XXIII

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Fuimos a comer. Después de comer dimos un paseo por la ciudad. Subimos al teleférico para ver la vista que nos proporcionaba el lugar. Ahí nos quedamos un rato.

— ¿Tienes alguna profesión? — preguntó Andrés de la nada.

—Sigo el negocio familiar— mi respuesta no estaba tan lejos de la realidad.

— ¿Familiar? —arqueó una ceja y me miró fijamente

—Sí. Mi padre es empresario— en realidad no era una mentira. Amir era un empresario poderoso, además de ser un mafioso de los más respetados y temidos.

— ¿Y qué hacías en Mazatlán?

—Quería alejarme un poco, pero creo que tengo que regresar para mantenerme al día con la empresa. Me envía datos, hago los balances y todo lo demás, pero no es lo mismo que estar ahí.

—Ya veo— creo que no fui muy convincente.

—Si tu no fueras policía ¿Qué profesión te hubiera gustado tener?

—Siempre quise ser policía—sonrió

— ¿Por qué? — aunque sabía de sobra que lo decía por la admiración hacia su abuelo.

—Por mi abuelo.

— ¿Él es policía?

—Sí, fue policía. Lo mataron en una redada

Lo cierto era que al ex procurador Mariano Lerma Osuna, lo asesinaron, pero no en una redada, sino, en la fiesta de cumpleaños de Andrés. Fue a manos de un cartel opositor, fue un momento bastante difícil para todos en su familia.

—Lo siento—fingí empatía hacia su dolor.

—Quise seguir sus pasos. Así que heme aquí

Y lo consiguió, siguió sus pasos. Andrés era quien estaba a cargo del negocio que dejó su abuelo. Y por esa razón, Amir, lo quería en el equipo. Si los dos se asociaran tendrían todo el control de América y parte de la Unión Europea.

— ¿Eres de los policía buenos o de los malos? —busqué un lugar para sentarnos y continuar con la plática.

Él me siguió. Nos sentamos en una banca admirando la vista.

—Digamos que trato de hacer lo mejor que se puede—respondió a mi pregunta, sin mirarme.

Sonreí

— ¿Alguna otra pregunta?

—No por el momento.

Sonrió

—Debes de pensar que pregunto mucho. Pero es que me di cuenta que en este tiempo que llevamos viéndonos no sabemos nada uno del otro.

—En eso tienes razón. Aunque podríamos estar juntos una vida y seriamos incapaces de conocernos por completo.

—Una vida no es suficiente para conocer a una persona y ver hasta donde es capaz de llegar—arqueé una ceja

Sonrió. Tenía una ligera sospecha de que sabía a lo que me estaba refiriendo. Hablaba de nuestros secretos.

A lo lejos pude ver a Marcus, por unos minutos me había olvidado de que él estaba ahí.

—Creo que será mejor regresar al hotel.

—Tienes razón.

Nos regresamos en el teleférico para tomar la calle que iba al hotel. El hotel estaba bastante cerca de donde nos íbamos a bajar.

Nos subimos al coche y en menos de 5 minutos estábamos en el hotel.

Abrí la puerta para bajarme, pero Andrés tomó mi mano.

— ¿Te irás conmigo de regreso? —me miró con ternura

— ¿Ya te vas de regreso?

Asintió

—No quiero tomar la carretera de noche.

Lo pensé por unos instantes.

—Está bien, me iré contigo. Sólo tengo que subir por mi maleta. Si quieres puedes subir conmigo.

Sonreí y comencé a hacerle caricias en la mano.

Carraspeó

—Voy a estacionar el coche. ¿Cuál es el número de tu habitación?

Me acerqué, besé la comisura de sus labios

—312—susurré en su oído.

Bajé del coche.

Caminé hasta la puerta del hotel, fui al elevador y subí hasta mi habitación.

Guardé mi ropa sucia en la maleta, la cerré, la tomé. Caminé hasta la puerta, la abrí y ahí estaba parado en la puerta.

—Estoy lista, ya nos podemos ir.

Se acercó a mí, me tomó de la mejilla y me besó con suma pasión.

—He querido hacer esto durante todo el día— dijo al separarse de mí.

— ¿Y por qué no lo hacías? —sonreí

—Estaba esperando el momento indicado y este lo es.

Volvió a besarme de la misma manera. Me cargó, cerró la puerta de una patada y me llevó hasta la cama de la habitación.

—Esto, no va ser cuando tú quieras—lo paré y puse mi mano sobre su pecho

—Sé que tú también lo deseas—sus ojos tenían cierto brillo

Me deseaba y yo también lo hacía.

—Tenemos que tomar carretera.

—No me importa—con sus manos acarició mi muslo—Te deseo en estos momentos— volvió a besarme apasionadamente.

Peligrosa BellezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora