Capitulo 11

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Nada venia a mi cabeza porque realmente no sabía de que quería que hablemos, no sabía si quería hablar de mi trabajo o del hecho que rompí en llanto frente a ella. Como un idiota, un patán.

Decirle la verdad sobre lo que le hice a mis hijos y lo sucedido con mi esposa la haría alejarse de mi, o tal vez no. Pero no quería arriesgarme, me gustaba verla, simplemente mirarla y que me diera palabras suaves, comprensivas. Sin mencionar los abrazos. Me preguntaba que se sentiría besarla o tocarla un poco más.

Un golpe en el vidrio me hizo sobresaltar. Abrí la puerta y me dio las gracias sentándose en el asiento de copiloto.

-Wow. Este auto... nunca había visto algo así. -Observó el tablero de mi Audi Rs5 entrecerrando los ojos. -Por qué tantos botones?

-La mayoría son innecesarios.

-Me lo imaginaba. -Rió mientras ponía un mechón detrás de su oreja, alejándose de los botones y acomodándose en su asiento.

-Te llevo a casa?

-Si, gracias. -Mientras ponía en marcha el motor y arrancaba, ella siguió la conversación. -Qué hiciste esta mañana?

-Fui al campo a firmar unos papeles urgentes, tuve una pequeña reunión.

-Cómo es? -La miré de reojo, viéndome atentamente. El corazón me apretó.

-Las reuniones?

-El campo.

-Grande. -Comencé a describirlo mientras doblaba en una esquina, casi llegando a su casa. -Creo que ciento cincuenta hectáreas, hay caballos, vacas, pollos y muchos más animales. Mucha siembra...

-Y qué haces exactamente? Es decir, ayudas con los animales y eso? -Sonreí mientras estacionaba frente a su pequeña casa.

-No, absolutamente. -Me miro extrañada. -Participo en la parte... -Pensé un segundo, realmente no hacía mucho, solo estaba a mi nombre y tenía empleador para todas las actividades. - ...administrativa.

-Que aburrido. -Bromeó. Vimos cómo su vecina salía con su hija en brazos a la puerta, viendo hacia el auto con ojos acusadores. -Mierda.

-Ocurre algo?

-No, solo... -Revolvió su bolso apresuradamente, abrió la billetera y contó unos billetes. Vi como respiraba y mordía su labio. Volvió a meter el monedero en la bolsa y lo puso en su hombro.

-Necesitas ayuda?

-No. No. Quieres entrar?

-Me gustaría saludar a Isabella. -Ella sonrió con ternura mientras abría la puerta del carro, imité su acto. Verdaderamente quería ver lo que la traía nerviosa, si se trataba de esa mujer que miraba mi carro como si fuera a rayarlo una vez que este despistado. Si ese era el caso, ella estaría en grandes problemas.

-Tu niña rompió mi vajilla preferida. -Lanzó la mujer canosa y arrugada, enfadada, una vez que nos acercamos.

-Lo siento tanto, señora Willson. Es solo una bebé. -Se acercó más para recoger a la niña en brazos dándole un beso en la cabeza, tenía la ropa un poco manchada y el chupete mal puesto. Lily lo acomodo rápidamente junto a unas caricias y volvió a mirar a la mujer totalmente apenada.

-Si, y sus padres tienen que pagar por sus desastres. Esa vajilla muy costosa. -Vi cómo prendía un cigarro en forma totalmente desagradable, dando una tos seca en la primera calada.

   Lily vio al piso, suspirando. Estaba tan tensa que tenía ganas de abrazarla y mandar al demonio a la grosera mujer que tenía de vecina. Quería llevarla a vivir a otro lugar, quería que tuviera una mejor vida, quería que Isabella tuviera un buen cuidado.

-Cuánto es? -Di un paso adelante, sacando la billetera de mi bolsillo trasero, la mujer tosió nuevamente dando una sonrisa triunfante.

-No. -Lily interrumpió acusadora y con molestia en sus ojos. -Puedes llevar a Isabella adentro? Por favor.

   Fue una advertencia, una exigencia más que una pregunta. Me di cuenta que no le gustaba que hagan las cosas por ella por la forma en que me miraba, y la respeté. Tome a la beba un brazos, que estaba muy despreocupada por toda la situación, sin entender nada. También tome sus llaves, abrí la puerta y entré.
   Su casa estaba ordenada y limpia como siempre, aunque lo pequeño del lugar era bastante incómodo. Sin querer, y tal vez queriendo, escuche todo lo que hablaban mientras la hamacaba en mi cadera.

-Me debes doscientos dólares, niña. -Comenzó otra vez la mujer. Tanto alboroto por doscientos dólares?

-Mierda, Mónica. Sabes que no tengo ese maldito dinero. -Me sorprendí al escuchar a Lily hablar así. -Dame un par de semanas y lo conseguiré.

-Un par de semanas? -Rió sin gracia, también oí los pasos sobre la vieja madera, la ventana con cortinas cerradas ayudaba mucho a espiar fácilmente. -Vienes al lado de un tipo con traje y ese carro, y no puedes pedirle doscientos dólares? Probablemente tenga muchos de doscientos. Probablemente te da muchos de doscientos por meterse en tu cama.

   Levanté las cejas y tapé los oídos de Isabella por instinto, poniendo su cabeza contra mi pecho. Esa señora no tenía idea.
   No escuche reproche por parte de Lily, lo cual también me sorprendió.

-Solo dame una semana. Solo una. Y te daré el dinero.

-Bien. -Vi su sombra tras la cortina tirando violentamente el cigarro cerca de los pies de la chica. -Pero déjame decirte algo, niña. Porque necesitas saberlo.

    Corrí la cortina unos milímetros, encontrándome con la vecina apuntando a Lily con un dedo acusatorio, y ella cruzada de brazos, con la cabeza en alto como si nada la afectara.

-Eres la peor madre que haya visto. Realmente. Quien deja a su hija sola durante todo el día para irse con un tipo rico por ahí? Eres una mierda de madre, no tienes ni un centavo para darle de comer. Probablemente cuando sea más grande termine abandonándote al igual que David. -La empujo con el dedo, en su pecho.

-Lo sé, me lo recuerdas a menudeo.

-Y el tipo rico que tienes ahí? Tampoco te durará mucho. -Caminó hasta la puerta y antes de cerrarla, agregó; -Busca otra niñera mañana, estaré ocupada.

   Al ver que cerraba la puerta, también cerré la cortina. Isabella dormía en mi pecho. Una pequeña sonrisa se me escapó al verla, los recuerdos dolían. Bese su cabeza y seguí meciéndola. El sonido del sollozo de su madre me hizo ponerme en alerta nuevamente. Estaba llorando en silencio afuera.
   Abrí la cortina otra vez unos centímetros, viéndola de espalda secándose las lagrimas apresuradamente y acomodándose el cabello. Antes de que pueda darse cuenta de que estaba viéndola me aleje de la pequeña ventana, paseando con la niña por la cocina. Un segundo después, abrió la puerta con una enorme sonrisa y eso fue la gota que derramó el vaso. Me partió el alma.

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Buenas! No se si alguien lee esta historia 🤔 la dejé por mucho tiempo y varios lectores desaparecieron. Pero no va a volver a pasar porque ya la tengo terminada!

Les gustaría que haga una maratón de 3 capítulos?

si alguien lee, gracias por leer 💗

Para morir bien. // Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora