21: El miedo de ver la realidad

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Todo había ocurrido tan rápido, simplemente entre todo el caos el cuerpo de Daniel se había quedado inerte y desmayado entre toda la conmoción, le dolía todo el cuerpo y simplemente recuperó la conciencia. Al levantarse, lo primero que se dio cuenta es que estaba recostado en una cama, pero era una cama distinta a la de su casa, o a las que había en casa de Dante. Se levantó y fue que su olfato también captó un aroma distinto, era la casa de alguien más.

— ¿Dónde estoy? — Preguntó con una voz leve y fue entonces que una voz le recibió.

— Estás en San Luis Potosí. En la casa de mis padres. — Era una voz que se escuchaba joven, y bastante amable. — Creo que tengo primero que presentarme: Me llamó Cesar Noriega, soy hermano de Dante. — El hombre vestido en un traje miraba como Daniel bajaba su cabeza poniendo atención a su voz, manteniendo sus parpados cerrados.

— ¿Su hermano? — Los recuerdos de repente inundaron la cabeza del chico quien comenzó a hacer algunos gestos mientras apretaba con fuerza las cobijas que tenía sobre de él. — Todo ese caos durante la pelea de Dante, unos tipos llegaron con armas y me jalaron diciéndome que me iban a llevar con sus patrones. ¿Acaso...? — Preguntó.

— Así es, mis padres te secuestraron y la noticia del tiroteo en una pelea de box en Guanajuato es noticia nacional. — Cesar comenzó a revisar su celular mirando las noticias online y viendo de repente un mensaje de su hermano.

— ¡¿Tiroteo?! — El cuerpo de Daniel comenzó a tensarse mientras la mirada de Cesar no dejaba de rastrear cada movimiento que el chico hacía. Era algo extraño para él estar en una conversación con alguien que no podía ver, ya que se dio cuenta como expresaban todo con sus gestos y sus movimientos como tratando de compensar la falta de visión.

— Tranquilo, al parecer solo hubo de dos muertos y varios heridos, nada más. Y por otro lado, Dante ya está cerca, lo cual se me hace raro que venga hasta ahorita en la mañana, pensé que estaría aquí a la mitad de la noche lanzando disparos por recuperarte. — Reía levemente entre dientes el hermano, viendo como aquel chico ciego estaba con una cara entre extrañada y molesta. — Yo... — En ese momento escuchó de repente voces que venían abajo y fue entonces que la expresión de Cesar cambió y miró a Daniel. — No hagas ruido, quédate aquí. Le diré a Enrique que te haga compañía. —

— ¿Por qué? ¿Qué pasa? — Cuestionaba el chico, pero Cesar rápidamente se dirigió a la puerta de la habitación.

— Ya te lo explicará todo Enrique, necesito irme. Y no te desesperes, Dante estará aquí pronto, unos minutos. — Fue entonces que Daniel escuchó el ruido de la puerta, y simplemente se quedó en silencio, pero sin saber que hacer ya que no conocía nada del lugar que le rodeaba, enseguida de nuevo se escuchó el ruido de la puerta y un miedo entro en el cuerpo del chico al no saber de quien se trataba, sin embargo, también tenía en cuenta que no debía de asustarse era vital importancia permanecer lo más calmado posible. — ¿Quién está ahí? —

— Mi nombre es Enrique, el joven Cesar y Dante me han pedido que cuide de ti mientras pasa todo este caos. Estoy a tus órdenes. — La voz de alguien mayor se escuchaba en el lugar, Daniel tenía dudas de confiar en él, en ese momento sintió como le era puesto a un lado de él, enseguida lo tomó entre sus manos formándose una leve sonrisa.

— Es mi bastón. Gracias. — Contestó el chico abrazando su bastón.

— Sé que las personas ciegas necesitan mucho de su bastón, les da seguridad. Y por lo que veo a ti te da muchas que eso. ¿El joven Dante te lo dio? — Escuchar esa pregunta hizo que Daniel recordara el pasado y volviera a ese día en aquella tienda.

La luz de mis ojos (Historia LGBT) (~2Temp ~)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora