XXVIII

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Después de presenciar el encuentro de Amir y Andrés tuve la sospecha que ellos ya se conocían.

¿De dónde se conocían?

Era algo que tenía que averiguar.

—Así que tú eres Amir—expresó Andrés

—Bienvenido. Pasa a mi oficina. Tú y yo tenemos muchas cosas de las cuales hablar.

Andrés caminó hasta la oficina de Amir, Marcus lo seguía muy de cerca. Cuando cruzaron el umbral de la puerta, él ya no pasó. Antes de que Amir cerrara la puerta, gritó mi apodo.

—Ángel— caminé hasta allá —Quiero que estés presente, Marcus— lo miró—te quiero cerca, vigila la puerta. No quiero que nos molesten.

—Está bien, Amir—Marcus quedó parado en la puerta cruzado de brazos.

Pasé a la oficina, Marcus movió la cabeza de manera negativa, ya sabía lo que me esperaba ahí dentro.

—Cierra la puerta, Ángel.

Cerré la puerta, él ya estaba sentado y Andrés frente a él.

Me paré a un lado de Amir.

—Veo que ya conoces a Dabria

—Sí, ya tuve el placer de conocerla— no quitaba su mirada de mí —También me dijo que me tenías un trato.

—Así es—asintió

— ¿Cuál es el trato que me propones, Amir?

—Tu abuelo y yo hacíamos negocios juntos, no sé si sepas.

—Sí, lo sabía. Te vi varias veces con mi abuelo.

—Él quería expandir su negocio y estábamos hablando de una sociedad.

— ¿Sociedad? — se tomó la barbilla —él nunca me habló de una.

La verdad dudaba que Mariano Lerma, haya tenido platicas sobre eso con Amir.

—Sí y cuando estábamos a punto de cerrar el negocio, murió

—No murió, lo asesinaron.

—Tienes razón, lo siento. Piénsalo, Andrés, sería una gran oportunidad. Tú eres joven, vas empezando en esto, debe de ser difícil quedarse con el negocio familiar y tener ayuda no te vendría nada mal.

— ¿Cuáles serian mis beneficios?

—Partes iguales. Además, ya no tendrías que salir a misiones peligrosas, tendrías a personas que hicieran el trabajo por ti.

—Eso también lo tengo yo.

—No tienes lo que yo—arqueó una ceja y movió su cabeza hacia dónde estaba parada —A mi Ángel de la muerte.

—Sé que es muy buena.

—Y ella sería tu socia mayoritaria.

— ¿A qué te refieres?

—Al igual que tú, ella heredara el negocio, por eso está aquí— su vista pasó de Amir a mí.

—Creo que Andrés necesita pensarlo. Asociarse contigo no es una decisión que se toma a la ligera. Ha sido un largo viaje, necesita descansar—coloqué mi mano sobre su hombro

—Tienes razón. Dile a Martha que le preparé una habitación para que descanse.

Salí de la oficina y fui en busca de Martha. Cuando bajaba las escaleras, vi que ella venía subiendo.

—Martha, dijo Amir que le prepararas a Andrés una habitación.

— ¿El chico que venía contigo es Andrés? —preguntó con una risa extraña

—Sí, se quedará. Por favor prepara una habitación para él.

—Está bien, niña. Cuando esté lista, yo le digo a Marcus para que te diga.

—Gracias, Martha.

Regresé a la oficina con Amir y Andrés

—Qué bueno que regresas, Andrés acaba de aceptar. No te preocupes, de todas maneras se quedará a Dormir, porque hasta mañana el departamento legal tendrá listo el documento de la sociedad.

No podía creer lo que Amir dijo.

— ¡Genial! — fue lo único que pude articular en ese momento.

Esa sociedad apresuraba mis planes, sólo tenía que firmar ese papel y esto terminaría pronto.

Peligrosa BellezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora