La nueva imagen de Asael alías Bernardo Noriega era un suceso en la cafetería, gente que iba y se quedaba lela por la cara de Jesucristo superestrella que se cargaba. Cuando menos esperábamos la clientela comenzó a aumentar a tal grado que no nos dábamos abasto con las 4 personas que éramos, así que Tadeo tomó una decisión y eso fue contratar a Asael y a Diego como nuevos meseros del lugar, ya que ninguno tenía empleo: Asael era un asesino a sueldo que prácticamente su misión principal en estos momentos es protegerme y matar a Marcos, mientras que Diego no había encontrado trabajo en la ciudad por lo que estaba siendo mantenido por mi hermano.
Cuando menos pensamos la cafetería estaba teniendo un momento de gloria, pero no podía verme como se debía con mi Daniel porque simplemente o estaba en la cafetería o estaba teniendo juntas con los matones que estaban protegiéndome y a todos mis queridos, sin embargo, en ambos casos era el mismo sentimiento: Miedo, tenía el miedo a tope de que en algún momento Omar lanzara un ataque a la cafetería o a algún lugar de los que asistía.
— Entiendo, mantenme al tanto si encuentras alguna pista. — Dije con seriedad colgando la llamada.
— Jefe, no ha habido movimientos en días. ¿Qué debemos hacer? — Mencionó uno de los hombres que había llegado a ayudarme y que prácticamente era el vocero de los demás, un matón de la familia.
— Mireles, no lo sé, no tardaré en volverme loco porque simplemente la preocupación me está matando y... — En ese momento sentí la mano de aquel hombre dándome unas palmadas en mi hombro.
Cesar había encontrado a un viejo trabajador de nuestro padre que tenía almacenes de brócoli a las afueras de la ciudad, allí nos reuníamos por las noches para hablar y reportar lo que había sucedido en el día. Cada noche me escapaba de la casa con la excusa de ir a entrenar un rato con Tiberio, cosa que debía de decir con tal de que no sospecharan algo los demás. Esa noche solo nos encontrábamos Mireles, yo y algunos cuantos más.
— Tranquilo, entendemos lo que hay en juego. —
— No lo entiendo, sé que algunos de ustedes fueron entrenados por mi abuelo e incluso estuvieron en operativos con gente muy pesada. Sin ofender, pero ustedes son secuestradores, asesinos, traficantes. ¿Por qué me están ayudando a proteger a un puñado de gente a costa de sus vidas? ¿Qué es lo que quieren de mi a cambio de esto? — Dije con seriedad y fue que Mireles puso una sonrisa algo siniestra.
— Tienes los mismos ojos que don Bernardo en sus buenos tiempo, frío y sin piedad. — Comentó entre risas. — Te lo diré directamente... La mayoría de aquí tenemos sed de sangre, y de volver a lo que éramos. Queremos volver a levantar el negocio y tu eres el mejor candidato para hacerlo, siendo nuestro jefe. — Me sorprendí escuchando a Mireles con total determinación.
— Sabes perfectamente lo que hice, y para que lo hice. ¿Y aun así me quieren como su jefe? Yo no soy como mi padre o mi padre. — Respondí enojado.
— Y por eso mismo queremos que tú tomes las riendas del nuevo cartel. Tus padres estaban llevando a la mierda con sus aires de grandes capos, cuando ni siquiera llegábamos a ser cartel sólido. Les faltaba visión, tener los pies en la tierra y saber de donde vinimos cada uno de nosotros y las razones por las que tomamos este camino. —
— Ja, ustedes, solo quieren sangre, drogas y dinero. Ustedes no son como aquellos papeles de narcotraficante valiente y solidarios como las narcoseries de la televisión. — Comenté encarando a ese hombre.
— No, esas pendejadas televisivas son un asco, igual que como ponen a las mafias y todo eso. Uno solo ve por uno, matar o morir así de simple. Pero aunque no lo parezca varios aquí tenemos historias, por eso mismo nos mantuvimos inactivos todos estos años después de que tus padres cayeron a la cárcel. Pero los otros, simplemente quieren volver a matar y a ganar dinero por montón, y es por eso que vinimos a ayudarte, te ayudamos y tu nos ayudas. — Comentó con una risita al final.
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La luz de mis ojos (Historia LGBT) (~2Temp ~)
Romance2da. Temporada Próximamente Bernardo Noriega es un hombre que desconoce sus propios sentimientos de manera literal, no sabe mucho acerca de estos ya que desde que tiene memoria solo recuerda sufrimiento, dolor, sangre y muerte, siempre manteniéndose...