Otro camino

2.1K 106 15
                                    

Esa madrugada despierto y los flashbacks de la noche anterior me provocan nauseas, me apresuro a llegar al baño y dejar salir todo y me arrastro de nuevo a la cama, al notar que Nadia no está aquí. Seguramente Effie se la llevo, y eso me hace llorar aun más. De nuevo deje fuera a mi hija, de nuevo mi dolor provoco un alejamiento entre nosotras. No logro dormir, y mi estomago aun esta revuelto por lo que acaba de vaciar, bajo a la cocina para beber agua y me llevo el susto más grande mi vida al ver a Peeta de pie en la sala.

- Lo siento, no quise asustarte. –dice calmadamente-

- Que haces aquí? –mi voz suena calmada también-

- Decidí volver a casa, Haymitch dijo que es lo mejor… Pero si no te parece…

- Eso dijo Haymitch? -me sorprende- 

- Si, anoche después de nuestra discusión, el salió a hablar conmigo. Escucho toda nuestra conversación Katniss. –de pronto me siento avergonzada por todo aquello que dije-

- Peeta…

- No, déjalo. Yo también he dicho cosas que… -lo interrumpo-

- Lo siento, de verdad. –se acerca lentamente a mi calculando su distancia, y yo retrocedo, baja la mirada al suelo y cuando me vuelve a mirar, su mirada es la misma de siempre- No era mi intención decir todo eso, yo estaba… -antes de siquiera detenerlo, ya me encontraba aprisionada contra la pared y su cuerpo, me paso por la mente la posibilidad de que quizás intentara matarme, pero en lugar de eso, crea un camino de besos por mi cuello con demasiada desesperación- Peeta…

- No, no digas nada, pero no me rechaces. –dice sin aliento- déjame hacerte mía, déjame descargar todo esto que me está consumiendo. –no entiendo porque descarga su frustración con sexo, pero al volver a sentir esa necesidad de calor humano, mi cuerpo y mente se vencen ante el deseo de ser poseída por el-

- Quédate… quédate toda la vida. –susurro antes de perder conciencia ante el placer-

Es increíble como el poder de la carne vence a la mente, pero lo hace. Lo confirmo cuando me encuentro gimiendo de placer al tener a Peeta hundiéndose una y otra vez en mi, aun sin saber que vendría después.

Despierto empapada de sudor entre los brazos de Peeta, con cuidado me suelto de su agarre y voy al baño. Mientras me veo al espejo intento de imaginar los diferentes escenarios que están por venir… quizás se vaya, quizás se quede, pero, con qué términos? Estoy dispuesta a dejarlo regresar solo para que después se vuelva a ir? No. Ya no tengo fuerzas suficientes para eso. Si vuelve a mí, ya no habrá más oportunidades. ‘’Y porque debería de haberla ahora?’’ me dice mi subconsciente.

Y sé que tiene razón, por más que suplique que no me abandonara, lo hizo y no fue solo una vez. Me aferro al lavabo con la esperanza de aclarar mi mente y sentimientos, pero entonces entendí que aunque lo amaba, tenía que elegir otro camino. Ya no era sano para ninguno de los dos estar viviendo de esta forma, se que el sufre también y si seguimos con esto, a la larga vamos a lastimar a nuestra hija como consecuencia. Jamás imagine que Snow acabaría destruyendo mi vida a pesar de su muerte hace ya varios años.

Pero lo hizo, se destruirá una vez que le diga a Peeta mi decisión, nuestra separación será algo por el bien de ambos. Sé que el poda rehacer su vida, quizás yo pueda irme de aquí junto con Nadia y dedicarme a ella de tiempo completo, ya que imaginarme con otro hombre es algo impensable. Sé que puedo hacerlo, puedo superar el dolor que esto me va a causar. Aunque no estoy segura de que va a quedar de mi una vez que me destruya el adiós. Seguramente lo poco que soy se va a quebrar de una forma en que jamás se puedan unir los pedazos de nuevo. Pero realmente mi alma y corazón es lo que menos me importa. Es mi hija quien me preocupa, y Peeta… nada más.

He pasado por el dolor, he vivido día a día con él, se como quema y como esa flama ardiente jamás se apaga. Baja su intensidad en ocasiones, pero solo falta un alterante para reavivarla más que nunca y justamente eso pasa. La pregunta aquí es ¿estoy dispuesta a avivarla de una forma en la que jamás se calmara? Tengo que hacerlo, no hay otra salida. Estoy consciente del precio que voy a pagar, pero estoy dispuesta a enfrentarlo. Debe ser ahora que me siento capaz.

Es hora de decir adiós. 

SiluetasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora