Maratón 3/3
Besé la mejilla de Isabella varias veces mientras la alzaba. Hoy estaba con un humor habitual, risueño y simpático. Se reía mientras le hacía ruido en el cuello con mi besos.
Caminé con ella en brazos hasta la cocina. Hoy hacía un poco de frío, le puse un entero que había traído Lily en su bolso, cambié su pañal y le puse perfume. Ella movía los brazos y daba pequeñas patadas mientras lo hacía, intentaba pronunciar palabras inexistentes.-¿Qué querrás comer hoy? -Le pregunté. Obviamente no me supo contestar, pero lo hizo con un agudo ruido. -Eso es bueno.
Con ella en brazos, porque hoy parecía que no quería soltarme, puse agua en una olla a hervir. La idea de contratar a la vieja cocinera que trabajaba en mi casa cuando estaba con mi mujer y mis hijos se me vino a la mente. Tuve que retirarlo al recordar lo monótono y aburrido que se había convertido eso a lo largo de los meses. A mi siempre me gustó cocinar, sin embargo, mi ex esposa pensaba que era una pérdida de tiempo y prefería contratar a alguien. Ella era muy eficiente, rápida, si tenías un problema sabía resolverlo al instante y no perdía tiempo. A veces la extrañaba.
-Mamá. -Balbuceó Isabella.
-Mamá está durmiendo. Ella está cansada. -Coloque fideos dentro de la olla con mi única mano libre. -Salió con su amiga ayer hasta tarde, debe querer dormir muchísimo. ¿No?
Otra vez, no obtuve más contestación que un balbuceo. Mi corazón se derritió cuando apoyo la cabeza en mi hombro despreocupada, viendo todo lo que hacía con mi única mano. Era bastante desastroso a decir verdad, se me habían caído algunos fideos crudos al piso y otros por la mesa. La mayoría estaban en su lugar cocinándose.
-Mierda. -Insulté cuando me asuste por el timbre sonar. Soltando la cuchara con la que estaba revolviendo la comida. -Oh, no. Tu no oíste esa palabra.
-Mamá.
-Si, tu mamá va a matarme si me escucha. -Caminé hasta la puerta abriéndola sin previo aviso, ni preguntar quién era.
Esta casa era distinta a la anterior. No tenía un gran parque adelante, ni un hombre que cuidara la cochera y la entrada. Era una casa bastante grande y espaciosa, si. Pero daba directo a la calle, no tenía parque delantero ni enormes rejas negras.
Me arrepentí instantáneamente al no preguntar. Mis padres eran los que estaban en la puerta de mi casa. Sabía exactamente quién les había avisado de mi paradero, claro; mi asistente. Hacía tiempo que no los veía. Con la muerte de mi ex mujer nos veíamos muy poco, o mucho menos de lo habitual. Pues ser padre soltero de dos niños, trabajar y vivir en general era bastante complicado. Con la muerte de mis niños, me aislé completamente. La última vez que los vi fue en el funeral, y una vez más, donde mi madre había intentado visitarme y la eché a patadas con furia. Hoy, me doy cuenta que fui un maldito. Pero en ese momento aborrecía cualquier tipo de compasión.-¡Harry! -Gritó mi madre entrando sin permiso. Abrazándome sin importar la criatura en mis brazos. Asombrado, la abrace también un poco. Viendo a mi padre con una pequeña sonrisa atrás. -Oh, dios. Finalmente, hijo.
-Hola, mamá. ¿Qué...? ¿Qué hacen aquí?
-¿Qué hacemos aquí? ¡Casi un año sin ver a mi único bebé y eso es lo primero que preguntas! Estás más flaco. ¿No estuviste comiendo bien, verdad? -Hablaba rápido, apenada. -Debimos insistirte más...
-No lo sofoques, Selena. -Habló finalmente mi padre. Yo seguía estupefacto en la puerta. Me corrí medio confundido del medio, dejándolos pasar. -Así que aquí vives ahora... es una bonita casa. Siempre tuviste bonitas casas.
-¿Quién es esta chiquita? -Mi madre le acercó el dedo a la cara e Isabella lo agarró como solía hacerlo.
-¿Te has vuelto niñero? -Rió.
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Para morir bien. // Harry Styles
Фанфик"Planeaba devolverle al mundo todo lo que le quité. Lo que yo mismo me había quitado."