Decisiones

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Me tomo unos segundos para recuperarme del choque emocional y me pongo de pie, ya deben ser cerca las 9am… con rapidez me visto y me limito a cepillarme el cabello. Bajo apresuradamente las escaleras, siento que estoy perdiendo tiempo. Abro de golpe y allí esta ella con el puño listo para tocar la madera de mi puerta

 - Hola descerebrada! –exclama Johanna con demasiado entusiasmo-

- Johanna –digo casi sin aire- Hola!

- Hola –repite- ibas a alguna parte?

- Pues si, a casa de Haymitch…

- Vamos, a Haymitch lo ves todos los días, invítame a pasar, tengo algo que contarte. –dice y me empuja dentro de la casa-

- Johanna, debo ir a casa de Haymich, Nadia esta allí. –digo en tono de suplica-

- Por qué? Las cosas…-duda un momento- siguen mal?

- Peor que nunca. –le suelto-

- Vaya, no tenía idea, pensé que todo se había solucionado ya. -niego con la cabeza-

- -oh no, siento la avalancha de lagrimas quemándome los ojos- Llamare a Effie para saber si necesita que vaya por mi hija, sino, puedes platicarme lo que me dijiste.

Hago una llamada rápida a casa de Haymitch, Effie me dice que Nadia esta perfecta y que es mejor que yo solucione mis problemas antes de traerla de nuevo a casa. Y yo considero que tiene razón.

- Bueno… puedes contarme lo que te paso.

- Pues… me, me he enamorado.

- ¿Qué? 

-  -Johanna se pone los antebrazos en la cara en modo de pena- lo que escuchaste.

 - No, eso si no te creo. –digo divertida… si, divertida por primera vez en mucho tiempo-

- Ay Katniss, es verdad. Me he enamorado de alguien a quien conoces. –dejo de respirar-

- De quien? De Beetee?

- No, de Gale. –lo dice con tanta seriedad y seguridad que inmediatamente se que dice la verdad, Johanna se ha enamorado de quien una vez fue mi mejor amigo- Es que… la última vez que estuvimos aquí en esta casa hablamos mucho. –voy en retrospectiva para intentar recordar lo que ambos hacían en la fiesta de Nadia, pero solo se me nublan los recuerdos, estaba demasiado aturdida aquella vez para acordarme de algo cuerdo- Y luego, cuando ambos volvimos al hotel… no se qué paso, bueno, si lo sé, pero quiero ahorrarte esos detalles. –mi cara debe ser un poema porque se apresura a decir:- Lo siento Katniss, ha sido totalmente estúpido de mi parte decirte esto ahora, yo… yo no quiero que tu…

- No, está bien… estoy muy feliz por ti… por ambos. Ambos merecen lo mejor.

- Katniss, soy feliz… estas últimas semanas he sentido una felicidad indescriptible.

- ‘’El amor es raro’’ –sonrió-

- No me robes mi frase descerebrada.

- Me siento muy feliz por ti Johanna –suspiro- al menos alguien es feliz –digo casi en un susurro-

- Como van las cosas?

- -vuelvo a suspirar- 

- Tan mal? –su expresión ahora muestra tristeza, no, no quiero causar pena- Haymitch me había dicho la última vez, que Peeta se estaba recuperando notablemente. –siento una punzada de dolor al escuchar su nombre-

- Sí bueno, quizás se haya recuperado un poco pero todo se ha vuelto peor, tengo la sensación de que el sol se ha puesto y no ha salido durante todo este tiempo.

- Quisiera poder ayudar. –dice en un hilo de voz-

'’Pero no puedes’’, pienso yo, ‘’o quizás si’’ me dice mi subconsciente, estabas corriendo a casa de Haymitch en busca de ayuda cuando ella apareció en tu puerta. No debe ser casualidad…
Aun así, Johanna aconsejándome sobre esto? No parece buena idea. ‘’Nada te parece buena idea’’ me grita esa voz interior. Si bien Haymitch es el más unido a nosotros, pero quizás necesite el punto de vista de otra persona. Con Gale no puedo hablar, eso es definitivo… y no queda nadie más en quien confié mis problemas maritales. Así que, después de todo, quizás hablar con Johanna no sea tan malo.

- Quizás si puedas… -la veo fijamente a los ojos-

- Este… sabes que no soy buena en estas cosas.

- Estoy pensando en separarnos. –le suelto-

- ¿Qué? –puedo notar que se queda sin aire-

- Como lo escuchaste, Johanna estoy desesperada. –me paso ambas manos por el cabello revuelto- No me siento capaz de soportar esto de nuevo, esta bien, que vuelva a mi… pero y que pasa si en algunos meses se vuelve a ir? No me quedan fuerzas suficientes para eso.

- Mira no quiero sonar entrometida…

- -la interrumpo- no lo pienso así Johanna, te cuento esto porque necesito tu opinión.

- Pues mi opinión es esta, sé que es difícil, te veo sufrir, se te nota mucho. Pero el miedo a su trastorno no es una razón para separarse. Solo trata de imaginar, tú te vas y te llevas a su hija, el se queda solo y además de trastornado, se quedara con un daño del que jamás se recuperara. Piensa en Finnick, en como el lidio con el trastorno de Annie, en como lo seguiría haciendo si estuviera aquí. Sé que es diferente a lo que sucede con Peeta, pero te quiero hacer ver la forma en que Finnick se aferro a su amor por ella… yo se que te duele todo esto. –las lagrimas comienzan a descender- Pero, debes pensar mejor tu decisión antes de causar un dolor irreparable. Yo se que tu eres feliz únicamente a su lado y a pesar de que es difícil, creo que ambos deben sentarse a hablar sobre ello. Peeta debe saber que si vuelve a tener un episodio como este, no debe huir y dejarte sola. Tú no puedes derrumbarte, tienen una hija y por ella deben tratar de llevar mejor la situación. El debe saber que quedarse a tu lado es lo mejor, porque estoy segura que tú le brindaras el mejor apoyo que pueda tener.

Sé que tiene razón, escucho sus palabras y sé que es la verdad. El tono de seriedad que usa para decirlo es una llamada, algo que me avisa que debo confiar en lo que ella me dice. De pronto comienzo a ver todo con lentitud, como si el tiempo se hubiese detenido por segundos y me veo a mi misma de una forma en la que jamás quisiera verme. Sola y hundida en una tristeza devastadora, y sé que si entro en ese estado jamás saldré. Quise engañarme a mí misma, me dije una y otra vez que me sentía lo bastante fuerte para irme, pero no es así. No es así porque sé que si el entrara ahora mismo por esa puerta y me tomara entre sus brazos, caería redondita. Caería en el amor que me tiene, y le entregaría el amor que le tengo. Johanna tiene razón, solo soy feliz a su lado, todo lo demás es impensable.

- Johanna, no sabes cómo te agradezco por esto, en serio… -hace un gesto con la mano para que guarde silencio-

- Descerebrada, me gusta ayudarte, lo que sea para que no seas tan idiota para dejar al chico patulenco. Te conozco Katniss, y puedo decirte que mueres por él. No quiero que la próxima vez que te visite estés muerta en vida y con gatos a tu alrededor. Así que mueve tu trasero y ve con él.

-  - Gracias –asiento- Pero me vendría bien primero poner en orden mis ideas y luego ir a buscarlo.

- Como quieras, yo ya te dije lo que pienso y ya te conté mi razón de felicidad. Olvide decirte que Gale esta aquí en el doce también, de nuevo para dar unas clases a los mocosos de la escuela. Yo solo vine de diva a acompañarlo y visitarte, claro. De hecho… ¿qué hora es?

- -miro el reloj- Uhm, cerca de las 11am.

- No debería tardar, dijo que vendría por mí… -la veo impasible- aquí.

- Perdóname por no haberte ofrecido algo de beber… ¿tienes hambre?

- Ahora que lo dices, si y mucha, no quería romper el ambiente diciéndote que te pusieras a cocinarme algo esclava, vengo a tu casa y me recibes con las manos vacías. Mas vacio esta mi estomago, anoche lo pase la mar de bien con Gale y esta mañana amanecí muerta de hambre. –Johanna comienza a parlotear mientras yo me dirijo a la cocina en busca de algo que preparar- No me importaría que hicieras algunos huevos, tienes pan?

- Este… yo, no sé. –encojo los hombros-

- La esposa del panadero de la cuidad no tiene pan? Ridículo -se vuelve y se dirige a la puerta- Iré a comprar un poco, o más bien iré a la panadería a que me regale pan, está bien?  

- Está bien, yo mientras cocinare algo.

Cierra la puerta tras de ella y de nuevo me encuentro sola, pero decido no pensar tanto en este momento, es mejor concentrarme en cocinar. No tengo ni las más remotas ganas de comer huevo, así que mejor hare un poco de carne. Me preparo con los ingredientes y cuando estoy cortando pequeños trozos de verdura, tocan la puerta.

- ¡Pasa Johanna, está abierto! –se abre la puerta y esa voz tan conocida para mí, me produce un calambre-

- No soy Johanna.

Dice Gale. 

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