Nuevos recuerdos, nueva vida.

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Me veo a mi misma correr en medio de las tinieblas, entre los restos de un incendio que me hacen constantemente tropezar. Solo hay oscuridad, nada más. Me veo a mi misma acostada en la cama de un hospital. Cuanto tiempo ha pasado? 20 minutos? 20 horas? 20 días? En una habitación sin ventanas, ni reloj, el tiempo parece un lujo que no podía afrontar. Me recordaba a mi misma que en cualquier momento, mi tiempo podía acabarse. Clic, clic, clic, se prenden las luces fluorescentes. La adrenalina corría por mi cuerpo, mis músculos estaban tensos, mi corazón latía locamente en mi pecho.

Desesperación, miedo…. Oscuridad.

Despierto en una habitación completamente blanca y llena de luz, vagamente me pregunto si he muerto. Luego recuerdo la razón por la que estoy aquí… NADIA! Quiero tocarme el vientre, pero mis manos no me responden. Estoy paralizada. La intravenosa que tengo en el brazo me está lastimando. No puedo quitármela. Me duele. Siento dolor en todo mi cuerpo. Una punzada en mi abdomen me llama la atención. No recuerdo nada. Pasan los minutos como si fueran años y aun nadie viene a verme. Me pica el cuello, siento mucha ansiedad, me pregunto vagamente si debería gritar para que vengan. No creo tener la fuerza necesaria para gritar. ¿Esto es real?

Siento que los ojos se me cierran, debo estar anestesiada. Me duermo. 
Entre sueños escucho voces a mí alrededor, quiero decir algo, no me puedo mover, no puedo hablar, me siento paralizada y aterrada. Donde esta mi bebe? Me rindo, me vuelvo a encontrar en medio de lanada en una profunda oscuridad. 

Escucho un sonido constante, parecido al de un despertador, levanto mi mano para apagarlo. Abro los ojos de golpe, puedo moverme! La oscuridad ha acabado en medio de una habitación llena de luz y flores. Pongo mis manos frente a mí, no tengo la intravenosa. Intento levantarme y el dolor del abdomen me lo impide, son puntadas, me duelen y me rindo. Porque nadie ha venido a verme? Recuerdo vagamente que escuche voces entre sueños. Y justo en ese momento, una enfermera entra y al verme despierta, sonríe.

- Bienvenida de vuelta Sra. Mellark.
- Que ha pasado?
- Usted tuvo una hermosa y muy sana bebe.
- Donde esta? -frunzo el cejo- 
- Esta en los brazos de su padre, no sabíamos que usted ha despertado.
- Que paso? Porque no recuerdo nada?
- Bueno, usted fue ingresada a quirófano porque su bebe venia en una mala posición y el cordón umbilical venia enrollado en su cuello. Fue por eso que se le practico la cesárea, pero usted tuvo metrorragia postparto, eso quiere decir que perdió mucha sangre que viene del sitio de implantación de la placenta. Afortunadamente, los médicos actuaron muy deprisa para regularizar su estado y lo lograron. Pero usted estuvo anesesteciada completamente  durante el tiempo que duro la cirugía , y por eso no recuerda nada. Ha estado dormida por 2 días.
- Dos días?
- Si, se le administraron medicamentos fuertes para tenerla en ese estado, su esposo ha estado muy preocupado. -me dice mientras revisa unos papales- 
- Me he perdido los dos primeros días de mi hija… -digo en tono triste-
- Señora Mellark, lo importante es que ambas están aquí completamente sanas. Lo que haya pasado, ya no importa ahora. –se que tiene razón, asiento y sonrió- Bien, ahora es tiempo de que conozca a su hija. –sale de la habitación y siento mil emociones, voy a conocer a Nadia-
- Mi amor… -veo a Peeta de pie en la puerta con nuestra hija en brazos, con una enorme sonrisa se acerca a mí y dejándome ver el rostro de la bebe, dice- Es tan preciosa como tú.
- Peeta… -las palabras me fallan para poder describir lo que siento en ese momento, Nadia es perfecta, absolutamente perfecta y verla allí dormida en los brazos del amor de mi vida… no hay palabras-
- Lo sé. Quieres cargarla?
- Si.
- Cuidado con su cabeza… -Peeta cuidadosamente pone a Nadia en mis brazos y una electricidad me recorre la espalda, soy madre, soy madre de este pequeño ser que tengo justo aquí. Las lágrimas comienzan a inundarme los ojos, la alegría irradia en mí, todo está olvidado… la llama de dolor y miedo que vivía dentro de mí, se ha apagado al compararse con el resplandor de este momento. –
- Somos una familia.
- Así es, gracias mi amor, gracias por hacerme el hombre más feliz. Las palabras no expresaran lo que siento por ti, lo agradecido que estoy contigo por amarme, por darme una familia y regalarme la felicidad entera. Eres mi vida, mi principio y mi final. Te amo. –inevitablemente lloro y el delicadamente seca mis lagrimas-
- Te amo Peeta, y yo también debo agradecerte a ti… por amarme desde el principio y por jamás rendirte conmigo. Gracias porque día a día me enseñarte que la vida puede ser mejor, y que después de la tormenta, el sol brilla como nunca. Le has dado un sentido a mi vida, aun cuando parecía no tenerlo. Francamente, no veo como hubiese sido mi vida sin ti. Pero agradezco infinitamente, que seas tú quien está aquí, a mi lado, con esta preciosa bebe.
- Nuestra bebe.
- Si, nuestra hija. –se acerca a mí y me planta un beso casto en los labios- A que es perfecta? –digo viendo dulcemente a mi hija-
- Como su madre, aunque ha sacado mi color de ojos… son azules.  
- De verdad?
- Si, cuando despierte, las veras. Son preciosos.
- Como los tuyos. –sonríe y se sienta en una silla a lado de la cama- Que ha pasado en el tiempo que estuve inconsciente?
- Tu madre ha estado la mayor parte del tiempo aquí, solo que hace un rato se fue a descansar un poco. Effie y Haymitch han venido a visitarte, pero cuando supieron lo ocurrido… se fueron y dijeron que prefieren regresar cuando estés bien. Haymitch dijo que prefiere conocer a su sobrina cuando ambos padres se la presenten.
- Haymitch siempre siendo extraño.
- Si… pero aunque fue extraño, me pareció interesante su razón.
- Y… cuando me dan de alta?
- No lo sé, algunos días más.
- ¿DIAS? Ya sabes que no soporto los hospitales, quisiera irme de aquí lo antes posible.
 - Bueno, no sé que piensen los doctores. Además...
- Me siento bien, no veo razón considerable por la cual deba quedarme más tiempo.
- Voy a hablar con el doctor en cuanto lo vea, está bien? –no me convence, es obvio que Peeta se preocupa por mi y si fuera por él, me dejaría aquí hasta que pase la cuarentena, lo conozco-
- Está bien.
- Como puedes verte tan hermosa aun usando esa bata?
- Siento que me veo fatal.
- Oh no, estas preciosa.
- Quizás es la alegría de verme.
- Sabes… hace dos días, creí perderte nuevamente, cuando me entregaron a Nadia y me dijeron que perdiste demasiada sangre, sentí como mi alma abandono mi cuerpo. Katniss, tuve un miedo atroz que aumentaba cada segundo sin tener noticias de ti. –las lagrimas comienzan a quemarle los ojos- Cuando el doctor finalmente sale y nos dice que todo salió bien, respire y llore, llore todo lo que no había llorado antes por estar en un shock paralizante.
- Lo siento…
- No mi amor –dice alcanzando mi mano- no debes disculparte, no fue tu culpa.
- Siempre te hago pasar un infierno.
- Yo te lo he hecho pasar también. –dice e inmediatamente se a que se refiere, a cuando me dejo-
- Pero ahora todo está bien, vamos a ser buenos padres.
- Los mejores. –dice sonriendo-

No lo dice, ni yo tampoco. Pero este día, es el mejor de nuestras vidas. 

SiluetasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora