24: El recuerdo de un bello romance

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Cuando ocurrió todo, cuando tuve que reiniciar mi vida junto a mi familia por órdenes del comandante Camarena, yo culpé a Dante de todo y al final solo dejé el pasado atrás, comencé de nuevo, el recuerdo de Dante poco a poco fue quedando en lo más profundo de mi corazón y mi mente. Volví al principio y esta vez pude avanzar a paso agigantados.

— Bienvenido a la oficina. Espero que tu estadía aquí sea larga y podamos hacer buena mancuerna en equipo. — Así fue como Noé me dio la bienvenida a mi primer día de trabajo, gracias a un programa del estado pude obtener un empleo a pesar de mi incapacidad y pude entrar en una oficina gubernamental donde atienden problemas y yo me encargaba capturar esa información en la computadora y tambien transcribirla a Braille en caso de que otra persona ciega llegará a pedir ayuda a nuestra oficina.

Noé era el jefe encargado, él me enseñó todo lo que debía de hacer y me explicó el funcionamiento de mi computadora especial, la cual tenía un programa que me decía con una voz programada cada cosa que el puntero apuntara y tambien me mostró que todo el teclado estaba en braille para que yo pudiera identificar las letras, me costó mucho trabajo por meses, pero lentamente iba dominando el uso de mi herramienta de trabajo. Era un poco complicado transcribir cosas a braille, y fue entonces que tuve que inventar una forma para poder escribir más rápido y fue que creé unas especies de sellos con una reglilla incluida para poder ir letra, admito que necesita mejoras y tiene sus fallas, pero mi iniciativo gustó a todos en el trabajo.

Cuando era hora de salida había un transporte para llevarnos a nuestras casas por lo que no había problema con perderme entre los transportes públicos o era el mismo Noé quien veces me llevaba a casa ya sea en su carro, moto, bicicleta o incluso había veces que caminábamos y eso me gustaba porque aun sin importa mi incapacidad él me daba ánimos para aventurarme a más cosas como alguien normal.

— Gracias por traerme a casa Noé. — Comenté al abrir la puerta del carro.

— No hay problema Dani. Me saludas a tus padres, dile a tu mamá que luego vengo por la receta de pavo que tanto me presume. — La voz de Noé era suave y siempre amable, me lo imaginaba como un hombre de cara tierna y siempre sonriente.

— Claro, yo le digo. — Bajé del carro y empujé la puerta para cerrarlo, me puse en camino a la puerta de la casa mientras escuchaba detrás de mi como él carro de mi jefe se alejaba, escuché que la puerta se abrió incluso antes de que yo tocara.

— Señor, él acaba de llegar de su trabajo. Se lo comunicó enseguida. — Escuché la voz de mi madre y mi padre me dijo a lado de mi que me acercará al teléfono.

— ¿Qué es lo que pasa? — Preguntó estirando mi mano para alcanzar a mi madre.

— Hijo, es el comandante Camarena. Es una llamada de rutina, quiere saber como estás. —

— Pues igual que la ultima vez, no hay mucha diferencia. — Fue lo que dije al tomar el auricular del teléfono, sin embargo, en cuanto lo coloqué en mi oreja había otra conversación al otro lado.

— Sacar a Dante inmediatamente de ese lugar y llevarlo al hospital más cercano, él es nuestra arma y fuente de información en contra de todos los involucrados con el cartel de las sombras. — Se escuchó de parte del comandante al otro lado también como una puerta se cerraba. — Dios. —

— ¿Así que para ustedes Dante es un arma y fuente de información? — Comenté serio.

— Daniel... ¿Qué te puedo decir? Él es el único indicio que tenemos para detectar a todos los involucrados. Sé que es una persona, pero en esté juego es nuestra pieza más fuerte y no puedo perderlo simplemente porque quiere andar de kamikaze. —

La luz de mis ojos (Historia LGBT) (~2Temp ~)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora