15: Sentimientos ocultos

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Los días fueron pasando con fluidez, la vida con Daniel era bastante divertida, cada día era una aventura nueva a su lado, sin embargo, había otros momentos que notaba como la alegría del chico se decaía y tenía aquellos sentimientos malos que no me gustaba que tuviera. Trataba de ayudarlo, pero antes de hacer algo de nuevo volvía a actuar feliz.

— Daniel ¿Todo está bien? — Comenté mientras tenía abrazado al chico en la cama. Había noches que dormíamos separados y otras dormíamos juntos.

— Si, ¿Por qué lo preguntas? — Volteó su cabeza hacia arriba, miré su rostro que tenía sus ojos cerrados. — Dante, todo está bien. — Dijo comenzando a acorrucarse en mi pecho. — Tu pecho es tan firme y cómodo. —

— Je, y tu eres tan abrazable. — Respondí abrazando con más fuerza su cuerpo, aunque estaba preocupado de que no me dijera lo que pensaba.

*

— Estás preocupado porque sientes que Daniel sigue guardándose muchas cosas. — Estaba hablando con Julián en uno de los ratos que teníamos para descansar en la cafetería — ¿Estás seguro? —

— Créeme, cuando huyó de su casa y peleó con su hermano la forma en que explotó y que se expresaba, me hizo darme cuenta de que Daniel tenía una mascara para ocultar todo el dolor que guarda. — Bajé mi mirada. — Sé como se siente retener los sentimientos y al final solo harán que se haga más daño. —

— Tienes que hablarlo con él... —

— Lo he intentado. — Interrumpí abruptamente. — He intentado hablar con él de ello, pero al final no llegamos a ningún lado. Y realmente estoy empezando a sentirme inseguro. — Comenté y fue entonces que Julián se quedó callado unos segundos.

— Es difícil, porque se trata de Daniel... Tal vez no pueda ayudarte mucho está vez. — El jefe de la cafetería estaba un poco triste de no ser de ayuda esta vez.

— ¿De qué están hablando? — Noté como a un lado de mi estaba André, la pareja de Julián.

— Osito de mi vida, estás aquí. — Habló feliz el dueño de la cafetería quien parecía un cachorro cuando se trataba de André. Y cabe aclarar que la forma en que lo llama se debe a que antes André estaba un poco pasado de peso, después de un desafortunado accidente y debido a que Julián era más una distracción que un coach, le ayudé a bajar de peso para que pudiera estar a gusto con su cuerpo.

— Ya te he dicho que no me llames así Julián. — Comentó con vergüenza el hombre para después sacar un folder de su maletín. — Toma, se traspapelo entre mis cosas. — Dijo tomando el asiendo a un lado mío. — ¿Qué te ocurre Dante? —

— Le estaba comentando a Julián acerca de Daniel, no sé como hacer para que hable de sus sentimientos ocultos, aquello que lo enoja y lo pone triste. —

— Tal vez no tengas que hablarlo, busca otro medio... Tómate de ejemplo que camino escogiste para sacar todo lo malo que tenías en tu corazón. —

— Usé el box. —

— Cómo tu usaste el box, tal vez para Daniel pueda serví otra cosa, solo necesitas encontrar que cosa puede ayudarle a enfrentarse a esos sentimientos. — André tenía razón, pero tampoco quería llenarlo de actividades y presionarlo necesitaba encontrar el momento y tambien saber que actividad pudiera realizar. Había mucho que pensar...

*

Lo estaba viendo, la imagen del cielo estrellado encima de mi; alcé mis manos tocando cada una de las luces visibles.

La luz de mis ojos (Historia LGBT) (~2Temp ~)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora