Capitulo 14

210 19 1
                                    

   Maratón 3/3
   No me atreví a conducir mi propio auto con ella a solas, prefería gastar un par de cientos en taxi a todos los lugares que debía ir. No confiaba en mi mismo.

   Para empezar, pase por la casa de la vecina de Lily. Devolviéndole los doscientos dólares y dejándole en claro que no cuidaría más a la beba. No pareció importarle mucho y por mi estaba excelente. Pensé que era un poco invasivo, de todos modos prefería serlo antes que esa anciana siga cuidando a su hija.
   Pasamos por mi gran casa, donde le conté a Isabella un poco de ella. Veía todo atentamente, no se sentía tan vacío ese día por alguna razón. Conseguí ropa y me tomé un baño apenas pude dormirla. En ese momento me di cuenta que era una niña fácil de cuidar y probablemente la excusa de la vajilla rota era para sacarle dinero a Lily.
   Mientras ella seguía durmiendo en mis brazos con una frazada, tomamos otro taxi hasta el campo, era un largo tramo por lo cual me saldría bastante caro.

   No pude dejar de mirarla en todo el viaje, era tan angelical, tan pura y tranquila. Una niña tan bonita.
   Igual a Olivia.

   Me recordé que el día de hoy debería haber ido a visitar a Sara y su esposo, hacía bastante no pisaba el hospital, me había distraído mucho con Lily e Isa. Pero no las podía dejar ir, se sentía tan a gusto. Debía recordar mi meta, mi plan. Lo que he pactado hace mucho tiempo. Los descuidos pueden arruinarlo todo.

   Al llegar, le pague al hombre y bajamos del auto junto a la bebe, que estaba comenzando a despertarse, y su bolso con las pertenencias. Parecía todo un padre a lo lejos y me hacía sentir bien.

-Hola, corazón. -La salude, poniendo el chapón en su boca. Se acomodó en mi hombro mientras caminábamos por el pasto. Una sonrisa se me escapó al escuchar sus intentos de habla.

-Jefe. -Saludó un granjero con sombrero y botas negras. -Buenos días a ti también, girasol.

   Le di un vistazo a mi hombro, Isabella lo miraba descuidadamente haciendo ruido con su chupete, subiéndolo y bajándolo en su boca. Se enderezó para mover su mano en forma de saludo y hacer reír al granjero.

-Que lo trae por aquí, jefe?

-Solo quería venir a ver la siembra y controlar lo de la nueva máquina.

   El granjero asintió, mordiendo una hoja de vaya a saber qué cosa. El sabía que era raro que yo pasara por aquí si no había problemas.
Hice un gran recorrido por donde se encontraban los enormes motores y tractores con Isabella en brazos, cerciorándome de que todo esté en su lugar. Le pregunté a la mayoría de los trabajadores si todo estaba bien; todo estaba en orden.

   Más tarde, la lleve con los pollitos, dejándola en el suelo y sosteniéndola para que no se caiga por su poco equilibrio. Ella hacía sonidos y aplaudía al ver los pequeñas bolas de pelo amarillas con pico.

-Te gustan? Puedes acariciarlos. -Tome uno en mis manos sin soltarla e Isabella lo toco delicadamente con su dedo índice.

   Sonreí. Me encantaban los niños, me encantaba tenerlos. Extrañaba a mis hijos, Olivia se fascinaba exactamente igual con los pollos y Ben adoraba los caballos, más los marrones.

-Es su hija? -Escuché hablar a dos hombres alejados de mi. No se como no sabían el pequeño dato que en el medio del campo, todo lo que hables; se escucha.

-No, hombre. Sus hijos murieron en un accidente. Es un pobre tipo.

   Dolió hasta el infierno. Porque tenían razón, soy un pobre tipo.

   Levanté a Isabella del suelo, cargándola mientras caminaba. Los hombres abrieron los ojos al verme caminar hasta ellos.

-Esto es una mierda. -Hablé para ambos. Me vieron sin entender de lo que hablaban, totalmente asustados. El buen humor que había traído se desvaneció.-Quiero mañana todas malditas hectáreas cortadas parejas, no quiero ni un rastro de mierda de vaca en el campo, quiero los tractores limpios y hagan algo con esos pollos, están desnutridos. Volveré mañana a ver que todo esté correcto.

   Seguí caminando lejos de ellos. Y oí al unísono; "si, jefe". Cuando estaba más lejos, suspiré intentando relajar el nudo que tenía en la garganta. Era consciente que todos sabían la historia.

Para morir bien. // Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora