XLV

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Andrés me correspondió la sonrisa de la misma manera, con una hipócrita.

—Si quieres algo bien hecho, hazlo tú—no dejó en ningún momento de apuntarme.

Me acerqué

—No lo harás, no me dispararás.

Rió

—Tienes razón, no lo haré—bajó el arma—A ti no, pero a ellos sí—disparó a Adam, Eitan, Nicholas y Nina, en el pecho a cada uno. Ellos cayeron al suelo.

Me giré para ver a Nina caer.

Corrí hacia ella.

Tomé su mano, la apretó con fuerza.

—Hazlo pagar—dijo con voz débil, apenas como un susurro

—Es una promesa—le susurré, tomé su mejilla—mamá—expresé en voz alta

Andrés bufó

Esperaba esa respuesta por parte de él

El agarre de Nina, fue haciéndose débil, hasta que ya no pudo más.

Me levanté furiosa hacia Andrés. Le di una cachetada y él tomó mi mano en el aire, la apretó fuertemente, me dolió, pero no mostré dolor.

Sonrió de manera cínica.

—Esta es la Nina que quiero a mi lado

—Sabes que no tenías que hacerlo

—Sabes que sí. Ellos sólo eran una distracción para ti de tu verdadero propósito

— ¿Cuál es ese propósito? —le pregunté, pero sabía a lo que se refería, a como diera lugar quería que trabajara con él.

—Trabajar a mi lado, con lo que Amir te dejó. Juntos seremos invencibles.

Amir solía pensar igual y esa historia no terminó nada bien.

—Sólo hay un pequeño problema en tu historia, Andrés—él me miro fijamente esperando a que le dijera—Estoy siendo buscada por la policía, ¿lo recuerdas?

—Eso se puede arreglar

— ¿Cómo?

—Puedo retirar la orden para capturarte

—Como si eso fuera tan sencillo. Además no puedes hacerlo. No puedes acusarme un día de matar a mi padre y al otro decir que siempre no.

—Hay muchas formas de borrar órdenes de captura, Dabria. Tengo contactos que pueden hacerlo en un parpadeo.

—De todas maneras, si lo haces estaría fichada y eso sería pésimo para el negocio. No podría trabajar con plenitud.

—No puedo llevarte detenida y que te procesen.

—Es lo único que puedes hacer.

— ¿Y cómo trabajarás desde ahí?

—Como si no supieras que grandes mafias trabajan desde ahí, pareces principiante.

—Piénsalo, es lo único que podemos hacer.

Me miró fijamente

—Tú tienes un plan

Asentí

— ¿Cuál es?

—No puedo decírtelo, pero es algo que beneficiara a ambos. Mataremos varios pájaros de un sólo tiro. Lo único que tienes que hacer es llevarme detenida, ya estando en prisión te diré que más hacer.

— ¿No me dirás?

—No

Sacó su arma y me apuntó nuevamente

—No me asustas. Anda dispara, mátame, sabes que no te conviene hacerlo. Me necesitas más de lo que te gustaría admitirlo.

Me tomó del brazo y me acercó a él. Estábamos a unos cuantos centímetros el uno del otro.

—Sabes que tengo razón—me acerqué más a él.

Lo besé con suma pasión, como nunca lo había hecho. Necesitaba ganármelo, y una buena forma de hacerlo, siempre era usar la libido. Eso lo aprendí en mis misiones cuando tenía que seducir a algún hombre para lograr mi cometido.

—Esta vez no funcionará—me separó de él—Sé lo que intentas hacer, Dabria.

— ¿Qué es lo que intento hacer? —me hice la desentendida.

—No te hagas la desentendida, que no te queda. Sabes muy bien lo que estás haciendo—me tomó con fuerza.

— ¿Seducirte? —arqueé una ceja—No sería capaz

Bufó

—Necesito que me digas, cuál es el plan que tienes en mente para poder ayudarte.

—Tienes que llevarme detenida, y ya estando en prisión te diré la otra parte

Comenzó a perder la paciencia

—Para ser el líder de una organización delictiva, eres bastante impaciente

—Me molesta que las personas no sigan mis órdenes—me miró fijamente

— ¿Estás seguro que me quieres a tu lado?

—Tienes razón—levantó su arma y me apunto—No te necesito—disparó

Peligrosa BellezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora