Ha pasado una semana desde que volvimos de nuestro breve, pero bastante agotador viaje al Capitolio. Y yo solo he estado en cama, porque me he estado sintiendo muy mal. La doctora me recomendó descanso absoluto y Peeta se tomo muy enserio sus palabras. No hace más que mantenerme acostada a toda costa, Effie como siempre, se ha ofrecido a cuidar de Nadia. Me dijo que de tiempo completo, pero francamente no puedo, necesito a mi hija conmigo.
Pero a pesar de todo no me quejo, es algo sobreprotector pero me gusta, me hace sentir amada y protegida, algo que nunca había experimentado en mi adolescencia, yo era quien protegía a mi familia y ahora que tengo a Peeta a mi lado, puedo sentir eso que me hizo tanta falta en aquellos años. Después de todo tan solo soy una humana, con necesidad de cariño, con necesidad de esa persona que te ame incondicionalmente y no puedo imaginarme la vida sin él ahora, sin sus caricias, su calor y la dulzura de su voz de terciopelo. Me habían dicho que cuando te embarazas comienzas a sentir desinterés por tu pareja, pero a mí me pasa lo contrario, me siento mucho mas apegada a él en estos momentos. Y lo disfruto bastante.
- Tienes hambre? -me pregunta Peeta desde la puerta del baño mientras se abrocha la camisa-
- -suspiro- no.
- Estas cansada?
- Si, solo quiero dormir todo el día. -me estiro-
- Pues hazlo.
- Sabes que no puedo, tengo cosas que hacer. -tomo fuerzas para sentarme- donde esta Nadia?
- Abajo, jugando con el tío Haymitch.
- Iré a verla antes de que se la lleven, pásame mi bata por favor. -Peeta toma la bata de seda del respaldo de una silla y me ayuda a ponérmela-
- Te ves hermosa, sabes?
- A mis casi 5 meses de embarazo? -intento peinarme el cabello con los dedos-
- Siempre.
- Claro. -salgo de le habitación y me dirijo a ver a mi hija-
Tras el desayuno, subo a darme una ducha rápida y vuelvo a la habitación a leer, pero en algún momento el sueño me vence y me quedo completamente dormida. En mis sueños hay una niña en un vestido blanco, está bailando, las flores a su alrededor se mueven al ritmo que ella toma. El cielo está completamente azul y todo es demasiado brillante. Quiero acercarme a la niña para verla mejor, pero mis piernas no me responden y cuando finalmente me rindo, la niña desaparece. Katniss, Katniss, Katniss... comienzo a escuchar que alguien me llama, pero la pesadez de mis ojos no me deja despertar. Katniss... escucho con más claridad, es Peeta. Vuelvo a la realidad.
- Uhm... -es lo único que sale de mi-
- Mi amor, que tienes? -su voz me inunda los oídos, oh su dulce voz-
- Peeta... -susurro-
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Siluetas
FanfictionDespués de la guerra, Katniss decide poner en orden sus sentimientos y se enfrenta ahora a su amor por Peeta.