IV

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Estaba en mi habitación. Revisaba los papeles que Amir me dio instantes atrás. Andrés León era todo un personaje. Parecía sacado de alguna novela policiaca, de esas que a Martha le gustaba leer, pero con la apariencia de personaje de alguna telenovela o película de Hollywood.

En México trabajó para Centro de investigación y seguridad nacional. En Estados Unidos de América estuvo trabajando en el FBI y la CIA. Atrapó desde ladrones simples, por robos de bolsos, hasta ladrones de banco y arte, estafadores, falsificadores, traficantes de droga, arte o cualquier tipo de mercancía.

Atrapó a varios colegas de Amir que vivían en Europa. Amir formaba parte de un círculo denominado los Aliados, los integrantes de este círculo son cinco, tres de ellos fueron atrapados, y cuando el último fue atrapado, decidieron deshacer la alianza y cada quien siguió por su cuenta, pero todavía siguen en contacto.

Estaba segura que Andrés se encontraba en Mazatlán para averiguar acerca de nosotros. Cómo nació el equipo, dando con la raíz del problema era más sencillo corregirlo ó en nuestro caso desaparecerlo.

Nosotros éramos ladrones de arte, falsificadores y joyas exclusivas, robábamos las piezas y las sustituimos con copias exactamente iguales a las originales.

Tratar de seducirlo sería todo un reto. Podría decirse que en este caso él era el bueno y yo la mala, ya que él era el policía y yo la ladrona, su trabajo, atraparnos

¿Por qué tenía que estar en Mazatlán?

Juré nunca regresar y ahora por culpa de él, tendría que volver. Cuando Amir pasó la bodega a Monterrey dije que no regresaría, porque al unirme a él me deshice de todo lo que me ataba. Antes de mudarnos a Monterrey Amir me registró como su hija, fue en un pequeño rancho a unas cuantas horas de Mazatlán. Legalmente era hija de Rigoberto Garza, dueño de una fábrica de acero, pero en los bajos mundos era conocido como Amir, uno de los más buscados. En ninguna base de datos existía una imagen de él, ya que nunca habían podido capturar su rostro. Se supo esconder muy bien. Pero lo que quería era ser indetectable. Por ese motivo quería a Andrés de su lado.

Al parecer Andrés era un hombre bastante aburrido. En las hojas que me dio Amir, no venía ningún pasatiempo. Sólo datos de sus trabajos y sus habilidades. Reconocía que era un chico bastante inteligente, hablaba cinco idiomas, además de ser un excelente estratega y hacker. No cualquier agente encuentra una red casi indetectable en el sistema sobre estafas y la desmantela.

Terminaba de empacar cuando tocaron a mi puerta.

—Pase— abrieron, era Marcus.

—Ángel— él solía llamarme así, ya que mi nombre significa ángel, él y Martha son los únicos que no me llaman ángel de la muerte, como me apodó Amir, después de haber cumplido con éxito mi primer misión a la edad de 16 años —Amir te manda esto— me mostró unas llaves.

Las tomé

—Y esto también— me dio una carpeta. Esperaba que fuera alguna identidad falsa.

Abrí la carpeta y pude ver que eran los boletos de avión y una hoja con una dirección escrita.

— ¿Te dio alguna explicación?

—No, solamente me dijo que te lo diera.

Estaba de pie en el marco de mi puerta con los brazos cruzados

—Y lo abriste

—Sabes que no lo hago

— ¿Él sigue en su oficina?

—Sí

Aventé la carpeta en mi cama y fui a su oficina. Entré sin llamar a la puerta.

— ¿Piensas mandarme a seducir a un tipo y no voy a trabajar con una identidad falsa?

—Así es ángel de la muerte.

— ¿Por qué?

—Porque quiero que él descubra quien eres tú.

— ¿Qué? ¿Por qué diablos quieres que haga eso?

—Es simple, si él sabe quién eres, él sabrá dar conmigo y así podremos saber mucho más de él y podremos encontrar algún secreto que nos ayude para tenerlo asegurado de nuestro lado.

— ¿Sí te das cuenta que me estas mandando a la boca del lobo?

—Sí, pero confió ciegamente en que sabrás hacerlo muy bien. Sólo tienes que ser tú, no tienes que esconder nada.

—Muy bien—arqueé una ceja—Llegaré y me presentaré como el ángel de la muerte, la mejor arma de Amir— expresé exasperada. Sinceramente no lo entendía, pero no me quedaba más que acatar sus instrucciones.

—En la carpeta que te dio Marcus viene la dirección de tu departamento y las llaves que te entregó son del mismo. Mañana te daré dinero en efectivo y en el transcurso de la semana algunos de los del equipo te llevarán en la camioneta lo demás.

Respiré profundo y lo miré en silencio.

—Puedes retirarte. Tu vuelo sale mañana las 11, alrededor de medio día estarás llegando a tu departamento. El portero del edificio te estará esperando, él no es parte de esto, así que trabaja con cuidado.

—Está bien— salí sin decir más.

Peligrosa BellezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora