¿Puro sueño?

Capitulo 32.

Leanne pasó toda la tarde escríbenos en su diario todo lo que había osado en su realidad deseada, se había acordado de todo como si lo hubiese vivido realmente. No pudo evitar que se le cayeran lagrimas, cargaba con el peso de no saber si iba a volver a verlos, simplemente todo parecía haber sido un buen sueño, que era imposible que se repita.
   Su hermano había salido a trabajar, por lo tanto, significaba que Leanne iba a tener toda la tarde para ella sola y poder tener paz después de tanta confusión con lo de los búhos.
   Se preparó un té con hierbas, se puso unos jeans negros cómodos y una remeron negro, con una foto de Nirvana. Se recogió el pelo como un rodete mal hecho y se sentó en el seco césped de su patio.
   Mientras romana el té, escucho unos ruidos extraños que provenían del techo. Por miedo decidió meterse en la casa y no mirar, era muy miedosa con eso de los ladrones y demás.
  Puso música fuerte, dejó la taza para lavarla luego y mientras cantaba, ordenaba lo que el hermano había hecho. No prestaba atención a sus pensamientos ni tampoco a lo que sucedía a su al rededor, estaba en su muerdo y eso la relajaba por completo, a pesar de que eso solo duraba unas horas. Deseaba poder quedarse toda la vida haciendo eso, pero era
imposible, al menos por ahora.
  Una vez termino de ordenar, se fue a sentar pero antes de hacerlo, pudo ver un búho color negro posado sobre el árbol que tenía en su patio, la miraba fijamente. Leanne se acercó con precaución y pudo distinguir un sobre entre sus garras.
  Leanne frunció el ceño y trató de distinguir si esa era un sobre o solamente un trozo de pan, pero fue la primera opción. El búho dejó caer el sobre y se dejó acariciar por los mimos que Leanne le había comenzado a hacer con miedo a que la picoteara.
  El sobre era medio color amarillento, era como viejo. Estaba pegado con algo rojo, no se distinguía qué era. La abrió y leyó la carta, se quedó completamente en shock con el corazón en la boca y casi que no se podía mantener en pie por cómo le temblaban las piernas, todo eso era un sueño de nuevo.
  La leyó una y otra vez, tratando de entender cómo es que Harry, Ron y Hermione se habían enterado d que era de otro lugar, y lo más curioso era como habían hecho para que le llegara un búho con su carta.
  Le dio agua al búho con un poco de comida, y le permitió descansar en el patio. Leanne entró a la casa y se encerró en su habitación.
  Su habitación era oscura, sus paredes eran grises y tenían posters de Harry Potter, Nirvana y One Direction por todos lados. También tenía una repisa llena de libros, varitas de Harry Potter, funko's, películas y cosas coleccionables de distintas sagas y/o series.
  Agarró una hoja y estuvo pensando que escribirles por minutos. Y a veces se le cruzaba por la cabeza que esto podría ser tranquilamente una broma pesada, pero, ¿cómo alguien iba a saber que ella había cambiado de realidad? ¿cómo habrían hecho para que el búho respondiera a sus órdenes? había preguntas que simplemente la habían confundir más de lo que ya estaba.
  Leanne no tenía amigos, la trataban de rara por tener esa vida que nadie hubiese querido tener. Ella era tímida, reservada, y mostraba un aspecto de mal carácter, pero no era así. Mucho no le preocupaba tener amigos, jamás lo había tomado como algo importante, ya que además, odiaba su vida como nadie más.
  Finalmente, se sentó en el escritorio y comenzó a escribir la carta;

Harry, Ron y Hermione:
 
              Wow esto es, sorprendente, quizás hasta shockeante. Creí que jamás iba a volver a saber de ustedes, pero todo esto me tiene muy confundida. ¿Cómo es que...? en fin, el búho ya está alimentado, necesito que le cuenten TODO. 

PD: Quizás tarde en contestar algunas cartas, mi hermano no es el mejor y a veces hasta revisa mis pertenencias.
  
                                                      Con mucho cariño, Leanne.

   La metió dentro del sobre con el cual ellos le habían dado la carta, y corrió rápidamente hacia el búho. Le dio unos pequeños mimos y ató con fuerza la carta entre sus garras.
—Ya sabes a donde ir, no te distraigas con nada.— Susurro y vio cómo el ave levantaba vuelo y se perdía entre los árboles.