-Bueno días. -Le dije a la vieja mujer de pelo canoso cuando entre a su habitación. Me había costado mucho encontrarla y cuando la ví, sabía que era ella. Estaba junto a su marido tal como lo imaginé y esperaba.
-Hola... -Saludó confundida. -No sabía que habían cambiado de médico.
-Oh no, señorita Johnson, solo vine a ver cómo se sentía. -Sonreí mientras miraba su bolsa de suero porque sabía que ella estaba viéndome pero no tenía idea por qué la miraba.
-Estoy bien... -Respondió sin entender la situación.
-Soy nuevo aquí y quiero que la estadía de los pacientes sea bonita, que le parece si salimos a caminar por el parque del hospital? -Pregunté cariñosamente.
-Ya hemos intentado todo pero no quiere moverse. -Advirtió su anciano marido.
-Cállate, Carl. -Lo calló la mujer enojada por responder por ella. -No tengo ganas, hijo... no creo que sea necesario ahora, pero muchas gracias. -Su voz temblorosa por la edad pero suave y sincera me enternecía.
-Pero no cree que es aburrido estar aquí haciendo nada? -Pregunté. -Yo creo que podría divertirse aquí adentro.
-Divertirse? En un hospital? -Sonrío y más arrugas de las que ya tenia se formaron. A pesar de su edad y defectos por lo mismo, se veía muy bella y pura. -No creo que eso sea posible.
-Yo creo que si. -Acerqué una silla de plástico para sentarme junto a ellos. La mujer se acomodó en su cama para ver mejor lo que hacía y su marido, Carl, que también estaba sentado en una silla me miraba curioso. -Cuénteme, que le gusta hacer?
-No lo se...
-Debe haber algo que le guste hacer. -Intentaba hablarle lo más lento y cariñosamente posible.
-Ella es muy buena pintando, pinta hermoso. -El hombre contestó mirándola a los ojos. -Antes de entrar aquí lo hacía siempre.
-Y por qué ya no? -Curioseé.
-Supongo que un hospital no es un bonito lugar para sacar inspiración. -Su cara cambió a una triste expresión, podía darme cuenta que este lugar le consumía las ganas de todo, hasta de seguir luchando contra su enfermedad.
-No lo creo. Muchas cosas pueden verse en un hospital y si no puede sacar inspiración de ahí, puede pintar a su marido. -Sugerí con una sonrisa que contagié a la mujer al oír mis palabras.
-Oh! Siempre solía pintar a Carl cuando éramos jóvenes. -Recordó con ojos brillosos, juntando sus manos al lado de su cara, risueña, a lo que al hombre lo hizo reír. Eran una pareja encantadora.
-Pues iré a buscar las cosas para que pueda hacerlo y mañana volveré para ver esa hermosa obra de arte, que le parece? Así podrá divertirse en este aburrido lugar.
-Seria maravilloso. -Dijo y asentí saliendo de la habitación en busca de lo que querían.
A unas calles del hospital había una enorme librería donde compré un pequeño atril, muchas hojas, pinturas de colores y pinceles de diferentes tamaños. No sabía muy bien si era lo correcto lo que había elegido, pues no tenía idea de pintura pero suponía que por el momento serviría y podría entretener a la mujer hasta que mañana volviera.
Una vez con las cosas en una bolsa ya pagadas volví a caminar hacia el hospital intentando que los médicos reales no puedan verme mucho la cara, tenía miedo de que puedan pedirme algo que hacer y no tener idea de lo que era. Así que lo más rápido que pude subí a la misma habitación de antes, volviéndome a encontrar con la mujer y su marido que ahora tenía un vaso de café en sus manos.Al verme entrar una gran sonrisa se formó en sus caras y pude darme cuenta que había elegido correctamente a las personas para esta última misión.
Sacaba los materiales de la bolsa mostrándole a la señora cada una de ellas y aparentemente le habían gustado, estaba fascinada. Al instante comenzó su trabajo y decidí dejarlos solos para que pudiera hacerlo mejor.
-Eres un muy buen chico. -Dijo Sara, la mujer, con una expresión sumamente contenta que me llenaba el corazón. -Tal vez mañana te pinte a ti cuando vuelvas.
-Sería un gran honor. -También sonreía para ellos. -Los veré mañana.
-Adios! -Gritaron los dos al unísono mientras salía de la habitación.
Corría rápido por los pasillos intentando salir del lugar para no ser visto, pues un desconocido vestido de médico no era muy bueno. Subí al auto y me quité el sombrero verde agua que llevaba en mi cabeza, apretaba.
Encendí el auto encaminado a un motel, no quería volver a casa, no podía. Ese lugar era horrible para mí por donde lo mire y me traía horribles recuerdos que rompían mi corazón cada vez más.
Paré un un lujoso hotel donde me atendieron de muy buena manera. Quedándome en una habitación para dos personas aunque sólo estaría yo. Una vez dentro de esta sólo me acoste en la cama y lloré.
Como siempre.
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Hola!!! Como están? Dejo otro capítulo de esta confusa historia jajajaGracias por leer y comenten qué les pareció🖤
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Para morir bien. // Harry Styles
Hayran Kurgu"Planeaba devolverle al mundo todo lo que le quité. Lo que yo mismo me había quitado."