19: El infierno de Dante (1ra Parte)

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No había voces que entraran por mi oído, solo veía la imagen de aquel cabrón traidor en frente de mí. Ni siquiera sabía que podía sentirme así de furioso, lleno de ira, pero sin que mi cuerpo lo expresase. Estaba sediento de gritar, de desquitar, urgido de sangre de los cabrones que me habían arrebatado la luz de mis ojos. Ellos no me merecían nada de mi... Nada.

— Pendejo, si no voy a tener piedad de ellos que son mis padres, que te hace pensar que voy a tener piedad de ti. — Dije eso al momento de apretar el gatillo, y solo me disculpé al cielo, les pedí perdón: A mi abuelo y a mi hermana por haber cruzado esa línea prohibida. Ya no había retorno.

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"El abuelo ha muerto..."

Miré detenidamente mi celular, la gran pelea que tenía era en 2 días. No le creí a Cesar acerca de la condición de mi abuelo, al final no pude despedirme de él como quería y tampoco era momento de entristecerme por ello, tenía cosas peores de que preocuparme.

"Cesar, debes de salir lo más pronto posible de ahí. Ya sabes lo que tienes que hacer" Envié el mensaje mientras me encontraba en la zona de casilleros del gimnasio, respiré profundo mientras me quedaba viendo a mi celular.

— ¡Cabrón! ¡¿Que tanto estás haciendo?! — Levanté mi mirada observando a Leo desde la entrada de los vestidores. — ¡Daniel está esperando! — Puse una sonrisa levantándome y guardando mi celular en el casillero.

— Ya voy, enfadoso. — Dije con una leve sonrisa. Al salir me encontré con la tierna imagen de Daniel esperándome en una banca a lado del ring, se encontraba moviéndose con ritmo mientras acomodaba uno de los tantos lentes nuevos que le compré. — Daniel, porque tan rítmico de repente. —

— Es que, pensándolo bien, me emociona tu pelea. — Abrí mis ojos un poco. — Quiero decir, los gritos, el calor de la pelea, la euforia de la gente. Tal vez no pueda ver como tal la pelea, pero podré sentir todo a mi alrededor y de pensarlo me emociona. — Comentó con una gran sonrisa que hacía que yo tambien sonriera comenzando a darle unas palmadas en su cabeza con mi guante.

— Más no tienes que preocuparte, porque yo le estaré narrando con detalles lo que ocurra en el ring. Me han dicho que comentó como los comentaristas de televisión. — Leo llegó abrazándonos a ambos.

— Lo que sea, solo cuida a Daniel con tu vida esa noche ¿Puedes? — Empujé a mi amigo con el otro guante alejándolo de nosotros. — Ese día habrá mucha gente extasiada, no quiero que le pase nada. —

— ¡A la orden capitán! — Reía Leo poniéndose en posición de firmes. Negué con mi cabeza con una leve sonrisa, para después mirar el rostro de Daniel.

— Me voy a entrenar, Daniel. — Dije.

— Da lo mejor Dante. — Me respondió con una sonrisa brillante, sin pensarlo usé mi guante para levantar su barbilla un poco, me acerqué rápidamente para darle un beso en los labios y sonreír al separarme de él. Noté como su rostro comenzó a ponerse como tomate.

— Oh my gaaa! — Exclamó Leo con sus dos manos en su rostro. Solo comencé a reír divertido mientras subía al ring donde me esperaba Tiberio con una sonrisa divertida mientras se preparaba para comenzar con el entrenamiento en el ring.

Pasaron dos horas en las que estuve trabajando con tiberio en combinaciones de golpes, estrategias y ritmo de pies, todo para estar listo para el día de la gran pelea donde debía de dar una actuación perfecta. Mientras me movía no pude evitar pensar un poco en lo que estaba ocurriendo en mi casa, necesitaba estar atento a todos los movimientos que planeaban hacer mis padres, porque una cosa era clara... Mi abuelo me proclamó en su testamento como heredero universal de todo a sabiendas que yo sería el mejor camino para el negocio y que no dejaría desamparado a mi hermano.

La luz de mis ojos (Historia LGBT) (~2Temp ~)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora