41: Distanciamiento

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Había amanecido en la comunidad de San Antonio, simplemente había despertado viendo que no había nadie a mi lado, Dante había dormido en el sofá, no entendía la razón de que era lo que había hecho para que estuviera así conmigo. No pude pensar en mucho ya que enseguida escuché a los niños que estábamos cuidando, prendiendo la televisión. Me levanté viendo a como los infantes estaban atentos viendo mazinger z por tele abierta mientras Dante estaba tambaleante sentado.

— ¿Estás bien Dante? — Pregunté y el me respondió echando su cabeza para atrás.

— Creo que todo el daño y estrés de estos días están afectando mi cuerpo ahora que pasó toda la adrenalina, como si fuera una cruda espantosa... No quiero cocinar. — Comentó y se notaba en su cara que estaba pasando por lo que decía.

— Tampoco quiero cocinar. — Respondí con el peso que estaba sobre mi cuerpo. — Fabio, Alan. Los llevaremos a desayunar afuera ¿A dónde quieren ir? — Pregunté a los niños quienes se emocionaron y comenzaron a mirarme con cara brillante y eso me asustó un poco.

— ¡Vayamos con el señor Pepe! —

— ¡Si, Pepe! ¡Chocomilk! — Los dos no nos dijeron nada, solo se levantaron del sillón para irse directamente a su habitación. Se empezaron a escuchar sonidos y fue entonces que Dante y yo nos quedamos viendo.

— Oye. — Escuché y fue que volteé a verlo y ambos nos quedamos viendo a los ojos.

— ¿Qué ocurre? — Pregunté un poco nervioso.

— Cuando acabemos de desayunar... Deberíamos buscarnos algo de ropa, solo tenemos este cambio. — Me dijo con seriedad.

— Oh cierto, je tienes razón debemos de buscar mínimo otros tres cambios. — No sé que palabras esperaba escuchar, pero simplemente me quedé un tanto triste tomando asiento en el comedor esperando que los niños bajaran de su habitación.

*

— ¿Está es mi ropa? — Pregunté viendo detenidamente las camisas, suéteres, sudaderas, chamarras, corbatas, zapatos, tenis, pantalones, eran colores algo brillantes toda mi ropa.

— Si, Dante te compró una vez ropa y... — Dijo mi madre mientras doblaba uno de los suéteres.

— Repetía mucho lo que quería ponerme. — Respondí.

— Así es, por lo que decidimos replicar todo el estilo de tu guardarropa. — Cuando me vi en el espejo y miré lo tanto que había cambiado, era la primera vez que me daba cuenta que tanto había influido Dante en mi persona.

*

— ¡Dani! — Abrí mis ojos viendo que los niños estaban cambiando y de que Dante estaba de pie ya con ellos de la mano. — Están listos, hay que ir a desayunar. — Comentó Dante, a lo que yo asentí y me levanté.

— Solo que ustedes, tendrán que ser nuestra guía ya que no sabemos donde está Pepe. — Sonreí y los niños sonrieron, ambos comenzaron a decirnos el camino por el pueblo, Cristina vivía en zona céntrica por lo que pudimos ver toda clases de puestos en el lugar, entre ellos comercios de ropa que después decidimos visitar para tener cambios, al igual que comprar unos pares de tenis para estar cómodos.

Mientras íbamos caminando, notamos que mucha gente saludó a los pequeños niños quienes con educación saludaban a los demás. Aunque no era tan increíble como parecía, ya que el pueblo era algo pequeño y sabía que Cristina tenía dos cafeterías y era parte dueña de la cantina más famosa del lugar. Por fin habíamos llegado, era una cafetería bastante acorde al lugar, tenía dos pisos y había un amplió balcón para poder comer al aire.

La luz de mis ojos (Historia LGBT) (~2Temp ~)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora