Capitulo 38.

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Llegaron a la estación, y allí estaba la señora Weasley junto con Arthur, quienes recibieron a los chicos con grandes abrazos y muchos besos.
—¡Es un gusto tenerte con nosotros, Lea!— La señora Weasley la abrazo en la puerta de la Madriguera.
—El gusto es mío.— Contestó con desgana y subió a lo que llamaría su habitación, aunque la compartía con Ginny y Hermione.
—¿Le sucedió algo?— Arthur preguntó entrando a la casa.
—Es por Draco.— Hermione se apresuró y vió como Fred cerraba sus puños.
—Ese idiota...— Dijo entre dientes.
—Piensa que no la quiere más, pero es porque aún no sabe la verdad.— Ron agarro un cupcake y se sentó en el sofá.
—Creo que debería hablar con ella, ¿no creen?— La señora Weasley subió las escaleras y se dirigió al cuarto.
   Tocó la puerta dos veces y no se oyó nada. Leanne estaba recostada mirando hacia el costado. No quería hablar con nadie, más que nada porque pensaba que nadie tendría las respuestas que ella necesitaba en ese momento.
  Molly se sentó al lado de ella y le acaricio el cabello, y pudo ver como Leanne lloraba en silencio. Sus lagrimas caían y dejaban su marca sobre la cama.
—Cielo, ¿Que es lo que te tiene tan preocupada?— Molly hablo con su voz suave y logró que la mirara.
—Es Draco, no me dio señales ni nada, siento que esta enojado.. o evitándome.—
—¿Quieres la verdad?— Molly dudó, ya que lo único que quería era verla bien, pero esto la destrozaría.
—Claro que sí.— Leanne se sentó derecha y Molly estaba más seria que nunca, con sus ojos angustiados.
—El Innombrable ha vuelto.— Tragó nerviosa y vio cómo Leanne abría los ojos como platos. —Si bien sabes, los mortífagos son sus seguidores, y Lucius Malfoy es uno de ellos. Como también Bellatrix Lestrange.— Leanne asintió.
  <<El Innombrable tomó como a Draco como otro de sus seguidores. Para así poder acercarse más a Harry y poder obtener su...>>
Molly no pudo continuar. Decir la palabra "muerte" de cualquier persona (y más si era de alguien cercano) la ponía más angustiada de lo normal. Leanne, estaba completamente en shock.
  Se quedo con la boca abierta y con las lagrimas aun cayendo. Miro hacia la puerta, donde la silueta de Molly desaparecía lentamente, descendiendo de la escalera.
  Tomo lo primero que encontró y lo tiro hacia la pared. ¿Por qué a ella? ¿Eso era lo que tanto Draco le decía que ya lo iba a entender? ¿La iba a entregar? Si corazón iba a mil por hora, y lo único que hacía era empeorar.
—¿Cómo se lo tomó?— Hermione se levantó de la mesa al ver bajar a Molly.'
—Mientras bajaba oí que arrojaba algo. Creo que es mejor que esté sola. Mañana es navidad, quiero que esté bien y desahogada, le hará bien llorar.—
  Todos estaban preocupados y más Harry. Tenía que esconderse o en cualquier momento estaría muerto. Pero también quería estar con Leanne, escapar de donde estaban y hacerla feliz, deseaba verla feliz. No soportaba verla llorando y enojada, no así.
  En la madrugada, aún sin noticias de Leanne, ella decidió a bajar para hacerse un chocolate caliente.
Se lo hizo y se quedó sentada en la puerta de la casa, contemplando la noche y el ruido de muchos animales que no conocía a su al rededor.
—Al fin te veo.— Harry se sentó a su lado y le sonrió, pero ella no se la devolvió.
—Hola, Harry.— Hablo con la poca fuerza que tenía, mirando aún a la luna.
—No hables si no quieres, pero déjame decirte que Draco té estuvo evitando porque así seria más fácil olvidarte de el.—
—¿Quien te lo dijo?— Lo miró con una lágrima cayendo sobre su mejilla, que fue secada por el dedo pulgar de Harry.
—Goyle, me mando un pergamino esta tarde. Créeme, estaremos bien, estarás bien, no hay mejor lugar que alejarse de los mortifagos.—
—¿Cómo estás tan seguro, Harry? Draco no es cómo ellos, el no es un mortifago ni tampoco ugh.— Leanne se tapó la cara, y Harry, aunque le gritó, le acaricio su cabello.
  Harry no estaba muy acostumbrado a estar con chicas. Era muy tonto en eso del amor, pero con Leanne resultaba fácil, aunque ella tenía un carácter fuerte, muy fuerte.
—Nadie elige ser mortifago, solo algunos.— Soltó un suspiro y se paró. —Buenas noches, Lea.— Se paró pero fue detenido porque lo tomo del brazo.
—Gracias.— Dejó un beso en la punta de su nariz y dejó irlo.
         <<Dos meses después, Harry, Ron, Hermione y Leanne, habían conseguido los horrocruxes, solo les faltaba la serpiente.
Hogwarts estaba en llamas, los estudiantes estaban lastimados, sangrando, peleando. No faltaba mucho, Voldemort estaba arrasando con la escuela
Pero el cuarteto estaba en camino, junto con Molly, Fleur, los gemelos, Arthur, Lupin, Luna, Cedric, Bill, Charlie, Ginny, Neville y Seamus. Estaban listos para pelear.>>
   Entraron al Gran comedor y hablaron con Mcgonagall.Habían gritos y corridas por todos lados, la única opción eran ellos, y no estaban lo suficientemente preparados.
—Nos vemos afuera, cuídense.— Dijo Molly y desapareció con el resto del equipo.
—Quedamos los cuatro.— Ron miró a todos lados, estaban agitados y con muchas ganas de llorar.
—Leanne, Ron y Hermione, ayuden a los demás, yo tengo que ir al bosque.— Harry dijo casi tranquilo.
—¿Que? Iremos con nosotros.— Hermione se adelantó, las lagrimas ocupaban todo su rostro.
—No, no pueden ir, me quiere a mi, y no dejaré que ustedes lo sufran.—
—Harry...— Leanne susurro y se acercó a él, abrazándolo. Lo único que se escuchaban eran sollozos de todos.
  En medio de un segundo, Harry estaba en camino al bosque para encontrase con Lord Voldemort.
Hermione, Ron y Leanne estaban juntos, corriendo de un lado a otro, solo quedaba la serpiente y de ella estaban en busca.
Leanne se separó del grupo y fue para otro lado. Era una gran hechicera pero no estaba segura de sí era capaz de ganar un duelo, y menos si era contra Nagini. Continuó caminado por uno de los pasillos, hasta que se encontró con Neville.
—Neville, ¿has visto a Nagini?—
—¡Shhh!— Neville la tomo del brazo y la escondió con el.
   La serpiente andaba por ahí, iba justo a donde estaban ellos, lista para matar al primero que se le aparezca.
Con señas, Leanne y Neville habían armado un plan. Salieron por el lado izquierdo y Leanne levanto su varita, apuntando a una columna y gritando. "¡CONFRINGO!"
La columna estalló a pedazos y neville gritó; "INMOBULUS" apuntando a Nagini, y la pared cayó encima de ella, dejándola muerta completamente.
Leanne fue corriendo a Neville y se abrazaron, ambos temblaban de miedo pero lo habían logrado. Ambos habían matado al ante último horrocruxe, solo quedaba Lord Voldemort.
  Leanne fue corriendo con los demás y no encontró a nadie. A ningún Weasley, asi que se acercó a Seamus, pero el estaba más que triste.
—Seamus.. ¿Has visto a Ron, Hermione y a los demás?—
—Están.. con los muertos.—
  Leanne se dio media vuelta, tragó saliva y entró al gran salón. Había gente lastimada y otra simplemente muerta, con algunos estudiantes llorándole.
Camino un minuto más y vio a alguien de cabello rojo en la parte de muertos. Levantó la vista y vio a George abrazado con Ron, Molly y Hermione arrodilladas mirando al que estaba recostado. Arthur y Charlie intentaban no llorar y Fleur abrazaba a Bill.
  Se acercó lentamente y lo vio, Fred Weasley, uno de sus mejores amigos, estaba muerto.
Fue junto a él y se arrodilló. Comenzó a llorad apoyándose en su pecho, mientras que Luna le acariciaba la espalda y trataba de tranquilizarla
—¿Por que?— Fue lo unico que le salió de la boca, lo tomó de la mano y lo apretaba. —No te puedes ir.. No ahora yo.. no..— Hermione la levantó pero antes de que se den cuenta, se escuchaban risas.
  Todos los estudiantes y profesores, salieron del gran salón. Venia Lord Voldemort con miles de mortifagos detrás de él, y Hadrig cargando a alguien.
—¿A quien esta cargando Hadrig?— Leanne salió junto con Hermione.
—¡HARRY POTTER ESTA MUERTO!— Gritó y salió un grito doloroso de Leanne, quien la detuvo George.
  Los mortifagos no dejaban de reír pro cada cosa que decía Voldemort. Leanne trato de distinguir a los demás, y vio a Draco, estaba al lado de su madre y su padre. Estaba mirando toda la situación, ni feliz, ni contento.
—Me gustaría decir algo.—Neville intento caminar y Voldemort hizo una referencia para dejarla hablar.
—Adelante, niñito.—
—Puede que Hadrig sostenga al cuerpo de Harry, pero él aún está con nosotros. Y quieran o no, el fue lo mejor que tuvimos. El más valiente que conocimos, quien dio la vida por nosotros.— Aclaró su garganta y agarró su varita de la punta. —Pero como dije, Harry no murió.—
  De un segundo al otro, Harry saltó de los brazos de Hadrig, y Neville, le tiro la varita que había estado agarrando en ese corto discurso.
  Leanne se agarró de Hermione y se sonrieron, y volvió la misma guerra. Pero los estudiantes aún más fuerte que antes, estaban felices y antes era sólo tristeza lo que abundaba allí.
Harry se enfrentó por última vez con El Innombrable. De ambas caritas salieron dos fuertes colores; De la de Harry salía una roja y la de Voldemort era verde.
  Leanne agarró su varita, y sin pensarlo, se unió a ellos. El poder de su varita era yam fuerte, que con la de Harry y la de ella, lograron destruir a voldemort.
Su varita de rompió s la mitad, y él, comenzó a desvanecerse por completo, dejando solo allí su vestimenta.
Harry miró a Leanne y se abrazaron con fuerza. Estaban ambos sangrando y de ahí, escucharon los aplausos de los demás, festejando aunque estuviesen heridos gravemente; al fin esto había terminado.
  Ron y Hermione se unieron a ellos, se abrazaron los cuatro y no paraban de hablar de lo sucedido. Cada uno tenía diferentes historias para contar o presumir de lo bien que habían estado.
—Tuve mucho miedo.— Leanne soltó un suspiro y miró el paisaje, ya era de día.
Harry acaricio su brazo y les hizo una seña a los otros dos para que se vayan; ya había llegado el momento de la verdad.
—Leanne, ¿puedo decirte algo?—
—Claro, soy toda oídos.— Sonrió y Harry tomo aire.
—Leanne, yo.. no soy muy bueno en estas cosas. Pero, me gustas. Me gustas desde hace rato, y no puedo evitar no pensar en vos pero nunca te lo dije porque quizás me decías que no, pero Ron me había dicho qu— Intentó seguir pero Leanne ya había puesto sus dos manos sobre sus dos mejillas.
—Harry, también me gustas.— Se acercó lentamente a él, y plantó un pequeño beso sobre sus labios.
  Ambos sentían las cosquillas tan famosas sobre su panza.

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