermione fue de bastante ayuda debo decir. Pero, si me permites, Leanne, creo que desde un principio sabias que esto pasaría.—
—¿Pasar? Fue todo un cambio de realidad, miles de personas lo hacen y vuelven. Pero usted volvió.. y..?— Frunció el ceño y Dumbledore soltó una pequeña risita.
—Que yo sepa, solo te conocí a tí. Déjame decirte, que tú perteneces a nuestra realidad. El mundo tiene muchas realidades, más de las que crees, y gente como tú, habita en ellas.— Tomo el último sorbo de agua y continuó.— Pero claramente hubo un error en tí. Aquí nada te favorece, tienes magia porque eso de cambiar de realidades, es magia. Así que nos perteneces, perteneces a Hogwarts y a tu familia.—
A Leanne se le cristalizaron los ojos y de inmediato comenzó a sonreír inconscientemente, pero quizá Dumbledore tenía razón y nada de lo que ella había vivido, era real. No tenía una vida por la cual todos envidiarían, ni tampoco plata, físico, nada, pero en Hogwarts, Surrey, sí. Allí tiene amigos, escuela, familia que la ama y hasta un novio que está ansiosa por verla de nuevo.
—Entonces.. si es que acepto, ¿me voy ahora mismo?—
—Claro que sí, no pertenezco a aqui y creo que a tu hermano no le agradaría ver a un viejo hechicero en su cocina. ¿Verdad?— Dumbledore sonrió y puso su brazo al lado del de Leanne. —Vámonos a casa Leanne, tus amigos te esperan y familia también.—
Leanne se agarró fuerte del brazo de Dumbledore, y de repente, todo era dar vueltas. El fondo era negro y solo veía al director junto a ella. Estaba aterrada pero feliz, en menos de cinco minutos estaría viendo a sus amigos de nuevo, los estaría abrazando y estaría feliz de nuevo. Todo había sido muy rápido, y había tenido muy poco tiempo para pensar en todo lo que se venía.
—Se están tardando mucho, ¿verdad?— Ron apretó sus labios y luego soltó un suspiro.
—Tranquilo Ron, ya deben estar por llegar.— Hermione sonrió y parecía tranquila, pero por dentro estaba igual de impaciente.
Fred y George de saltearon la clase de Adivinación, y se fueron directamente al Gran Comedor con la idea de robar comida y comerla mientras estaban en el techo de Hogwarts. Algo que habían deseado hacerlo con Leanne, pero no lo habían logrado.
Se sentaron en la mesa de gryffindor, sin nadie al rededor de ninguna casa, pero de repente se escuchó como un fuerte viento a su lado, pero no vieron nada.
—¡Hey!— Gritó una voz femenina a su lado.
—Hola.— Dijeron ambos mirándola rápido y luego volvieron a posar la mirada en la comida. En menos de un segundo volvieron a mirar a ella y sonrieron de oreja a oreja. —¡LEANNE!— Gritaron y saltaron del banco para ir directo a ella, la abrazaron y la levantaron como si fuese un premio.
—Bienvenida.— Albus le guiñó el ojo y desapareció entre los pasillos.
—¿Me extrañaron?— Preguntó Leanne con una sonrisa mientras dejaba un beso en la mejilla de cada uno.
—¡Muchísimo! nunca había extrañado tanto a una persona como a ti, Leanne.— George se secó una pequeña lágrima y la subió a caballito.
—¡Los chicos esperan por ti!— Grito Fred y salieron los tres del Gran Comedor.
Hermione, Ron y Harry estaban sentados aún con cara de sufrimiento en las afueras del despacho de Dumbledore. Pero el ruido de unos gritos conocidos y pisadas se dieron vuelta; eran Fred y George cargando a Leanne, iban hacia ellos.
—¡RON! ¡HERMIONE! ¡HARRY!— Leanne salto de estar arriba de George y fue directo a ellos.
—¡DEMONIOS LEANNE! TE EXTRAÑE.— Hermione fue la primera en abrazarla, y le mancho toda la ropa con lagrimas.
—¡También yo! no sabes cuanto..— Leanne dejo un beso en su mejilla y luego fue a Ron.
—¡LEANNE!— Ron la abrazó y Leanne quedo como un koala arriba de el. Le llenó el rostro de besitos y luego fue a Harry.
—Harry, dios santo, te extrañe demasiado.— Lo abrazó por el cuello y Harry la rodeó por la cintura.
—Yo a vos, cielito, muchísimo.— Le dejo un beso sobre su mejilla y Ron y Hermione se miraron como cómplices.
—¡ESTÁBAMOS EN EL COMEDOR!—Hablo George con una sonrisa.
—¡Y APARECIÓ LEANNE CON DUMBLEDORE!— Fred le continuó la frase.
—¡Sabíamos que volverías! lo investigue todo.— Hermione le acaricio el cabello y se escucharon pisadas.
—Ya te dije Neville, aún no quiero plantas, luego veré si quie...— Cedric vió a Leanne y fue corriendo hacia ella.
—¡Cedric! wow.. yo..— Leanne luego del abrazo lo miró a los ojos.
—Te extrañé.— Diggory le continuó la frase y Leanne soltó una pequeña risa.
—Yo más.— Le dio n beso en la frente y se tomo de la mano con Hermione.
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¿Puro sueño?
FanfictionAcompaña a Leanne Wallas, a su nueva vida en Hogwarts, con amores, aprendizajes y amistades nuevas. ¿Todo es real?