Silencio

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Era como un constante deja vu, el cual no se detenía y me torturaba cada vez más intensamente, quería pedirle que se detuviera, pero sabía que esto significaría cierto cierre de etapa en nuestras vidas. Nunca acordamos no contarnos nuestros propios infiernos, pero fue algo que quedo establecido sin que nadie lo mencionara. Y creo entender por qué.

A medida en que él hablaba más y más de lo ocurrido, sentía que me mareaba y deseaba salir corriendo al bosque, refugiarme y no salir hasta que mi vida terminara. Intente no ponerle atención, pero claro que fue un intento estúpido, porque a pesar de lo difícil que es escucharlo, me importa, me interesa saber que paso y tratar de entender porque ahora es así. Le tomo mucho tiempo articular una palabra, tomo aire varias veces y por su expresión puedo decir que su mente estaba hecha un nudo. Pero cuando finalmente dijo ‘’Medianoche nunca llego para mi’’ su voz sonó quebrada a no más poder. 

- Fui consciente de todo, hasta que cayó el rayo, entonces todo mi mundo se nublo. Se, por las grabaciones que tu destruiste la arena… y después de ver eso, me pase muchas noches preguntándome porque no me habían rescatado a mi también. Pero me repetía a mi mismo muchas veces que yo no era importante y como te dije esa misma tarde, ‘’nadie me necesita’’. Todo era silencio, mi mente pensaba en voz alta, pero mi mundo era silencioso. Despertaba cada vez en una habitación más y más clara, y su luz me sofocaba. Me veía a mi mismo bailando contigo, me encontraba dentro de tu mente y tu alma, pero cuando despertaba me daba cuenta de que eso era una mentira, nunca había estado dentro de tu alma, solo era un prisionero de Snow. Me sentía débil, mis marcas de los juegos no fueron borradas como la primera vez y no me alimentaban. Una tarde, fui llevado a un interrogatorio, pero no pudieron sacarme nada útil, claro, porque yo no sabía nada útil. Al día siguiente, mi equipo llego de lanada y me vistieron para la entrevista con Caesar. Después de eso, me volvieron a encerrar  y comenzó la tortura por haberte defendido. Me golpeaban, me mataban de hambre y los gritos de Johanna, me dolían más que mi propia tortura, claro, que era parte del plan.     

- Detente –digo llevándome las manos a la cabeza- No puedo, no puedo más…

- No, debo decirlo todo. -cierra los ojos para soportar el dolor- 

- Peeta… -mi voz es un suplico-

- No podía saber cuánto tiempo había pasado, las horas en una habitación sin ventanas pasan muy rápido o muy lento y no estaba seguro de cuál de esas dos opciones era. Notaba marcas en mi cuerpo y mi debilidad era más notable cada día. En un principio, llevaba la cuenta, pero a medida que mis recuerdos se confundían, ya no encontraba un sentido para llevar la cuenta… y además olvide los días. Intentaba llevar un orden cronológico, el vasallaje, el plan de Beetee, el campo de fuerza colapsando, mi captura, los golpes, las preguntas, el presidente Snow, los agentes de la paz, Caesar… Y entonces mi mente fallaba, me dolía la cabeza y todo se confundía. Vagamente me preguntaba si me estaba volviendo loco, y después pensaba que sería lo mejor.  El presidente Snow me visito una vez y me dijo que aunque tú no fueras consiente de un plan rebelde, ellos me dejaron en la arena para morirme, así que no les importaba. Una parte de mi no quería creer eso, pero otra parte de mi lo consideraba. Después de todo, tú nunca me habías querido y Haymitch siempre se ha inclinado por ti, para que me necesitaban en el 13? Es claro que nunca hubiese sido un buen soldado, ni siquiera puedo llevar un arma sin herirme yo mismo. Pero no tuve mucho tiempo para pensar en eso, porque cada vez que despertaba, mi día anterior era confuso y brillante. Supongo que en esos días fue cuando comenzaron a ponerme el veneno, porque solo un tiempo después, estaba frente a una pantalla viéndote a ti mientras ingresaban en mi sistema una enorme cantidad de veneno. Podía sentir todo, el ardor y el dolor y mi mente creaba una revolución. Me debatía entre la realidad y la confusión, me preguntaban que si que pensaba de ti y en un principio decía que pensaba en ti y en mi hijo… Pero después, cada vez que mencionaban tu nombre, una llama dentro de mí se encendía. Una noche me llevaron con Caesar solo para escucharte a ti cantar y fue cuando mi mente dejo de funcionar, el escucharte y el luchar contra mi mente fue demasiado. Colapse aquella noche después de darte la advertencia de bombardeo y ellos aprovecharon mi estado para finalmente terminar con lo que quedaba de mi. Lo próximo que recuerdo es estar estrangulándote.

Respiro con dificultad, intentado procesar todo lo que me ha dicho. Ni siquiera sé que decir después de esto, es demasiado fuerte, demasiado personal, demasiado horrible. Estoy congelada, tanto que mi expresión es impasible y no me muevo, se que debo decir algo pero no me creo que mi voz sea audible.

- Entiendo que sea difícil de procesar. –dice después de un rato-

- Lo es. –digo en un susurro-

- Iré a darme un baño, estas bien? –se pone de pie y yo asiento sin verlo- Ya vuelvo.

Peeta ha pasado por mucho más dolor que yo y aun así me considero a mi misma fuerte? Está claro que yo no podría haber sobrevivido lo que él y mucho menos superarlo. Nunca me había mencionado sus dudas acerca de porque lo abandonamos en la arena. Y por primera vez siento el dolor que el debió haber sentido debido a eso. Me pongo de pie y entro decidida al baño. Me quito la ropa y me meto en la regadera con él, lo abrazo por la espalda y puedo sentir sus músculos tensarse bajo mi mejilla. Planto besos castos por su espalda y con mis brazos lo rodeo. No quiero detenerme, no quiero dejarlo nunca. El toma el gel de baño, aquel que huele deliciosamente a hierbas y comienza a tallarlo por su pecho, el aroma inunda mis sentidos y solo sirve para querer fundirme en el. Se da la vuelta y examina mi rostro, acaricia mi mejilla y me besa apasionadamente en los labios. Jalo de su cabello y el aumenta el ritmo de nuestro beso. Separa sus labios para susurrar en mi oído ‘’entiendo tu desesperación, la experimento también’’ lo que sucede a continuación es que me estoy entregando en cuerpo y alma al hombre de mi vida, a quien amo por sobre todo y a quien amare por siempre. Quien lucho por mi contra su propia mente, y me amo a pesar de las adversidades. Si esto no es el cielo, no sé que sea. 

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