Punto aparte

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Han pasado 2 semanas desde que Peeta se fue, no sé como esta, tampoco sé donde se está quedando, ni que hace, pero solo pido porque está bien. Sé que aun no debo buscarlo, eso lo alteraría más y si no ha vuelto es porque aun no está listo. Tengo la esperanza de que Haymitch lo esté ayudando, aunque tampoco me atrevo a visitarlo porque puede ser que Peeta se esté quedando con él y Effie, ninguno de los dos me visita. Así que aquí estoy yo sola con ahora 6 meses de embarazo.
Sé que no puedo sentir coraje, no es su culpa, pero me siento tan sola, vacía llena de miedo, en las noches de soledad su recuerdo es lo único que me mantiene cuerda, aunque no puedo evitar pensar en todo lo que he perdido. Me hacen falta sus besos y abrazos, el sonido de su voz, el latido de su corazón y el ritmo de su respirar.
Cada noche me despierto sobresaltada, empapada en mi propio sudor, entre gritos y lagrimas… Pero ahora Peeta no estaba para calmarme; ahora sufro sola en mi agonía.

Estoy de pie en nuestra habitación viendo tristemente lo vacio que se ve ahora, deseando que pronto este a mi lado. Tomo un baño, esto que está pasando no me puede derrumbar a mi también, debo ser la fuerte aunque se me este consumiendo el alma.
Es una bonita mañana de verano y hoy llega mi ropa de maternidad que Effie me ordeno, así que me dirijo a la estación. Mi vientre es tan enorme que caminar hasta allá me hace sudar. Voy directo a recoger mis cosas y me dicen que el paquete será enviado directamente a mi casa, así que me esforcé para nada.

Tomo un descanso en una banca y me pongo a apreciar los arboles renaciendo y me es imposible no pensar en el diente de león.
Alguien me toca el hombro y dice ‘’Hey Catnip’’ mi corazón se acelera y cuando miro sobre mi hombre, allí esta Gale de pie, aquel que alguna vez fue mi mejor amigo. Siento mucho miedo, esto no es lo mejor para mí en estos momentos. Se ve tan diferente, definitivamente ya no es el chico que solía conocer, se ve mucho más grande y maduro, bien vestido… es obvio que su trabajo en el 2 le está dando frutos. Y entonces recuerdo nuestra conversación por teléfono y vuelvo a la realidad

- Que haces aquí Gale?
- Vine a presentarme en algunas clases de la escuela.
- Oh.
- Y tú qué haces aquí? No esperaba encontrarte.
- Puedes apostar que yo tampoco, vine por un paquete pero ya me voy.
- Espera… quiero disculparme por cómo me comporte por teléfono, no tengo justificación, era solo yo siendo un idiota.
- Sí bueno, disculpa aceptada… Gale en serio debo irme.
- Peeta se molesta si te tardas?
-Aquí va de nuevo con esos comentarios que me sacan de quicio- No, pero es un camino largo y cómo puedes notar, me canso bastante con esta enorme barriga.
- En tu estado no es bueno que andes sola.
- No estoy enferma.
- Igual, te voy a acompañar. Vives en la aldea no? 
- Si aunque ya no en mi casa, me mude con Peeta. Pero no es necesario que me acompañes.
- Insisto.
- Bueno. –le contesto y comenzamos a caminar camino a la aldea-
- Y Peeta? Como esta?
- Bien. –no le daré motivos para burlarse de él en mi cara- Y tu… hiciste familia?
- No. –dice desinteresadamente-
- Creí que lo primero que harías seria tener esposa e hijos.
- Supongo que no encuentro a la indicada.
- Creo que despues de todo, las probabilidades estuvieron a mi favor. 
- A que te refieres?
- A que no puede encontrar a alguien mejor que Peeta. –eso es, una bomba para cobrarme la otra bomba-
- Si, vaya hombre. Y a todo esto, donde esta?
-ahora si me agarro en curva, no sé donde rayos esta- En la panadería.
- Sigue siendo panadero?
- Si, es lo que le gusta hacer.
- Ya veo.
- Bueno, aquí ya estamos cerca de la aldea. Gracias por acompañarme.
- No me invitaras a tomar algo?
- No, debo pasar con Haymitch y Effie.
- Ah, tus amigos. Bueno, espero verte de nuevo antes de irme.
- Aja. –contesto y me doy la vuelta para irme directo a casa con toda la tensión sobre mi-

Cuando entro a la casa, me lavo el rostro con agua fría y me veo al espejo, soy una ruina.
Acabo de pasear por el distrito con un hombre que ahora desconozco, que odie durante años, que inconscientemente tomo la vida de mi hermana. Siempre tuve diferencias con él, pero nunca llegue a imaginar que nuestra amistad terminaría de esta manera, siento tanto coraje, una parte de mi lo culpa ahora por la recaída de Peeta. Sé que debo dejar pasar todo, pero me es tan difícil. Me siento tan cansada de constantemente ser atacada mentalmente.
Desde que supe de mi embarazo todo ha ido de mal en peor, ni siquiera me atrevo a hablar del miedo que siento cada vez que mi bebe se mueve dentro de mí. Me aterra y hago lo que puedo para ahogar un grito cada vez que me patea. Agregando a eso, que Peeta se fue y Gale regresa, mi estado no es el mejor. Cualquier día me dará una crisis nerviosa y entonces si perderé la cabeza.
Yo debo tomar la situación de mi esposo en mis manos, pelear por lo que es mío, yo lo necesito a mi lado más que nunca. A quien quise engañar antes? Yo no puedo con esto sola. Incluso mi bebe no puede, Peeta es quien solía cantarle o hablarle, yo apenas puedo soportar el hecho de que este dentro de mí. No lo odio, es que lo amo tanto que tengo miedo, miedo de su futuro. Miedo a que llegue un día donde se entere la pesadilla que vivimos, como puedo contarle sobre ese mundo sin asustarlo a muerte?

SiluetasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora