Despierto cuando aún no ha salido el sol, me siento ansiosa, incomoda, mareada y asustada. Voy a la habitación de Nadia, solo para asegurarme de que siga dormida tranquilamente. Se me ha hecho un habito revisarla, y se perfectamente porque es. Pienso en darme un baño, pero no quiero despertar a Peeta y me acuesto otra vez.
Caigo en el sueño, un sueño donde pierdo todo en el minuto en que pongo un pie en el Capitolio. Despierto gritando, sobresaltada y en un estado psicótico, ya que Peeta me toma por los brazos y me intenta despertar… pero yo lo confundo con mutos que intentan arrancarme a mi hija de los brazos. Cuando me calmo, me quedo en total silencio. Peeta me ve con los ojos muy abiertos, mientras se levanta y sale de la habitación. Vuelve unos segundos después con un vaso con agua y me lo entrega, yo con manos temblorosas lo acepto y apenas le doy un sorbo.
- Quieres platicarlo? –me pregunta y yo niego con la cabeza- Esta bien, pero aquí estamos, estamos bien y lo estaremos siempre. Recuerda eso mi amor. –me besa la frente- Iré a darme un baño, me acompañas? –no respondo, pero me levanto-
Nos bañamos juntos, no como algo sexual, sino como gran muestra del amor que él me tiene, me cuida y me ayuda… mientras yo atravieso por este trance que parece durar mucho más de lo normal.
Sé que tiene que ver con que hoy vuelva al Capitolio, pero no se lo digo, aunque seguramente él lo sabe. Después de secarnos y cambiarnos, Peeta baja a preparar el desayuno y yo término de guardar las cosas necesarias para el viaje, sobre todo la maleta de Nadia, que es quien lleva más ropa –Effie ha insistido-. Cuando despierta, la visto con el atuendo exacto que Effie me ha dejado, un blusón color rojo, pantalones tipo jeans y zapatos dorados, y claro… en la cabeza lleva una pequeña diadema dorada. A decir verdad, sus ojos destacan mucho con este rojo. Pero ella es preciosa así traiga un trapo.Desayunamos tranquilamente, y en punto de las 12 de la tarde, Haymitch toca en nuestra puerta para avisarnos que debemos irnos al aeropuerto, hace unos años que lo construyeron, no es como que los ciudadanos lo usen, quienes viajan lo hacen en tren. Pero se decreto que cada distrito debe contar con uno. No es muy ostentoso, tiene una pequeña sala de espera y un punto de aterrizaje que puedo ver a través de las ventanas enormes de cristal. Un rato después nuestro aerodeslizador llega y subimos en el, un escalofrió me recorre el cuerpo y me obligo a mi misma a avanzar. Los han cambiado, ya no son como naves militares, ahora son blancos y con luces. En el centro tienen 5 filas de 5 asientos cada una y estos son acojinados. El personal lleva nuestro equipaje a otra sección y nos pide que nos pongamos los cinturones. Han puesto una silla especial en el asiento de Nadia, para que el cinturón pueda ajustarse adecuadamente. Y entonces, estamos volando.
Después de un rato nos dicen que si deseamos podemos quitarnos el cinturón y nos ofrecen bocadillos y bebidas. Nadia bebe leche con chocolate en paz mientras Peeta le cuenta una historia sobre algo que no alcanzo a escuchar. Haymitch nos ha hecho un favor a todos y se sentó en el último asiento a dormir ruidosamente. Effie lee un libro acerca de belleza, creo. Y yo hago nada, pero pienso en todo. No puedo creer que este volando hacia el lugar que me arrebato a mi hermana, y me mando dos veces a morir en una arena. Sé que ya no es la misma, pero aun así no puedo evitar pensar en cuanto dolor me ha provocado el Capitolio. ‘’Snow esta muerto Katniss’’ me repito como un mantra. ‘’No puede hacerte daño’’ suena en mi mente, pero me es imposible creerlo del todo. Una parte de mi esta terriblemente horrorizada por este viaje, mientras que la otra está molesta con los brazos cruzados por haber accedido a venir.
Me levanto y voy al baño, debo perder un poco la calma sin que nadie me vea. Cierro la puerta detrás de mí y me recargo en ella de espaldas, abro la llave del agua y sin separarme de la puerta, mojo mi mano y me la llevo a la cara. Que frustrante es esto, que malditamente frustrante es. Con ambas manos tomo agua y me mojo el cabello, siento calor. Pero claro, el embarazo me hace sentirme así. Cuando creo que he tardado más de lo considerable, vuelvo a mi asiento y veo a Nadia y Peeta dormir como una roca. Quizás también debería dormir yo, pero sé que me será estúpidamente imposible. Así que me limito a simplemente cerrar los ojos y evitar pensar, lo cual sorpresivamente me funciona. Cuando vuelvo a abrir los ojos, veo la cuidad muy cerca. Vale, quizás deba volver a cerrar los ojos. Esta vista no me trae ningún buen recuerdo.
Pero cuando abro de nuevo los ojos es porque estamos a punto de aterrizar, todo mi ser se aferra a estos últimos momentos de paz, una vez que deje este aerodeslizador, estaré de pie en el Capitolio y no me siento entusiasmada por ello. El personal sale con nuestras maletas y nosotros le seguimos, Peeta se echa en el hombro a nuestra hija quien sigue durmiendo, y un Haymitch más fresco se nos une junto a Effie. Bajamos los escalones y solo el aire me provoca escalofríos y espasmos de dolor. No nos hacen pasar por el aeropuerto, allí en el lugar de aterrizaje tiene un auto donde nos hacen subir.
Lo peor sucede cuando al salir del lugar, un mundo de personas reunidas comienza a gritar de júbilo cuando nuestro auto sale. Tocan las ventanas, toman fotos y gritan nuestros nombres. Pero que es esto?
- Qué pasa? –pregunto aterrorizada-
- Son admiradores Katniss. –me dice Haymitch-
- No recuerdas como fue en el tour de la Victoria? –continua Effie-
- Si… -susurro- Pero no era nada como esto. –observo por la oscura ventana la escena que sucede alrededor, me atrevería a decir que son miles de gentes eufóricas por nuestra llegada-
- Bienvenida al Capitolio. –dice Peeta y su comentario me molesta-
Conforme avanzamos-lentamente- por la calle, más y más gente aparece y yo comienzo a sentirme sofocada, estar embarazada no ayuda en esto, en realidad nada podría ayudar en esto, es totalmente repugnante. Decido dejar de ver y me concentro en mis dedos, no pienso ver nada más. Pero entonces cuando nos detenemos, la multitud de acerca al auto y comienzan a golpearlo. Me paso ambas manos por el cabello y respiro agitadamente, el chofer sale del auto e intenta débilmente en apartar a las personas, pero solo el movimiento del auto las aleja. ¡Qué locura!
Vagamente me pregunto cómo es que la presidenta Paylor permite este tipo de cosas, pero entonces recuerdo que ahora es un Panem libre. Aun así, estas cosas no deberían suceder.
‘’Bienvenida al Capitolio’’ retumba en mi cabeza.
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Siluetas
FanficDespués de la guerra, Katniss decide poner en orden sus sentimientos y se enfrenta ahora a su amor por Peeta.