Capitulo 31.

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Hermione, Ron y Harry habían pasado la mayor parte del día leyendo el libro. Investigando y habían llegado a la conclusión de que le mandarían una carta a Leanne mediante un búho.
Era difícil de hacer y requerían de magia mucho más avanzada, pero como Hermione siempre estaba atenta a todo, ya tenia todo preparado.

Leanne:
    
            No sabemos exactamente cuándo te llegará esto, pero estamos seguros de que sí podrás leerla. Si es así, esperamos que nos envíes otro pergamino con ese búho que te llegó con la respuesta de si quieres volver o no.
PD: te extrañamos mucho, cuando contestes, te diremos cómo están todos.
 
                                     Besos, Hermione, Ron y Harry.

Ataron la carta a las garras de un búho que habían encontrado primero, y Harry lo llamó para que se posase sobre su brazo.
Como ellos eran cercanos a Leanne, los profesores les habían otorgado unas minis vacaciones para que se reconforten de la pérdida.
  Se metieron a la sala común de Gryffindor, y con un poco de miedo y de inseguridad, Hermione levantó su varita y hechizó al búho para que pueda llegar a la otra realidad sin ningún problema.
  El búho monto vuelo y desapareció entre el cielo, Hermione y Harry cruzaron miradas de desesperación y Ron continuaba mirando al búho, con el desesperante deseo de que pueda llegar a las manos de Leanne.
—Esperemos que funcione, ahora solo nos queda esperar.— Soltó un leve bufido y Hermione se sentó al lado del fuego, mirándolo.
—Ojalá esto funcione, y si es así, la tendremos de nuevo.— Ron sonó esperanzado pero algo triste.
  Harry estaba en silencio, estaba recostado en el sofá, oliendo el gorro de Leanne, que se le había caído justo antes de desaparecer. Le hubiera gustado quedarse con la bufanda, pero esa la tenía Draco.
—¿Creen que habría que decirle a Malfoy?— Preguntó Hermione, dándose media vuelta y mirando a los chicos con desgana.
—No...— Harry se sentó e hizo un bollito el gorro, guardándolo en su bolsillo.
—¿Se molestará? digo, es su novio, creo que tiene derecho en saberlo.— Ron se encogió de brazos y miró hacia la ventana.
   Nadie respondió, y no era que no sabían que decir, sabían que lo mejor era que Draco lo supiera, pero algo dentro suyo les decía que no lo hagan, que si lo hacían todo se echaría a perder.
  Draco no había salido de la sala común en estos días, solo salía para comer y luego volvía. Tenía un aspecto de cansancio y suponían que era porque no dormía nada, y casi todo estaban iguales, pero se equivocaban.
   Draco no se veía así porque no dormía, en realidad estaba construyendo algo para poder traer de vuelta a Leanne, sin contarle a nadie, solo a Crabbe y a Goyle, sus dos secuaces más que amigos.
  —¿Por que los demás no lo saben? me refiero a Hermione, Harry Po...— Crabbe intentó seguir pero Draco se dió media vuelta y lo miró con furia.
—Potter no cumple ninguna función en la vida de Leanne, y menos mia. Ese está buscando su amor, y estoy seguro que está pensando alguna manera de quedársela.— Draco volvió a darse media vuelta y continuó en lo suyo.
   Crabbe y Goyle tragaron saliva mientras se miraban. Harry jamás había demostrado que quería algo más con Leanne, ni ella tampoco, pero Draco siempre tuvo celos por él.

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