Ultimo beso

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Vuelvo a la habitación convencida de mi decisión, convencida de que es lo mejor para los tres. Peeta está despierto, sentado en la orilla de la cama con la mirada fija en sus dedos, se ha puesto el pantalón pero sigue con el pecho desnudo y desde aquí alcanzo a apreciar las cicatrices de su cuerpo causadas por la misma persona que hoy nos separa. Jamás me ha contado cómo fue torturado a detalle, y tampoco yo se lo he preguntado… Pero supongo que eso ya no importa.

- Hola –su voz es un susurro apenas audible-

- Hola –la mía también lo es-

- Quiero… -su mirada se dirige a mí y encuentro en ella una profunda tristeza, oh no- quiero disculparme por mi arrebato de anoche, fue inapropiado, lo siento mucho.

- Yo también lo siento. –musito, estoy a punto de ponerle fin a mi matrimonio y me siento incapaz de moverme- Peeta, he estado pensando mucho y yo… yo pienso que… -me falla la voz-

- No! –exclama- Se lo que vas a decir y no, no es la única solución. Katniss yo… -lo interrumpo antes de que diga eso que me hará flaquear-

- Lo sé, yo también te amo Peeta, pero si es la única. Y si es que hay otra… no la veo.

- Podemos solucionarlo mi amor, podemos…

- No, no podemos. No es la primera vez que sucede y francamente no me siento capaz de soportarlo de nuevo en algunos meses. Entiende que nuestra situación esta afectándome demasiado, sabes que jamás cambiara, y ahora tenemos a Nadia, que pasara cuando crezca y se dé cuenta de lo que pasa? Peeta, yo se que nuestro amor es fuerte, pero no te engañes corazón, nada de esto va a cambiar. –las lagrimas comienzan a rodar por su rostro impasible- No me lo hagas mas difícil. –me acerco a él y me siento a su lado descansando mi cabeza en su espalda-

- Hay diez centímetros de silencio entre tus manos y mis manos… Una frontera de palabras no dichas entre tus labios y los míos, una tristeza que brilla entre tus ojos y mis ojos… supongo que la soledad no viene sola. Pero no te rindas Katniss, por favor no cedas. Aunque el frio queme, el miedo muerda, el sol de esconda y el viento calle… aun hay fuego en tu alma y vida en tus sueños. Quizás sea tarde para salvar mi alma, pero no me permitiré arriesgar la tuya. –entre lagrimas beso su espalda tiernamente, me duelen sus palabras, me duelen porque todo mi ser me está pidiendo a gritos que me quede, mas mi mente me dice que me largue- Por favor si no vas a cambiar de opinión, deja de besarme. –su cuerpo se tensa bajo mis labios y me detengo-

- Lo lamento. –susurro y en respuesta recibo un largo silencio-

- Todavía creo que nuestro mejor dialogo es el de las miradas –finalmente dice- Así que por favor, mírame.  –se vuelve y su mirada azul queda justo frente a la mía- Esto es lo que quieres?

- No… no lo quiero.

- Lo necesitas?

- A donde vamos a llegar con esto? Te he hecho daño, tú me lo has hecho a mí, cual es la razón de seguir juntos?

- El amor Katniss, tú no sabes como yo valoro tu sencillo coraje de quererme. Precisamente por esto, porque imagino cuanto puede doler quererme. –se detiene y el silencio se vuelve ensordecedor- No tienes idea de cuánto me odio por hacerte daño. –susurra- Pero aun así tengo que amarte, aunque esta herida duela por dos.

- Peeta, yo… necesito tiempo. –mis palabras se confunden-

- Ambos sabemos que si nos separamos, nos destruiremos.

- Necesito pensar…

- Está bien, puedo vivir con eso. –se pone de pie y me toma las manos- No olvides que te amo más de lo imaginable. –se inclina, me planta un beso en la frente y sale de la habitación-

Y aquí estoy yo de nuevo abatida, preguntándome si ese ha sido el último beso… cuando creía que tenía todas las respuestas, de pronto cambiaron todas las preguntas. Hace un rato me sentía tan segura de una decisión que tome sin premeditar todas las posibles roturas que iba a provocar. Debo aclarar todo, debo encontrar estas nuevas respuestas. Y pienso en una persona, la única persona que es capaz de ayudarme.

Haymitch. 

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