— Uppercut, gancho izquierdo, crochet... Tus movimientos de pies están lentos, esquiva con más fluidez. Venga así... Con más fuerza en los golpes, venga Dante puedes hacerlo. —
Mi día comenzaba con el entrenamiento de boxeo y con ejercicio en el gimnasio que estaba cerca de casa, allí se encargaba de entrenarme Don Tiberio, quien es un hombre de edad mayor, pero que fue un boxeador reconocido a nivel estatal; sus entrenamientos eran duros por lo que eran perfectos para mí, continué lanzando y esquivando golpes, mis pies se movían a través de la lona del rin, estaba concentrado en lo que debía de hacer, sin embargo, la imagen de Daniel de repente apareció delante de mis ojos lo cual me hizo ser víctima de un golpe en la cara. Caí a la lona cubriendo mi rostro.
— ¡Puta madre! —
— ¿Qué voy a hacer contigo Dante? — Escuché de parte del entrenador quien se acercó a donde estaba tirado mientras yo me quejaba del dolor. Me levanté con el dolor aun latente en mi rostro y me senté en una banca que estaba bajando del ring. — Haz estado bastante distraído el día de hoy. ¿Ocurre algo? —
— Lo siento coach, es que ocurrieron varias cosas en "Luna café" y me he encontrado un poco inmerso en ello. — Contesté con una sonrisa en mi rostro.
— Esa sonrisa no se te ha borrado desde que llegaste. Dante, es bueno que hayas encontrado a alguien, pero ten en cuenta que tienes una pelea oficial dentro de un mes, así que tus únicos pensamientos deben de ser de la pelea ¿Entendido? —
— Prometo estar más concentrado en la pelea coach. — Contesté sonriente.
— Eso espero Dante, este podría ser tu catapulta a las peleas profesionales, no simples exhibiciones. — Comencé a reír al notar como el señor Tiberio aún tenía esa idea en su cabeza: Un tonto sueño que se creó al verme pelear por primera vez.
— Coach, sabe perfectamente que no busco ser un boxeador profesional. — Mencioné dándole unas palmadas en la espalda con el guante puesto.
— Eso dices muchacho, pero yo sé que quieres pelear con personas más fuertes... Lo noté cuando golpeaste a aquel hombre que empezó a atacar con movimientos de karate. — Desvié mi mirada hacia el techo, recordando mi pelea con Darío Rivero esa vez; admito que fue emocionante, pero de cierta forma usé esa vez como excusa para desquitarme con él. Además, se merecía unos buenos golpes y que alguien le dijera sus verdades. — Esa pelea con Darío pasó de ser de boxeo a una pelea callejera. Me alegré de golpearlo. — Mencioné.
Cabe aclarar que Darío Rivero no me cae bien, no es santo de mi devoción. La verdad, siento que es el culpable de muchas cosas malas que pasa alrededor de las personas que conviven con él. Y por eso mismo evité relacionarme con él por mucho tiempo; de no ser por Leonardo simplemente lo hubiera ignorado.
— Y es por lo que quiero que te conviertas en profesional, para saciar esa hambre oculta que tienes por más rivales fuertes. — El coach estaba en llamas y yo solo reí levemente.
— Si tengo hambre, pero de unos chilaquiles. — Me levanté del banco y miré el reloj que se encontraba en la pared a mi derecha, ya casi eran las 9am por lo que debía de salir del gimnasio para ir a la cafetería, no sin antes darme un baño en las regaderas del lugar y ponerme ropa limpia. Al salir de la lucha me quedé sentado un momento frente a mi casillero viendo el correo en mi móvil, esperaba un mensaje importante ese día por lo que estaba algo desesperado por que llegara aquel mensaje. — Tengo que apurarme. —
Salí del lugar con mi mochila lista, subí al transporte y estaba en camino a mi trabajo matutino. Mientras estaba en camino mi celular comenzó a sonar viendo que la llamada se trataba de alguien quien prefería ignorar, pero debido a la situación que estaba era necesario contestarle.
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La luz de mis ojos (Historia LGBT) (~2Temp ~)
Romantizm2da. Temporada Próximamente Bernardo Noriega es un hombre que desconoce sus propios sentimientos de manera literal, no sabe mucho acerca de estos ya que desde que tiene memoria solo recuerda sufrimiento, dolor, sangre y muerte, siempre manteniéndose...