III

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Desperté temprano. Me hacía falta respirar un poco de aire fresco. Así que decidí ir a correr a Paseo Santa Lucia. Me puse mi ropa deportiva, me agarré el cabello en una coleta y salí. Tomé el metro y me bajé en la estación Y, caminé un poco y llegué a mi destino. Era muy temprano, cerca de las 6:00 am. Las estaciones del metro, junto con sus vagones ya estaban llenos con personas que iban a su trabajo y estudiantes. Santa Lucia a esa hora lucía tranquilo, como siempre a esa hora, solo había personas haciendo ejercicio igual que yo. El lugar me relajaba. Seguí corriendo, después de una hora, volví a la estación del metro para regresar a la bodega.

Al llegar, me fui a la sala de entrenamiento a golpear uno de los tantos sacos de boxeo que teníamos. Transcurrida la media hora Amir me mandó a hablar, así que de inmediato acudí a la oficina. Como siempre, estaba revisando unos papeles, con su fiel perro a su lado derecho.

—Aquí estoy ¿para qué me mandaste a hablar?

—Para decirte que te tengo tu nueva misión.

Me pareció muy pronto, pero estaba acostumbrada.

—Te escucho

—Hay un nuevo policía que nos está siguiendo los pasos

— ¿Otro? —arqueé una ceja —No hay problema, será sencillo, ¿Por qué no mandas a Marcus o a René a deshacerse de él?

—No es tan sencillo, este es uno especial— hizo énfasis en la palabra especial.

— ¿Especial?

—Sí, verás— se puso de pie —Ha trabajado para las mejores agencias de inteligencia en México y el extranjero.

— ¿Cuál es el punto?

Tenía una ligera sospecha de lo que quería que hiciera.

—Quiero que lo seduzcas y lo traigas para que trabaje con nosotros. Un tipo con su inteligencia seriamos indetectables.

— ¿Y si en dado caso es de esos policías buenos?

—Sabes que hacer, desaparécelo

Lo miré en silencio

—Este es un caso especial, para mi más especial agente. Tú eres la única que puede hacerlo.

—Claro, soy la única mujer en tu equipo, aparte de Martha.

—Independientemente de eso, eres la única con tu entrenamiento, en estrategia, defensa e inteligencia. Eres mejor que muchos hombres que conozco. Este no es tu primer caso, sé que podrás hacerlo mi ángel de la muerte.

Me quedé pensando en todo, era mi deber, tenía que hacerlo.

— ¿Tienes la información sobre él o tengo que buscarla yo?

Tomó unas carpetas que tenía en su escritorio y me las dio

—Toma

Abrí la carpeta y vi su nombre, Andrés.

—Andrés León, tiene un nombre interesante.

—Y no solo eso, será difícil, pero sabes que hacer.

— ¿Sabes su posición actual?

—Sí, está de vacaciones en Mazatlán.

— ¿Mazatlán? ¿Es una maldita broma?

Quería que dijera que era una broma. Pasé gran parte de mi niñez en esa ciudad, hasta que conocí a Amir y me unió a sus fuerzas, entrenándome. Sin él a un continuaría en la calle ó a estas alturas estaría muerta. Estar en ese equipo era lo más cercano que tenía a una familia

—No lo es.

—Lo que no entiendo, es que hace él ahí

—Según sé está de vacaciones

—Un policía como él debería de estar en otro sitio, algo como Cancún.

—Imagino que le gustan las cosas sencillas.

—No lo creo. Lo que yo pienso Amir, es que está buscando información, pistas y que mejor lugar que en donde nació este equipo.

—Sales mañana a Mazatlán, Dabria.

— ¿Algo más?

—Cuídate

—No te preocupes por mí, sé exactamente que hacer— salí de su oficina.

Tomaría un vuelo para la ciudad a la que juré nunca regresar.

—Andrés León, espero que valga la pena todo esto y no me hagas perder solo mi tiempo— expresé en voz alta mirando su fotografía.

Peligrosa BellezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora